
El mundo sigue girando vertiginoso en medio de tantos temas cada cual más tremendo que el otro.
Nuestra nación se moviliza en torno a un fallo fundamentalista y atropellador de derechos elementales.
Las chicas de 30 se conectan en energía mágica en torno a una causa que nos rompe el corazón y ante la cual seguimos con una fe enorme, como siempre lo hemos hecho.
Nos queman la Virgen del Carmen en pleno centro de Santriago reduciendo una reliquia colonial a cenizas y el corazón de una feligresía devota sumido en un nudo de dolor y consternación.
Y yo , yo sonriendo de oreja a oreja como desconectada de todo, con sonrisa de algodón de azúcar.
Que vaya comprando no más en tonos rosados me dijo el doc, que él creía en sus tincadas a pesar de no tener la certeza absoluta.
Entonces bajo las escalas del centro médico viendo linda a toda la gente, fijándome en la arquitectura bella de esta ciudad que sufre, en lo respetuosos que somos de semáforos y leyes del tránsito, en lo deliciosa que es nuestra agua potable que sale de las llaves directo a un vaso con hielo, en lo elegantes que se ven las vitrinas con la ropa de la nueva temporada.
Y por más que lo intento solo consigo ver las cosas bellas por estos días, por más que me conduelo con el dolor de tantos tengo el corazón medio blindado con promesas de besos carmesí, de moñitos rizados, de muñecas y brillito de uñas.
Y aunque seré igualmente felíz si resulta al fin que mi nube será celeste sigo por ahora con una sonrisa de vuelitos y cuadrillé.
Y aún en medio del duro día a día sigo egoísta en esta alegría que me consume y me regala pataditas suaves y certezas, pues es total y unicamente mía...
Y pido disculpas por ello.