miércoles, agosto 30, 2006

Essence of a man


La cosa es así:
Como tengo buena vista los veo de lejos, los clasifico por la forma de vestir, el porte, el pelo...si vienen fumando quedan inmediatamente descartados.
Nada me gusta menos en un hombre que esa mezcla de nicotina pegada al espíritu que tienen esos que fuman descontroladamente.
Y como no sé si es de esos o de los que fuman en forma ocasional prefiero descartarlos de una.
Cuando me cumplen los requisitos los comienzo a observar así como a unos veinte pasos de distancia, a medida que se vienen acercando... entonces me preparo (esto no es fácil), tomo una gran cantidad de aire, la boto, inspiro y expiro unas tres veces, primero cortito y luego más lento, digamos para limpiar las fosas nasales, algo así como tomarse una soda antes del café.
El encuentro es inminente, se acercan a veces lento, otras más rápido (siempre estoy preparada para ambos casos) y en la medida que se acercan comienza el scanner...formas, modos, ojos, sonrisas, hombros, estilo, ropa, el cabello siempre importante, bien cuidado, brillante y si es largo tanto mejor...
Entonces, cual Grenouille de Suskind me preparo ante la vibración inminente de aquel momento sublime, único e irrepetible en que un hombre, cualquiera sea, pasa por mi lado con esa mezcla feroz de animal salvaje y seductor apacible dejando tras de sí la estela de su esencia desatada contada y descrita en los mil fragmentos de aromas mezclados entre sí que le otorgan al macho de nuestra especie el inconfundible olor de la procreación...

Y así permanezco un instante, con los ojos cerrados, sostenida, seducida y embriagada, tratando de sostener en mi respiración cada extracto de quien acaba de pasar imperceptible por mi lado... me quedo entonces en ese aroma suspendida como queriendo saborear hasta el último cada fracción de su esencia, la siento, la huelo, la husmeo intentando separar y reconocer cada molécula para percibir el origen de cada uno de los componentes de esa mezcla deliciosa de todos los aromas de un hombre... el cuerpo, los labios, el cabello, las fragancias, el pecho...todo.
Y lo logro, no sé como lo hago pero siempre lo logro.
Y jamás me equivoco, bueno, supongo que jamás me equivoco o sueño quizá haber hallado sin temor a errores el origen de cada esencia... entonces se transforma en una fiesta de los sentidos y en un regalo a la poesía.
Lo cierto es que no es algo que haga a diario de lo contrario perdería toda originalidad el experimentarlo. Suelo hacer este juego en ciertos días en que mi sensibilidad se halla perfectamente efervescente. No pocas veces por cierto.
Pues así es la cosa, no importa la edad ni el estilo ni la raza, nada importa cuando surge esa magia especial que tiene tras de si un hombre y que solo las mujeres con nuestro sentido número 6 (o 7 u 8) podemos percibir...
Es inevitable la tentación, aunque altamente dominable, sin embargo jamás renunciaré al embrujo de los aromas de los hombres, los cientos y miles que pasan por mi lado cada día, al embrujo de su secreto encanto, a las mezclas narcóticas de perfumes y aceites naturales que se mezclan y desprenden a su paso capturándome y cautivándome en esta jungla asesina de pieles y deseos anónimos que nacen y se esfuman en un instante prodigioso, en el momento exacto y fugaz de un amor que nace y muere fulminante en el relampaguear dulce de unos ojos que se cierran en el secreto e íntimo momento de sentir al pasar la esencia deliciosa, humana, terrestre y perfectamente alcanzable como lo es el aroma de un hombre.

Y sé que las mujeres me entenderán.

jueves, agosto 24, 2006

Cuando yo te amaba...

Cuando yo te amaba sentía que tenía el mundo por delante, te miraba ahí sobre el escenario contorneándote con ese pelo maravilloso y esos ojazos repintados ... cuando todas gritábamos como locas y bailabamos desquiciadas al ritmo de los 15 años.
Era lindo cuando te amaba, cuando escuchaba a los demás decir: "Pero si éste es un maricón", y bueno, no sé ni lo sabré, pero si lo hubieras sido, habrías sido en ese minuto el maricón más exquisito de la tierra.
Fue por esa época deliciosa cuando di mi primer beso con el bajo de "Cuando pase el temblor" pisoteándome las sienes, cuando arrancábamos de los pacos después de gritar consignas en las peñas, de rajarnos las voces de tanto corear la muralla, el largo tour o la era pariendo y tomar navegaos debajo de un poncho...
Fue cuando te amaba cuando me arrancaba con la Orietta de las clases de matemáticas para irnos conversando por el bandejón central de la Alameda hasta la feria artesanal del Santa Lucía donde dábamos treinta vueltas y no comprábamos nada, no solo porque no teníamos plata ni porque conversáramos mucho sino porque la verdad verdad no tenía ningún interés en llegar a casa temprano, a esa casa que una vez estuvo colmada de amor y en esos años ya se empezaba a aventurar la decadencia y el llanto.
Fue por esos años en que te amaba que se ahorcó el Wildo, que loco, siempre pensé que se había matado por mi, después supe que algo de eso hubo, pero que en el fondo el Wildo adolecía de todo lo que tantos adolescentes adolecían por esos años, violencia, carencias, falta de oportunidades, hogares desintegrados...porque ese tiempo Gustavo, ese tiempo dolió en las venas a mi generación idealista, dolió a las familias de muchos que no supieron nunca jamás donde quedaron miles de seres queridos que fueron un día detenidos y jamás volvieron a ver. Dolió en las venas, en las sienes nuevas, en los bolsillos el tener que patear piedras depués de salir del colegio porque a la perra, a la perra mi querido, la seguimos pateando muchos de los de esa época.
A lo mejor tú ni te enteraste...o capaz que sí, seguro que sí, y tu forma de acompañarnos fue así con tu música y tu sonrisa de la que tantas nos enamoramos.

