viernes, octubre 14, 2005

La Casa del Castor: Parte final: "En estos días"


Dicen que las Casas abandonadas tienen algo de magia.
Me empecé a dar cuenta de esto en la época en que trabajé en Mundo Mágico.

No se trataba de un parque de diversiones con grandes lujos
y tenía mucho que envidiarle no solo a los grandes parques de atracciones del mundo sino también a los más pequeños.

En general estaba plagado de brazos púberes que entregaban el mejor esfuerzo de sus juventudes en sacar adelante con escasos recursos la alegría que brota natural en miles de niños.

Disfraces, rincones encantados, jardines gigantes, laberintos de espejos, magos, ciudades en miniatura llenaban de encanto este territorio que tenía vida propia en medio de la ciudad convulsionada.

Solo los que trabajamos allí veíamos como, apenas se iban los visitantes y asomaba el crepúsculo,
familias de conejos salían de sus madrigueras corriendo por las pequeñas colinas verdes,
y cómo, tal vez desorientadas por rumores de olas inventadas,
bandadas de gaviotas se precipitaban sobre ese mar celeste y artificial,
brindando un espectáculo de magia natural más allá de ensayos y juegos de artificio.

Creo que Algo de esa magia se me adhirió a los huesos y se me quedó plasmado en el alma,
o tal vez ya lo traía conmigo en carga genética, lo cierto es que de pronto
y como una revelación anunciada por largo tiempo transporté toda esa magia a esta casa,
y fue entonces cuando comenzó a convertirse, por segunda vez en su historia, en un territorio encantado.

Fue en la misma época en que me sumergí en Narnia y sus crónicas relatadas en siete capítulos
y me reconocí en la melena de Aslan y en los conjuros de los bosques invernales.
Fue en sus páginas donde se me relató la historia de un viejo castor que acoge en su casa pequeña
y llena de calor a los visitantes del mundo real que llegaron a correr peligro a estas tierras encantadas.

Fue cuando mi hermana, en la inocencia de su pequeños años, vio las semejanzas de la casa del Castor,
acogedora y pequeña con esta casa fresca y hospitalaria a la que el amor rescató del abandono
y del olvido para darle de nuevo un lugar en el mundo.
De este modo quedó bautizada como La Casa del Castor.

Hay que verla cuando por las tardes entra sin permiso por las ventanas el viento tibio de la primavera,
recorre los pasillos y contagia a las flores, se cuela por cada uno de los dormitorios trayendo
la esencia perfumada de los cerezos en flor, se enreda en el sonido de los móviles de caracolas
que cuelgan en los corredores, baja las escaleras y perfuma el comedor con los aromas que recogió del jardín,
de las rosas, y la albahaca, de la menta y el durazno.

Hay que verla por las noches de plenilunio como deja entrar los hilos de plata por el ventanal bañándolo todo en su etéreo brillo y deja ver el perfil de las cosas en suave penumbra.
Hay que sentir el calor que irradia en las noches de invierno, los aromas que expele de su cocina y la mesa lista y dispuesta con los mejores manjares para recibir a los visitantes que llegan.

Es de ese tipo de casas que acogerá generosa varias generaciones,
que verá nacimientos y partidas y no volverá a perderse en los recovecos del tiempo y la nostalgia.

Creo que es una casa con alma.
Forjada en años de amor, de historia y esfuerzo,
que regresó de la muerte porque no soportó su soledad.

Es donde me gusta estar.
Es también el nombre de mi blog.

Esta es mi Casa, es donde vivo, espero que les guste.
Siéntanse siempre Bienvenidos.
Ahora ya saben donde está.
Adelante.
Es la Casa del Castor.

15 comentarios:

Pamjv dijo...

Siempre dicen que las segundas partes nunca son tan buenas como la primera, pero ésto cambia la historia, ya que la 4ª parte es mejor que las anteriores, esta llena sentimiento,pero sobre todo de amor y orgullo de que así sea tu hogar.

Tengo el agrado de haber conocido la Casa del Castor, por tan sólo una vez, y esa magia, la misma que también llevas tú, se deja notar por todas partes y lo mejor es que contagia e impregna alegría, se siente la puerta abierta y la mesa puesta. En verdad disfruté de estar una noche en La Casa del Castor.

