El Ever tiene 4 años, calza 28 y tiene talla 6.
Chiquitito.
Así me llegaron sus datos y así me encanté con su nombre.
Me cuentan que es seco para la pelota, que se arranca de la sala y las tías lo salen persiguiendo y lo único que le gusta es jugar al fútbol .
El Ever vive en CholChol en plena región de la Araucanía, tierra de gente aguerrida, pobre y luchadora y que él al igual que muchos de sus compañeritos del Kinder caminan hasta 4 kilómetros para llegar a clases con viento o lluvia, con calor o hielo, así llegan a clases cada día con sus zapatos gastados y el espíritu derramándose de vida.
No conozco al Ever, se me ocurre que tiene la carita morena y las mechas paradas, que se le caen a veces los mocos tanto jugar a la pelota y que se los suena con la manga, como todo un rotito chileno, como un palomilla.
Se me ocurre que es choro y que llena de besos a la mamá y al papá cuando lo van a buscar al jardín por las tardes, que su mamá prepara pancito amasado por las mañanas con sus manitos regordetas y el papá sale a trabajar en alguna de las muchas empresas forestales de los bosques del sur de Chile.
Se me ocurre que tiene más hermanos, que a veces pelean y andan a caballo, que toman leche boca arriba debajo de la vaca, que en su casa hay harto pasto y que de tanto jugar y revolcarse se acuesta en las noches con las rodillas verdes.
Yo solo lo imagino, no es tan difícil conociendo nuestro Chile lindo de tantos contrastes.
¿Quieres mandarle un regalo de navidad al Ever? Me dijo el Vladi (nuestro príncipe Lechuga)
Le sonrío y digo: Pues claro amigo mío, nada más lindo que ser hada madrina de un auténtico palomilla bueno pal chute, chilenito y lleno de las semillas del alma de nuestro país... el Ever, claro que sí, Ese es mi Campeón!