lunes, enero 30, 2006

Momento de descansar...


“Volveré también encadenada a las bandadas de pájaros.
Te enviaré postales y cartas desde la costa del olvido
traeré regalos, meteoros,
caballitos de mar,
big bans, besos,
besos, besos...”
(Kiantei, 1er Post)


Me gusta mi blog, no me cansa, al contrario, me ha llenado de alegría en todo este tiempo, me energiza, me alimenta y me permite materializar una de mis aficiones más preciadas: Escribir.
Sin embargo, creo sentir la necesidad de una distancia, porque como todo gusto excesivo, tiene también algo de vicio.
Y siempre llega un momento, mientras uno se mantiene en su sano juicio, en que se debe parar y tomar un respiro, en que se hacen balances y se repasa la historia, en que no podemos dejar que del poco dormir y del mucho leer se nos seque el cerebro...como al hidalgo caballero.
Aunque no puedo negar que me dejaría atrapar felíz en la magia de esta telaraña sin mayores contemplaciones.

Ha sido un año intenso, de letras y sentimientos, de encuentros y lejanías y siempre es bueno hacer una pausa.
Aprovecharé mis vacaciones en el trabajo para dejar un poco de lado el teclado y la pantalla, más no las palabras, que seguiré seguramente derramando mediante la antigua y romántica práctica del fiel cuaderno y el lápiz, porque ya a estas alturas, es difícil dejar este nuevo amante en que se han transformado las letras.
Las que, que por cierto, les compartiré a mi regreso.

No puedo decir que no les extrañaré, en más de una ocasión me he sorprendido soñando y soñándoles en este universo de palabras a todos juntos, los que escribimos, viniendo de tierras lejanas y cercanas a una fiesta imaginada de bosques mitológicos, de bacanales al compás de la lira, de versos y poesías, donde derramaríamos vino y nos daríamos unos a otros la uvas de las letras en la propia boca, de besos frescos y lluvias finas de polvo de estrellas, traspasando límites, bordando nuestras realidades como solo nosotros podemos hacerlo.
Seguramente en más de una ocasión sucumba a la tentación de acercarme una que otra vez a espiarles.
Evitaré hacerlo.

Dejo mi Casa del Castor a vuestro cuidado, ya saben que pueden recorrerla con calma y confianza, escudriñar cada uno de sus rincones, mientras yo no esté, recorrerla desde aquel ya lejano Julio en que comencé una mañana helada a derramar estas letras, un poco movida por la curiosidad y otro tanto por la desesperación de escribir acumulada en tantos siglos de historia, hasta hoy, donde espero que puedan encontrar más de un trozo de mí y de ustedes mismos en ella, confío plenamente en que sabrán cuidarla en mi ausencia, no olviden dejar bien cerradas las puertas y las ventanas antes de partir.

Descansarán por ahora las hadas y las musas, descansará el Señor Castor en su hogar acogedor donde siempre reina el invierno y nunca es primavera...
Y nos estaremos encontrando en los espacios tranquilos de nuestras letras regaladas y sin mayores ambiciones que vertir nuestros corazones...
Nos estaremos encontrando, más temprano que tarde, amigos míos, en las proximidades de un otoño cercano.
Hasta pronto, hasta Marzo.

Mi abrazo de siempre.

Kiantei,
de La Casa del Castor.

jueves, enero 26, 2006

En estos días...



"En estos días
todo el viento del mundo
sopla en tu dirección
la Osa Mayor corrige la punta de su cola
y te corona con la estrella que guía la mía
En estos días no sale el sol
sino tu rostro y en el silencio sordo del tiempo gritan tus ojos,
¡Ay de estos días terribles!
¡Ay de lo indescriptible! "
(Silvio)

Nunca he usado este blog como un diario de vida, y bien por la gente que lo hace, que descarga sus furias, sus dolores, sus desenfrenos inconfesables ya sea dando la cara o amparados en el anonimato.
Cada uno es Dios en sus páginas, cada uno pinta sus lienzos a su modo y si gusta bien y sino, bien también.

Siempre he querido darle una entonación diferente a cada relato, ya sea en poesía, en prosa, en crónica, en anécdotas de la vida, en recuerdos, en historias o hasta en comentarios de televisión o política.
Siempre he querido que se note mi estado de ánimo, mi yo más natural pero siempre a través de un estilo y una forma, no llegando y largándolo sin más y creo que lo he logrado.

Nunca he querido hacer de este blog un diario íntimo sino un resumen de mi propia existencia comprometida en palabras.
Sin embargo en estos días no puedo hacer más que escribir sobre este instante.

