
Me acuerdo que por esos años recién empezaba a mirar a los chicos con ojos algo más felinos, y cuando me miraba al espejo la visión de mis caderas más anchas y de mis pechos floreciendo me producía incontables sensaciones, claro, tenía 13 años y el mundo entero comenzó a tomar tonalidades diferentes, brillantes a los ojos, olorosas al olfato, dulces al gusto, tibias al tacto, armoniosas al oído...en fin, tan bellas.
Fueron los años en que cantaba las primeras canciones de Miguel Bosé y moría de amor por Menudo, los años en que comencé a florecer, los años en que publiqué un aviso en una revista para tener amigos y entre tantos que me escribieron apareciste tú.
Y las cartas demoraban porque solo había correo, de esos con estampillas pegadas con la lengua, de esos que llegaban después de una semana o dos y en donde la imagen del cartero en su bicicleta era casi como la de una aparición divina, como un ángel que bajaba del cielo, que traía milagro y magia y buenas noticias, las noticias de tu tierra, de tus cosas, de tu distancia.
Y bueno, la vida siguió su curso y los intereses fueron cambiando, al fin y al cabo tú estabas lejos, en otro país y yo acá en el mío empezando una vida de cosas más importantes.
Y solo quedó el recuerdo.
Han pasado más de 20 años, 23 para ser exactos y nunca más supe de ti. Hasta ahora y gracias a este blog.
Muchas satisfacciones me ha dado la casa del castor pero sin duda alguna hallarte ha sido una de las más maravillosas por lo improbable, por lo inesperada, por lo lejana.
Y fue gracias a un hada, ya sabes, tenemos tantos años en desventaja que debes empezar a enterarte que creo mucho en las hadas, que hasta las he visto, que me rondan, me iluminan, se me aparecen y de vez en cuando me traen regalos y sorpresas, como volver a encontrarte.
Sabes de quien hablo Fer, porque esta hada nuestra canta y tiene una voz maravillosa que atraviesa islas y mares desde su República Dominicana a mi Santiago de Chile y brinca entusiasta con su gentil gracia hasta tu Ibiza lejana, hay que ver como brilla y como vuela, hay que ver cuanto tengo para agradecerle.
Eso es todo, por ahora, porque esta historia vuelve a comenzar, al menos es lo que espero. Y abrazando esa nostalgia es que te recibo con los brazos abiertos.
Esta es una carta más que un post, supongo, porque tenía ganas, muchas ganas de abrazarte en público en este escenario que logró reunirnos y felíz como estoy de contarle al mundo que mi amigo Fer, mi principito uruguayo, al fin ha vuelto