viernes, agosto 07, 2009

Pena de muerte al maldito

Hace un año atrás esta noticia me habría consternado, me habría horrorizado, espantado y alterado del mismo modo en que ha sido ahora, sin embargo hoy, en que tengo una hija pequeña además me paraliza de terror.
Indefensa y pequeña, indefensa y sonriente, indefensa y frágil y vulnerable y angélica y tan tan pero tan pequeña...
Por estos días no hay nada que me suba el ánimo frente a esta noticia horrorizante y paralizadora en que Chile se ha visto sacudido.
No me cabe en la razón que exista un ser humano capaz de dañar a tal nivel a una personita.
Una personita.
Se dice que la pena de muerte en Chile fue derogada en el gobierno del brillante de Frei (que encima ahora se repostula) y que Chile adhiere a varios tratados internacionales que le obligan a respetar ese acuerdo.
Se dice que en Roma se hizo no se qué ceremonia de celebración cuando ello ocurrió y que lo hace cada vez que en el mundo un paíz decide terminar con la pena de muerte.
Yo no sé.
Esta Claudia racional puede tener mil argumentos para entender estas decisiones "humanitarias" "racionales" "civilizadas" "avanzadas", sin embargo desde mi honda naturaleza de madre, de mujer, quizá hasta desde mi creciente mal carácter, de mi fuego en las venas, de mi poca paciencia, desde mi primitiva humanidad no hago más que gritar desde lo más profundo que lo maten.
Así, con todas sus letras.
Hasta yo misma quisiera de pronto pagar una larga y dulce condena por hacerlo con mis propias manos.
Desde mi ser más profundo siento que en algún modo la justicia se roza con la venganza, se roza con el mismo dolor que el maldito fue capaz de generarle a la pequeña Panchita.
Y Chile me entendería, estoy segura.
Porque tras cada detalle de su muerte sangramos todos juntos.
Estoy conmovida, adolorida, lamentablemente mi capacidad de empatizar no me deja pasar esta pena negra y la tengo atascada aquí, en medio de la garganta.
Y su madre llora y está cansada y quiere seguir llorando y su cuerpo ya no puede más con el agotamiento porque la veo, la intuyo, la lamento.
Y lo lamento, lo lamento tanto.
Llego a casa como cada día y mi preciosa princesa me sonríe, me huele y me besa, me abraza con sus dos manitas gordas. La tengo, sonríe, vive, respira, juega, llora, comienza a caminar, se cae, se para, la tengo, la tengo entre mis brazos me digo.
Y agradezco a Dios el milagro de tenerla y le pido fuerzas para que cada día que pase me la cuide, me la cuide entera, toda ella, cada uno de sus minutos, su sangre, sus huesitos, su cabeza, su piel, sus sentidos, que me la cuide y la haga una gran mujer.
Le pido a Dios y a la Virgen que la lleven hasta el fin de sus días bien viejita y rodeada de una familia numerosa y felíz.
La tengo ...tengo a mi Palomi y me llena de gozo, la tengo y la abrazo.
Y la abrazo... para llorar a Panchita.

3 comentarios:

Diana dijo...

Yo estoy igual que tú, mi hija tiene la edad de Panchita y no he dejado de pensar en eso, porque no existe nada que calme el dolor, porque quisiera terriblemente que a ese hombre le pase lo peor ... porque he llorado con esta noticia como nunca antes ... Doy gracias por tener a mi princesita a mi lado cada día y ahora cada vez que nos despedimos para dejarla en el colegio la abrazo y le digo cuanto la amo... de aquí a la eternidad... besos

fgiucich dijo...

Por lo blogs me enteré de esa muerte, que un degenerado sin alma produjo a esa niña. Que lo ajusticien, es el primer deseo que me sale de las entrañas; aunque, quizás,el castigo más tremendo es dejarlo de por vida en la cárcel. La
muerte para este infame, en el fondo, es un premio. Que andes bien mi querida compañera y muchos besos a Paloma. Abrazos.

Indianguman dijo...

Tampoco puedo salir de esta tristeza... Abrazo a mi princesita y no sé qué haría en el pellejo de esa pobre mujer a quien le arrebataron la suya de la manera más horrible. Mi cabeza retumba y todos los porqués desembocan en un gran vacío. Ese hombre ha escupido en la cara de lo más puro y lo más sagrado. Y creo que merece sufrir, y que la mayor tortura para él sería tener verdadera conciencia y culpa por lo que hizo. Pero como eso no es posible, porque se trata de un enfermo psicópata, lo más adecuado sería borrarlo de la faz de la tierra. Bestia inmunda, maldita la hora en que nació.