miércoles, octubre 31, 2007

Camino al Puerto



Sabes que regresaré con la marea a colgarme de tus cerros
cuando mis ansias de toda una vida hayan reunido la espuma
de tantas otras costas.
Estaremos nuevamente juntos conservando lo que en tus callejones de adoquines nos fue dado, en la miseria mágica de tanto poeta porteño cantando sus tangos al oído de los gatos de los tejados viejos.

Sabes que regresaré a tu soledad honda sumida en el sueño,
que acomodaré mis cosas en una casita en lo alto,
donde colgaré caracolas en mi ventana
y al hundirme en el vapor de los barcos que zarpan
esperaré paciente que mis últimos días se descuelguen
atisbando serena tu pobreza encantada
montada en la proa de viejos versos.

Volveré un día a tus calles viejo puerto como llamada de antes,
como respondiendo a tus cantos lejanos ,
los que me han traído tus mares durante toda mi vida,
volveré confundida en el arpegio de mil gaviotas,
arrastrándome en la ventisca y recostándome en la arena
hasta deshojarme al sol para recordar los días cuando tú y yo nos soñamos poetas.

Sabes que regresaré para dejar que sea el silencio maestro y dueño de todas mis tardes,
para dibujar el boceto del romance paseando por tus cerros al atardecer,
tus lomas bañadas de luces, tus adobes y vigas resistiendo al tiempo,
condensando historias como las de los borrachitos de la esquina que aún curtidos por la vida y la intemperie cambiaban de vereda para perseguir al sol.

Sabes que volveré Valparaíso a cantarte al oído el otoño de mi vida,
a compartirte con olvidado asombro el hábito del alma que se me ha hecho soñarte, a llenarme de sal el respiro y acomodada junto a las rocas escarpadas donde rompen las mareas resumiré todos los secretos de mi alegría y mi dolor vestida de espuma y coronada de mar, porque tú lo sabes, que aún desde la más inmensa lejanía yo hasta ti siempre volveré.

miércoles, octubre 24, 2007

Señorita...

Señorita, dígame usted, de qué sonríe...
De que sonríe cuando este día de sol ha venido al fin a ocupar su lugar en el mundo derramando por cada rincón toda su fragancia de pastelito nuevo, recién hecho, dejando atrás todos los dolores condensados, viniendo a repartir besos tiernos de ombliguito nuevo.

Dígame, por qué causa usted sonríe también cuando le llevo a mi pecho como saludando virtuosa el milagro de su encuentro con mi leche dulce, como en la pequeña burla del secreto misterio que la sacó de mi vientre y al que quisiera devolverla para no tener que dejarle jamás escapar de mi lado...
Porque claro, se ríe usted ahora, se ríe porque no aventura mi alma hecha cristales el día en que despliegue sus propias alas para partir así, tal cual yo misma le habré enseñado.

Sonríe usted ahora porque no vislumbra (ni lo hará) el caudal de mi llanto desde su mirada diáfana el día en que ya no le tenga, ni sospecha usted acaso cuánto extrañaré su respirar cortito sobre mi pecho ni sus ojazos enormes encantándose con todas las simplezas de este mundo.

Señorita, por qué sonríe como en este instante, como si me conociera desde siempre, aún más allá de mi vientre y mi alimento, de sus balbuceos confusos, de sus caricias de manitos sucias, de sus saludos contentos, de sus patitas de queso, del eco de su respirar en mi aliento, de sus reclamos mojados, de su miel y de su lluvia... quiero pedirle, de todo modos, que aún más allá de todo eso nunca deje usted de sonreír.

Permítame sonreír ahora mientras le observo tan pequeña, tan nuevita y puedo ver más allá de su mirada de ángel un alma más grande que el océano y un espíritu aún más fuerte que el abrazo del mar, de ese mar de distancia generosa que me trae la herencia de sus mismos ojos en la promesa de su sonrisa pequeña y curiosa descrita y escrita en versos y concebida entre poemas transatlánticos.

