miércoles, enero 23, 2008

Momento de Descansar...

"Sin Timón y en el Delirio..."

El que pasó fue un año intenso.
Intenso en decepciones por sobre todas las cosas.
Decepciones que han traído como consecuencia no un ostracismo, como hubiese quizá preferido, sino una capacidad desconocida por desconfiar y agredir, por montar guardia y atacar e impacientarme ante el más mínimo afán de contradicción.
Y cuando uno se decepciona en un solo año mucho más de lo que se ha decepcionado la vida entera entonces el descanso se hace todavía más urgente y necesario.

Lo bueno, sin embargo, es que cada una de aquellas decepciones trae guardada la promesa de lo reversible.
Ha de ser quizá por mi confianza en el lado divino del ser humano o quizá esa mirada optimista de la vida y su continuo reinventarse.
Quien sabe.
Lo cierto es que para esta nueva cuenta regresiva del tiempo mi mirada se ha de centrar en recuperar el sabor perdido de tantas cosas.
En reencantarme con el poder sanador y constructor de la palabra escrita (otra gran decepción)
En fijar los ojos en las nuevas circunstancias que la vida presenta no como prueba de nada sino simplemente como lo que a cada cual le ha correspondido vivir y detectar en ello siempre más altos que bajos, más colores que grises, más brillos que opacidades.
Y cómo no poder si tengo entre mis brazos un Cicciolino de queso que crece y exige el mismo amor fecundo de la familia que más va a adorarlo en esta tierra.

Me remontaré al día de aquella dolorosa noticia sin decepcionarme una y otra vez del portazo de la vida atricherándome los sueños o del haberla recibido un día Miércoles y no un Viernes (por ejemplo) sin aventurar el tiempo que demoraría en levantarme de la hecatombe, la cantidad de lágrimas que derramaría o los días interminables que tardaría en digerirla entre las vísceras apretadas y el lado más oscuro del corazón.
Ya a estas alturas que más da.

Haré el intento de volver a enamorarme de tantas pérdidas y otros tantos duelos, enamorarme de las personas valiosas que por algún motivo desconocido dieron un giro inesperado a mis tiempos provocándome alguna decepción.
Y entenderlo tan solo como giros de la vida misma y de la caótica naturaleza que se abre paso.

El doloroso mutar de la piel de la serpiente no es más que la promesa inminente de una piel nueva, duradera, brillante y maravillosa.

Estoy contenta, a pesar de todo, muy cansada pero contenta.
Cómo no estarlo si los nuevos tiempos traen los vientos del reencantamiento y las nuevas energías, el volver a amar las letras en cada caer de un nuevo otoño, en la frescura de las lluvias de Abril, en el desafío de un año sostenido de trabajo arduo y en el secreto y esperado encanto de un Capullito de Primavera anidándose certero entre los pliegues de mi alma y mi corazón.

Sucumbo, por tanto, al hastío y el estío. Y para un muy anhelado descansar me entrego a la fe de los oleajes en la tormenta y en la calma.
Sin brújulas ni astrolabios... Sin timón y en el delirio.

Hasta un nuevo Marzo.
Nos leemos.

martes, enero 22, 2008

10 Cosas que odio de ti

Te mueres. Y ahí, en medio de la muerte y el desconcierto me dejas el recuerdo de tu odio y tus afanes, de tu vida joven y los mares que me impulsan a odiarte, así, tanto.

Te odio la sonrisa desde hace trece años, la sonrisa que era y no era entre tu tumultosa timidez y tus años de hombre nuevo.

Te odio el pelo revuelto y rebelde amenazando con convertirse en el recuerdo del trigo que inundaría mis nostalgias.

Te odio el talento que te hizo emerger entre otros tantos, ganando terreno y comenzándo a darte ese brillo que más tarde te habría de quemar.

Te odio la voz ronca, rasposa y el acento desconcertante, la forma en que no modulas y sin embargo convierte los ámbitos en la tribuna de un teatro donde se aplaude de pie la mejor de tus obras.

Te Odio los años, el tiempo detenido, este estático 22 de Enero que nos regala tu infortunio.

Te odio la imagen serena, esa que nunca hizo presagiar el océano inconmesurable de tu pesadumbre interior.

Te odio las manos grandes, el caminar angustioso, la belleza de tus besos regalados a un guión.

Odio no haberte tenido más cerca.

Odio no tenerte cerca más nunca.

Y odio, por sobre todo, que hayas hecho tus maletas para nunca regresar.

En tu memoria mi caballero,un último beso, en el día de tu muerte.

jueves, enero 17, 2008

Pucha Brad...


Se murió Brad Renfro.
Y me dolió su muerte.
Ayer lo supe.
Que lo encontraron muerto al parecer de una sobredodis.
Tenía 25 años. Igual que mi hermano.
No es que yo haya sido fans de él ni nada, ni que el muchacho haya marcado algún trozo de mi vida o haya sido un actor reconocido o toda una leyenda que murió joven como James Dean o River Phoenix. Para nada
Pero lo sentía cercano.
Lo sentía cercano como sentía quizá a la Elizabeth Montgomery o a la Doris Day.
Cercano como conocido de verdad.
Es raro eso, me ha pasado con algunas personas, eso de sentirlas cercanas sin tener mayor conexión ellas.
Vi todas sus películas y de pura casualidad.
He lamentado su muerte como lamento toda muerte injusta, de esas muertes que ocurren en los años más bellos, con toda la vida por delante y provocada por uno mismo.
Un niño lindo, lleno de talentos y juventud impulsado por la corriente insufrible del alcohol y las drogas, desprendido de sus límites, aventurandose a la muerte como quien se aventura ciegamente a una empresa novedosa y prometedora.
Seguramente Brad fue entregado por sus mismos padres a esa vida sin límites, motivados (quien sabe) por las tentaciones del dinero y los lujos.
Una pena.
Sin ser una gran estrella siento que ha muerto de verdad una luz del cielo del mismo modo en que sentiría cualquier muerte de cualquier joven abandonado a su suerte entre los tantos vicios del mundo.
Muere un príncipe y lloran todas las estrellas del firmamento.
Uno que es mamá de hijos grandes sabe que jamás dejarán de serlo por tanto nunca se les puede abandonar, aunque luzcan fuertes y autosuficientes, aunque luzcan hombres maduros y resueltos.
No solo por el hecho de ser hijos sino porque no hay nada peor que el abandono.
Una lágrima por ti Principito.
Una pena tu partida, aunque quizá pocos la sientan.