Claudia Castora dijo...

Gracias amiga.
Tú sabes que te llevo en el corazón, que me encanta que me leas porque estás más cerca de mí.
Me alegra mucho haberte conocido.
Y ya sabes, tú has estado allí.
Eres Bienvenida cuando quieras.

Gullveig dijo...

Kiantei querida,
Hoy es viernes...
y despacito como ya sabes voy siendo quien quiero ser, hay pizza y martinis, los Simpsons acaban de terminar en la tv y ahora algo de flamenco se deja escuchar, me arracas lagrimas con tu relato.
Y me siento feliz, de por lo menos virtualmente, llegar a la Casa del Castor.
Mi respeto y mi admiracion para ti, tu hogar y tu familia.
Tu relato es una Oda a la vida.
Te abrazo, y mis bendiciones.

Gala.

Claudia Castora dijo...

Chucha, cierto, olvidé lo de los rincones.
El africano, el prehispánico, el rincón marino, el rincón oriental...
Bue...ahí tengo tengo tema para otro post.
Gracias por recordarmelo Gloss.

Anónimo dijo...

Sra. Kiantei, linda su historia me gustó.

Eso sí, los dos últimos capítulos tengo la impresión de que los quiso terminar rápido o estuve leyendo tan entretenido que no me di cuenta cuando terminó...
...Es como cuando una película es muy entretenida y de pronto termina y uno queda con ganas...
...se entiende?
Bueno, si dar más lata reciba un abrazo, un beso y saludos a su casa.

Anónimo.

Laura dijo...

Kiantei:
Es lindo saber que algo de Magia se te ha pegado a los huesos, al alma...
La magia nos salva de este mundo y tiene mucho de realidad, aunque no parezca.
Te mando un cariño enorme.

Indianguman dijo...

Trabajaste en Mundo Mágico? qué bacán!

Como a Gala, también me llegaron gotitas a los ojos... Transmites tan bien no sólo la magia y la belleza sino el amor que hace que un lugar se vuelva vivo. un lugar así tiene alma, por todo lo allí vivido... Y me atrevo a aventurar que el alma de esa casa de caracolas, tibiezas y corrientes de brisa fresca... eres tú.

Anónimo dijo...

Genial texto, evocador, soñador, lleno de magia.
Espero que esa magia no te abandone nunca en tu caminar y que ilumines con ella esta casa del castor.

Tontograve dijo...

quien dijo que lo magico y lo real no se juntan en algun plano????

olvidaste lo del ropero.

ese que se cruza justo antes de entrar a tu casa.

Lo de Verdad dijo...

que linda bienvenida kiantei....
gracias por dejarnos entrar. es tal y como lo comentas... asi de bien se siente.... un besotototote

Luciana dijo...

Kiantei...si trabajaste en Mundo Mágico...conociste a los osos Dubidu????? (ref. revisar Plan Z)

jjjjjjj

Fab Llanos dijo...

ostras! igual que el neoyorkino con más vidas!!!. Me patié todos los castores y ahora te escribo pa decirte que te agradezco mucho tu comentario y que viniendo de ti, sabe a dulce de leche untao en pan con manteuilla calentito.y en los pies..... UN GUATERO!! jajajajajajajajaja

Fab Llanos dijo...
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Claudia _angel dijo...

gracias...es la mejor invitación ...cuando era chica dibujaba las tíícas casas de callampitas donde vivían felices las fábulas del bosque, las ardillas, los ratoncitos que era lo que mejor podía dibujar...y me imaginaba que dentro de este hogar, (por falta de mayor talento para seguir dibujando el detalle)era la mejor casa, la más cálida, la más simple, la más sencilla y acogedora, con muebles hecho de hojas y ramas, con mucha leña y comida que consistía en frutos secos, frambuesas y vegetales que estaban a la mano, no era necesario ir a la feria...
pues bien, esa es tu casa...la que estaba allí plasmada en el papel de muchos...

Anónimo dijo...

guaaaaaaaaaaaaaaaaa!!!!!!!!!!!!