Mira lo que has hecho, si hasta yo misma ya no puedo parar de reír porque en la trova de mis días se tejen también tus sueños, declamando que te amo en mil líneas de versos de espuma, porque mientras corra sangre por mis venas serán tuyas todas las certezas, para poder protegerte siempre, para devolverte a mi vientre, para cumplirte las promesas, para no arrastrar los pies entre llantos y fracasos y arrancarte constante del perfecto dolor del que debo protegerte y transformarte en mi vida entera, mi alma y mi corazón fundidos, mi cielo y mi horizonte, mi principio y mi final mi bella, eterna y dulce Señorita.

sábado, octubre 20, 2007

Mandrágora


No me interesaba tener amigos virtuales, me interesaba escribir.
No me importaba lo que nadie pensara, si le gustaba o no lo que quería decir. Quería escribir, escribir, volarme en las letras, entregarme en instantes que se fueran hilando solos frente ala pantalla, frente a una hoja en blanco.
En Julio del 2005 no quería más amigos, con los que tenía me bastaba para ser felíz.
Hasta que empezaron a importarme...la Indian, la Pancha, Fernando...tantos otros.
Entonces llegaron ellas, ellas en bandada, ellas con pócimas mágicas, con alientos de ternura, ellas en cofradía, en hermandad, ellas para sostenerme y nutrirme, ellas hasta el fondo del corazón para hacerme sentir que sí, que las letras solas no valen la pena sino se sustentan en verdades, que a los treinta y tantos tener amigas es vital, es importante, es noble. Y yo las tengo.

Suelo escribir entrelíneas y sé que hoy solo ellas podrán entenderme, hoy, que el mundo se hila en hebras delicadas, en que los pensamientos y los sentimientos se atropellan. Parte uno, llegan otros cien, los planes cambian, los proyectos se duplican, se transforman.
Y la naturaleza amigas mías es sabia, hay que ser mujer solamente paras sentirlo en la piel.
Nada más que pensar, nada más que decir en los días en que el pensar se transforma en tortura y el escrbir en aliento, en que sus manos amorosas me acunan como nadie más lo ha hecho.
Días en que me sostengo en sus voces...Barcelona, La Serena, Concepción, Antofagasta, Munich... en una sola voz, en una sola lágrima, en un solo caminar.

Cuánto las quiero amigas.
Y ya verán que más temprano que tarde nos sentaremos a sonreír en la contemplación de su sonrisa, en el brindis amoroso y dulce, opiáceo y fértil de una copa de Mandrágora.

martes, octubre 16, 2007

Y van Cincuenta...

Recuerdo claramente haber acusado en más de alguna ocasión a algún compañerito de colegio que sin ninguna razón aparente me tiraba el moño al pasar por el lado.
"Quien te quiere te aporrea"
Solía ser la respuesta con la cara llena de risa de la profesora o la mamá o la abuela o cualquier otro a quien le contásemos.
En ocasiones la respuesta también podía ser:
"Afórrale tú también"
Y así era la creencia y la tradición popular con la que varias generaciones de chilenas han crecido y siguen creciendo.
Quien te quiere te aporrea.
Linda respuesta. Linda y macabra. Ilusa para las ilusas que siguiendo la premisa se dejaban aún golpear o arañar por aquel mágico ser que les robaba los sueños.
¡Cómo quieren los chilenos! Matando más que la ETA y en menos tiempo.
Hay que ver las cifras solamente para calibrar tamaño amor.
Hora negra para Chile cubriéndose de sangre, de barbarie frenética y reaccionaria de tiempos ancestrales.

¿Qué está pasando por las oscuras visceras de la testosterona asesina?
Qué está pasando en el goce conyugal del maltrato, mutilación y exterminio...quizá eso...goce.
Como leí por ahi quizá el intrincado inconsciente masculino del chileno no tolera ver a una mujer sentada en el poder....quién sabe, puede ser.

Odio e intolerancia profunda, milenaria, ansias de reivindicar su fuerza atávica, su barbarie.
No propongo nada pues no se me ocurre en que podría aportar, qué hacer, qué decirles si tantas de ellas siguen viendo en las cachetadas muestras de amor, en las patadas el cariño intrínseco de los años juntos, en los golpes y asesinatos el derecho absoluto de "Su hombre" y en la consigna de la sangre la total certeza de un amor enfermo pues están seguras de que en el fondo quien las quiere las aporrea.

Qué desolación.

miércoles, octubre 10, 2007

Adiós Amapola

Hoy recordé a Edgardo aquel señor fumador de Amapolas, que era juglar.
Hoy a mi puerta un pájaro trinó, pero abrí y una sombra se echó a volar.
("Trova de Edgardo", Silvio Rodriguez)


Hoy me toca despedirla.
Decirle Adiós. Adiós para siempre.
Si alguno de ustedes la conoció ha de saber que no regresará jamás.
Se quedará guardada entre las hojas de un libro de narraciones extraordinarias, soñandose eterna musa de un poeta olvidado en medio de la ciudad.
El cierre de un ciclo, supongo.
Muy necesario, por cierto.