Yo de verdad te amaba, te lo digo, cuando soreías sensualote con ese peinado nuevo que después todos comenzaron a imitar...
Por estos días te he visto de nuevo cantando un temita lento de esos parecidos a los que cantabas en esos años, "Crimen" sé que se llama, estás más viejo, estás igual de lindo, algo pelado, claro, pero bueno...con los años se entiende y se perdona, aunque así entre nos... no sabes cuánto extraño tu chasca sicodélica y los pelados a mi, a mi la verdad, no me gustan nada, pero bueno, éste eres tú, así, tal cual...nunca te lo dije y ya ves, los años pasan y uno se va ocupando de otras cosas... y el mundo da vueltas y quién sabe, en una de esas, Gustavo querido, nos encontremos tú y yo algún día en algún café, nos fumaremos unos de esos que dan risa... y echaremos la tarde conversando de esos años lindos, de los tuyos, de los míos, de esos años ochenta de recuerdos y de dolores, de esos años... en los que yo te amaba.

sábado, agosto 19, 2006

Le petit prince

La noticia del cambio de guaguas en Talca me dejó medio con el corazón alborotado, la sangre en un hilo y el ánimo mal dispuesto.
Hay noticias terribles todos los días, mucho por qué sufrir y caldear el genio, sin embargo, cuando una de ellas involucra tanto el afecto me queda como un nudo raro en la garganta que me dura mucho tiempo y me cuesta desatar, es como un nudo del alma y del corazón juntos.
Nuestras peores pesadillas siempre están relacionadas con la muerte, pero sin duda alguna, las peores de todas siempre se relacionan con los hijos, como perderlos. Perderlos con la muerte debe ser devastador, pero perderlos en vida supone también un dolor difícil de imaginar.
Cuando mi pequeño príncipe nació yo tenía 17 años, guagua con guagua me decían, y cuando lo vi la primera vez mi primer sentimiento fue de devolverlo, cambiárselo a alguien, salir corriendo...era feíto como el diablo, en nada parecido a los rasgos de mi familia (todos blancos y rubios), sin embargo, pasados solamente dos minutos comencé a observarlo con paciencia y resignación, con la certeza de que era ése mi bebé y no otro, de que tendría que apechugar no más con la guaguita quie había traído al mundo, comencé a observar milímetro a milímetro su pequeña piel, a contarle sus dedos, a darle un besito, el primer besito, que difícil..., a tocarlo, las patitas, el pelo, las orejitas, y supe apenas dos minutos después de nuestro primer encuentro que ese botón morenito era completa y absolutamente mío, que tenía al fin mis labios y en su maraña de pelos descubrí también mis eternos rizos, el mismo pelo crespo.
Supe en ese minuto que nada en el mundo nos separaría jamás, que entre él y yo había un vínculo eterno e indestructible y que jamás nadie en el mundo entero podría jamás separarme de su pequeña piel morenita y brillante...igual que su papá.