lunes, enero 14, 2008

Nieve en la Capital del Sol


Santiago arde y bulle, bulle de gente con rostros cansados en este verano pleno, bullen las ganas de descansar, de dejar cuanto antes la rutina del día a día en unas prontas vacaciones.
No me quejo de esta capital de calores, no podría, menos aún después de haber pasado uno de los más fríos inviernos que nos ha golpeado.

Pero me nieva, me nieva aún con casi 35 grados de temperatura, me nieva entre sueños como si estos amigos de nieve me trajeran el presagio de un año limpio, nuevito y prodigioso.
Pronto vendrán también mis vacaciones, el goce de mi Cicciolino Pokemoncito oliendo a tortita de manjar y pastelito nuevo, la promesa de ese Capullito silencioso con quien seguimos abrazados cautelosos en la complicidad de nuestra promesa.

Y nieva, cae la nieve de Praga en Navidad contándome la historia de una princesa medieval perdida entre castillos y caballeros armados del siglo XIII.
Me limpio y lavo el alma en la nieve de mi bella Praga de otros tiempos. Nunca Praga fue más linda que cuando ella la visitó, nunca hizo más frío, nunca quise verla más en blanco y negro que por aquellos días.

Cae nieve entre Boston y Nueva York contándome las correrías de este Bro aventurero, mujeriego y conocedor que se topa con 1000 Morgan Freeman en cada esquina y se maravilla con la ciudad de las luces y su Mistic River mucho antes aún de aterrizar entre los hielos y la paranoia (que aún persiste) en el JFK.

Sigue nevando en United Kingdom entre las subidas de escala con coche, bebé y embarazo de una de mis más recordadas amigas, me nieva entre su frío y sus cafés de media tarde en la librería frente a Buckingham Palace, me nieva entre su nostalgia de este Santiago nuestro de Eneros acalorados y la alegría de un nuevo comienzo.

Nieva en Budapest y en Viena y a las orillas del Danubio su nariz se enrojece mientras archiva cada imagen, cada postal que nos hará llegar de sus helados pasos entre Santos Húngaros y Emperatrices, entre Óperas y Palacios... y su nieve sonríe en el abrazo que envía.

Nieva en Bélgica y en su bici barre las calles cubiertas de hielo entre las casas viejas del barrio universitario de Lovaina, mezclando las experiencias reunidas y la nostalgia del barrio de adoquines de su Recoleta de toda la vida.

Nieva en Munich en Pascua de Reyes cuando el cartero toca a la puerta y la hace saltar de su siesta para entregar en sus manos amorosas la travesía de un pesebre que partió acumulando historias de mujeres chilenas desde Santiago a Quilpué y desde Barcelona a su Alemania de hielos y Epifanías.

Mis amigos, mis amigas de toda la vida, mi hermano, mi gente querida, aventurera y lejana.

Y desde la capital del sol me regocijo transportada en cada copo de sus aventuras, vuelvo despacio y arrastrando los días para soñar sonriente en el abrazo cercano y en la vida entera reunida junto a los hielos y frente a la belleza de la nieve lejana tras cada nueva imagen acá en todas las esquinas de la rutina estival de mi Santiago que arde.

jueves, enero 10, 2008

Entre Cicciolinos y Capullitos


Anoto esta fecha:10 de Enero.
De algún modo divino es posible que lo hayan tramado todo, que se hayan puesto de acuerdo.
Lo cierto es que hoy partió la gorda con sus síntomas a la maternidad y muy probablemente entre sus dolores y mis nervios, entre mi angustia y la suya el día de hoy nos regale un Cicciolino.
Un Cicciolino patitas de queso que viene a ser parte de la familia, de la de ellos y de la nuestra, hijo de mi hijo, Cicciolino de mis historias y mis más genuinos dolores.
Allá partió también él, con sus 17 años y su coraje de papito nuevo.
Supongo que ha llegado al fin el momento de asumirlo, después de tanto tiempo sin poder, sin procesarlo del todo, sin compartirlo con el mundo entero (salvo con mis cercanos más queridos).
El hecho es que este Cicciolino se ha hecho certeza y cantito de piel de durazno... y se le recibirá con honores.
Y eso de que lo hayan tramado para presentarse el mismo día puede ser, puede ser...Yo, que suelo sospechar de todo, no creo tanto en eso de las casualidades, más bien creo que tienen alguna suerte de convenio con Dios y con los ángeles, digo, para, el mismo día, regar flores en mi ventana, verter almíbares en mi corazón, semillas en mi vientre y la convicción de que cada día es posible tejer nuevas esperanzas de vida entre Capullitos y Cicciolinos.