Dos años de furibunda poesía archivados en el tiempo en algún rincón de páginas negras, entrelíneas y circunloquios, canto implacable de Opio Interminable regados en mil esquinas que ya es tiempo de guardar.

Amapola de pies alados, enamorada de las llamas, de cantatas y nocturnos, gajo de luz entre los dedos, cuyo corazón de letras (... de letras) tuvo siempre un solo nombre surcándole los cielos...y un solo par de alas negras.

"Entonces, este pájaro de ébano
cambió mis tristes fantasías en sonrisa
con el grave y severo decoro
del aspecto de que se revestía..."
(Allan Poe)

Amapola, Flor de Opio, Alter ego, compañera e inspiración de maestros y musas, de poetas de tierras lejanas, abandonada en querencias y alas de ángeles transatlánticos.
Si de algo sirvió su humilde trazo que quiso ser verso, si inspiró quizá, si invitó a soñar, si levantó alguna esperanza en algún corazón solitario pues se duerme agradecida.

Me pidió que dijera que ya no vuelve y se despide.
Y yo.
Yo la despido felíz.

martes, octubre 02, 2007

Wena Naty!!!


Con mi hermana chica, la Valentina (Ilustrísima escritora Puta Asesina) tenemos un juego a la hora de aburrirnos:
Escogemos un transeúnte común y le sacamos un perfil socio-cultural:
"Ese es Garrero"
"Le gusta el Sound"
"Trabaja de vendedor en una Ferretería"
"Le escribe poemas a las pololas"
"Los papás son canutos pero él no porque cuando chico lo obligaban a ir al culto y no le gustaba"

Y así sucesivamente hasta terminar muertas de la risa.

En esa misma lógica analicé a la Naty en plena "acción"
Y no le vi cara de enamorada ni le vi cara de lujuriosa.
La Naty se moría de la risa y el "beneficiado" también.
Lo mismo el novel camarógrafo.
Se me figuró los viejos tiempos, los tiempos antiguos cuando los escolares se arrancaban a la vuelta del colegio a fumarse un cigarro a escondidas o a tomarse su vinito en caja camuflado.
Ya en mis tiempos de colegio la misma estrategia era para armar un cigarrito más potente o agarrarse a besos a escondidas.

Son los tiempos, tiempos en que nada me extraña ver cada mañana frente a mi ventana de la plaza Santa Ana a las chicas del Liceo femenino extender sus delantales en el pasto y entregarse a amores frenéticos entre chicas.
Heterocuriosos, homocuriosos, sexocuriosos.
La Naty tiene 14 años.
14 años en los que en resumen en la Tele no ha parado de ver las noches sexuales del 11, las chicas de Mekano con sus exuberantes humanidades al ritmo de sones vertiginosos, a Fabricio dorado al sol, a las Lulis (la criolla y la otra) exitando a medio Chile, sexo a la mano, sexo candente, sexo en verano, sexo a la vista, sexo, sexo, sexo...el mejor gancho comercial.
¿Quién osa echarle la culpa a la Naty?
A lo más les sacaría un perfil socio cultural al par de padres que tiene porque de que algo pasa ahí... algo pasa.
A lo más la culpa la tiene el mala leche que subió el video a Internet.
No la Naty.
Y no es porque no sepa lo que hace, lo sabe, y vaya que lo sabe.
Pero bueno.
Atentos a estas luces, atentos los que tenemos hijos bailando a esos ritmos, dorándose en brillantes y sensuales ofertas visuales y tan pero tan accesibles.

Ojo Naty con quien te juntas, Wena Naty porque aprendiste la lección (no me cabe duda), Wena Naty porque diste que hablar y ver las caras de horrorizados a los mismos hipócritas de siempre. Wena Naty porque ahora muchos padres tendrán que aplicar sabiduría de tiempos modernos en la crianza de sus hijos, tiempos modernos que cada día que pasa dejan de serlo para aventurarnos a nuevas y excitantes ofertas.

Feliz vida pequeña, todavía te faltan muchas cosas realmente buenas que sí vale la pena probar.