Por eso me dolió saber que en Talca, un día cualquiera le dijeron a una mamá, después de 11 meses de nacido, que hubo un "lamentable error", que su hijo no era suyo sino de otra, que habría que hacer pruebas, que se castigaría a los culpables, que lo lamentaban, que los hijos debían ser cambiados nuevamente y regresar a sus familias de origen...
¿Lamentable? ¿Doloroso ¿Insólito? Nadie sino ellos mismo saben cuan lamentable, cuan doloroso y cuan insólito este espanto terrible puede llegar a ser.
Mi principito está a punto de cumplir 18 años y cada vez que lo miro lo veo como en ese primer momento cuando lo llevé a mi pecho por primera vez y se agarró como un imán a beber de su leche, cuando supe que era mío desde ese día y para siempre, aunque se vaya un día y me cristalice el alma, cuando parta con sus propias alas, seguramente muy pronto a cumplir sus sueños con el mismo amor con el que ha sido siempre criado...porque en eso anda por estos días, sentado en esa ventana de su sala planificando su futuro brillante, mirando su mañana, edificando sueños, a punto de terminar el colegio, de entrar a la universidad y de seguro lo logrará.
Siempre agradezco a Dios que las enfermeras me hayan mirado ese día con ternura y no me hubieran hecho caso cuando les dije en un puchero sollozante que mi guaguita no me gustaba, que era feíto, que mi mamá se iba a enojar cuando lo viera, que mi papá quería una guaguita rubia...y ellas solo sonrieron, me miraron como la niña pequeña que todavía era, me acariciaron la cabeza, me acomodaron a mi bebito al pecho para enseñarme a amamantarlo y sonriendo me dijeron: "Míralo bien mamita, es tu hijo... y es un hermoso Principito".


miércoles, agosto 09, 2006

Band of Brothers


Como una cofradía, algo así como más que una hermandad es lo que somos junto a estos cuatro, ya ni me acuerdo cuando nos tomamos esta foto, seguramente la tomó el Gonzalo porque es el único que no aparece allí, además fue tomada con un celular que seguramente era el de él.
Y no me acuerdo cuando la tomaron porque fotos como éstas nos hemos tomado en miles de ocasiones, de hecho cada vez que nos juntamos tratamos de posar juntos.

Soy la mayor de los cuatro y la única que no usa anteojos, siempre les digo que fui hecha con los mejores materiales...pero hay algo que nos une más allá del amor de hermanos, de la historia compartida o de la infancia felíz, es lo que llaman la fuerza de la sangre. Y hay que ver comotira la nuestra.

Cuando nos juntamos todos somos como de esas bombas atómicas que cuando caen mandan así como una onda expansiva en donde todo lo que nos rodea deja de existir...las parejas, las vidas de cada uno y hasta los hijos, hablamos entre todos el mismo idioma, nos reímos de las mismas cosas, nos miramos y nos entendemos, siempre e inmediatamente.

Claro que cada uno tiene su preferido, el Gonza se lleva mejor con la Valen (obvio, son los más chicos) yo con la Gloria, (obvio, somos las más grandes) el Fernando con la Gloria, el Gonzalo conmigo, la Valen con el Fernando y así...

Nunca he entendido mucho a esos hermanos que hablan mal unos de otros, que se pelean por una estupidez y no se hablan en meses e incluso en años...yo no podría, si me llego a enojar con uno de ellos la siguiente vez que lo veo ya he olvidado el enojo, y estoy segura que a ellos les pasa igual.

Se dice que se escribe mejor desde lo tormentoso...supongo que algo de eso me está pasando, ando hace semanas como con una alegría atragantada en el cogote que me tiene en un estado de felicidad sostenida, algo así como si me hubiera sacado de encima uno de los pesos más grandes que me había tocado cargar sobre los hombros. Lo podría asimilar a cuando a uno se le ha muerto un perro que ha estado enfermo por largo tiempo y su muerte es al fin, aunque algo triste, la más enorme tranquilidad que se puede sentir.

Algo así siento, una alegría apretada en la garganta, un alivio y gozo que me sobrepasa y el que quisiera sostener durante largo tiempo. Por eso tal vez que tampoco estoy muy inspirada para escribir desde las entrañas, tal vez si estoy siguiendo bien los consejos del flaco..

Y bueno, nada, he andado así como en un período de mucho trabajo también en el que no he podido parar a sentarme a escribir en relativa paz, y como nunca les había dedicado un post a estos cuatro, heme aquí escribiendo para ellos, para los que los conocen y para los que no, para los que me conocen a mí y sepan un poquito cuanto los quiero y me hacen falta, que sin ellos, sin sus anteojos y sus pecas me cuesta estar, me cuesta estar sin sus risas, sin sus tallas pesadas e ironías, me cuesta estar sin sus caras alegres, sin su cariño de hermanos.

Que no podría ser felíz sin el cariño de mi Gonza, el más dulce Tontograve que he conocido en mi vida, el que comparte mi magia y se maravilla con mis tonteras simples, ingenioso, bueno del alma, creativo, y el más osado genio de la familia, capaz de abandonarlo todo por una carrera llena de luz, aún contra las burlas, los prejuicios y las adversidades creo que va a ser el más devoto educador de párvulos que haya conocido, entregado a la magia de sus duendes eternos y de su amor infinito por sus parvulitos...

Que no podría vivir sin mi Glo, mi chica Cosmopolitan, tan regia y llena de alegría, la única persona en el mundo capaz de reír el día entero con mis payasadas y contagiarme de esa alegría suya y de esa sabiduría espontánea que estoy segura ni ella misma sabe que tiene, la Glo, te enterarás por este medio y no por otro que si me pidieran toda mi sangre para ti te la daría felíz.

Que mis días no serían los mismos si no hubiera nacido el Valoncito, la Valen, la última luz de la cofradía, mi Señorita cara dePizza, hermosa como ninguna, fuerte como nadie, inteligente, estoy segura que de todos es y será la única capaz de hacer llegar sus sueños hasta donde nadie lo ha conseguido, que no podría estar sin sus letras, sus visiones interesantes, sus comentarios acertados, que me sostiene como si fuera yo la menor y no ella.

Y tampoco podría estar sin mi Cerro, el Toninito, el Fernando, que fue durante tantos años el hermanito menor (hasta que llegaron los otros dos), que se forjó solo y bueno...él es especial y lo sabe. También me duele cuando tiende a desaparecer, cuando se recoge a sus rincones y nunca pide ayuda, y hace como que no nos necesita pero en el fondo sabe y nosotros sabemos, y él sabe que nosotros sabemos, que no podemos estar ni estaremos nunca jamás lo suficientemente lejos.

My Brothers, mis compipas, mi banda , mi hermandad, los Soto de Chile, cuánto hemos pasado y seguiremos pasando juntos, y espero en Dios, durante mucho, mucho tiempo más.

martes, agosto 01, 2006

¡Cómo pasa el tiempo!

Si parece que fue ayer cuando el Villouta salió en la portada de Las Últimas Noticias ventilando sus intimidades, cuando Chile entero se enteró que el tipo escribía en un blog ...
Un BLOG?... y ahí empezó todo.
El 29 de Julio del 2005 el castor preparó su mesa y abrió sus puertas al mundo, con algo de susto, sin un fin muy claro, solo sintiendo en el pecho y la piel la necesidad enorme de escribir.
La Casa del Castor es la extensión (como muchos ya lo saben) de las puertas de mi propio hogar...esa casa que encontré un día abandonada y que levanté a pulso con la ayuda de mis grandes amigos de toda la vida y que se regocija en recibirlos cada vez que alguien llega allí y que heredó ese nombre por el calor del dique invernal de los castores de Narnia, ese que recibe al que trae frío y abraza a los amigos.
La Casa del Castor es algo así como una extensión de mi propia capacidad de amar, no hallé mejor título para este blog que éste porque se ajusta exactamente a lo que aquí he querido lograr. Supongo que cuando hablo del castor hablo de mí misma, de Kiantei, la eterna Candy, mezcla de niña cargada de infancia, de mujer y de madre otro poco cargada de nostalgias y envuelta de letras.
De todo se aprende en este mundo, de lo bueno, de lo malo, de lo que sirve y de lo que no y el comprometer la vida en la palabra me ha enseñado que gran parte de ésta consiste en que una de las mejores estrategias para ganar es aprender a perder, en hacernos expertos en el arte dejar partir...dejar partir lo que nos cuesta, lo que hemos amado...momentos, sueños, personas, tiempos, dineros, experiencias, amores, batallas...dejarlos partir llegado el momento es la única forma de salir fortalecidos en la dura lucha que es la vida. Esto no significa rendirse y no luchar por ellos, sino saber reconocer cuando deben quedar atrás.
En fin, un año amigos, un año largo contabilizado en días blogs, un año de cuestionamientos y de dejar partir, un año de reencontrarme conmigo...que no me veía hace ya tanto (cono todo lo que eso implica) un año de 120 posts, de miles de visitas y cientos de comments, de varias desilusiones, de bajadas y subidas de telón, de arrebatos e intimidades, de amigos y otros no tanto, de buenas personas, de lectores amorosos, de manos lindas, de hallazgos bajo las piedras, de poetas, de vigilias, de entretelones, de entrelíneas hermosas, de furias contenidas, de verbos y sustantivos, de decisiones, de capullitos que en algún lugar comienzan a dibujarse certeros...muy certeros.
Un año de Blog, y muy contenta por eso.
Especial mención a Villouta y a la Shibuya por el empujón inicial (te sigo queriendo Shibuya), al Tontograve que abrió el blog mismo día que yo (Felíz Cumpleaños también a tí) a Hetsah, debo decirlo, presente en mi tiempo desde el post número uno, y a mis amigos entrañables, los que he tenido oportunidad de abrazar y a los que abraza mi corazón más allá de los mares, a mi ángel boricua que estará en su isla de versos, a mi Súperhéroe eterno ya estas alturas imprescindible, a los que me visitan aquí y allá (en mi alter ego) y a los que aman la poesía tanto como yo...
A todos los que me leen y han leído en este año reciban mi cariño de siempre y mi agradecimiento eterno.
Y seguiremos adelante, felíz cumpleaños y larga vida a La casa del castor.