Hace un calor del mismo infierno,
ayer mismo los termómetros acusaron 37 grados, no recuerdo temperaturas más altas en mi vida, "Si hasta los muertos que han bajado al infierno han vuelto a buscar sus mantas..." (Rulfo)

El calor estraga no solo las ganas y el ánimo, también la inspiración y el recuerdo.

En estos días todo transcurre con lamentable lentitud, las cosas se diluyen en un páramo lejano donde bailan flotando como espejismos, las ganas no acompañan las tareas de cada día, transformándome en casi un espectro de sensaciones difusas, echando de menos, vagando en poemas viejos, leyendo una que otra cosa, sintiendo espasmos que se distribuyen mi cuerpo casi como si estuveran sorteándoselo y el sudor hace presa de mis extremos y mis centros.

En estos días sale el sol con fuerza trayendo la amenaza del cierre de un ciclo, de un año que comienza a cerrase, de miles de letras que añoran un descanso, una lapso, una pausa.

En estos días todo el viento del mundo sopla en una sola dirección, el estío intransable, el hastío indomable.
Ya quedan pocas horas, pocos minutos, pocos segundos y aún así el tiempo no avanza.

No es tristeza amigos míos, es el cansancio de un largo año, es la pereza.
Y sí, para ser sincera, un dejo de pena, leve, pero pasará, claro que sí, porque no es mi estado natural y no hay nada más que quiera en este instante que mi estado natural, el de la alegría y los bosques de flores y de magia en que suelo habitar.

En estos días no estoy en ellos como quisiera sino en esta oficina, alta, añosa, y cargada de historia y de historias, en medio de este Santiago estival y ardiente que no da tregua,
donde hoy al menos, ya no quiero estar más.

¡Ay de todas las cosas que hinchan este segundo!
Ay de estos días terribles...

asesinos del mundo.

martes, enero 24, 2006

“Los Cinco Extraños Hábitos de Kiantei”



Antes que nada y alentada por algunas peticiones en los comments del post anterior es que me armé de valor para mostrar una de las pin ups que suelo photoshopear para ponerles mi cara.
Me quedó bonita. Lo cierto es que el modelito es bastante mejor que el original pero bien vale para soñar.

En cuanto al título de este post:
Gusto me da que en nuestra comunidad se divulguen estas cadenas que han servido para conocernos mejor, vincularnos más profundamente y entretenernos un rato cuando la falta de inspiración causa estragos en muchos de nosotros.
Lejos del hastío que provocan las típicas cadenitas de mails, estas se han caracterizado por estar bañadas de simpatía, pinceladas de cultura y llevan además el interés del conocimiento mutuo.
Por otra parte el traspaso de ellas a determinadas personas supone el grado de cariño, vinculación o interés que se tiene en el continuador. Interesante.
Mi muy querido amigo Pepet me ha dejado la tarea de continuarla.
Y heme aquí, cumpliendo el cometido.

Mis cinco extraños hábitos:

1.Si acaso por soberbia, curiosidad o mera entretención, mientras camino por las calles, suelo mirar a la gente siempre a los ojos, donde voy sacando a cada segundo, cual Terminator persiguiendo a Sarah Connor, una radiografía de su estilo, sus pensamientos, su historia, sus formas.
Ya me he llevado yo varias discusiones con quien camina a mi lado por mi
costumbre ésta de mirar fijo a la cara, ya sea por la incomodidad que pueda causar, por lo sugerente de la actitud, o por la provocación de la insistencia, en fin, no lo puedo evitar.

2. Casi como placer culpable o mala maña es mi hábito de tomar té en el plato. Sé perfectamente que es una falta de modales incorregible que debo a las enseñanzas de mi abuelita. Cuando el té está muy caliente, no hay nada como vaciar un poco en el platillo para sentirlo algo más tibio y poder preparar el paladar a la temperatura que requiere. Pero sólo es el primer sorbo, luego sigo bebiendo de la taza con total normalidad.
Una aclaración: Esta licencia solo me la permito en la intimidad de mi hogar, no crean por favor que cometería esta ordinariez en una invitación formal.

3. No puedo dejar pasar una gran reflexión, debido a esto suelo portar una libretita y un lápiz para ir anotando cada acierto literario o lingüístico con el que me toque encontrarme, frases, pensamientos al azar, ideas, más aún cuando van cargados de poesía ya estén estos en libros, revistas, diarios, o los oiga directamente de boca de alguien..
El haber conocido los blogs para mí ha sido el deleite mismo, donde la riqueza de pensamientos es tan grande que casi me mareo. Por lo mismo confieso que he abierto varios archivos de word para guardar lo más selecto de los pensamientos que he encontrado.
Confieso, en este mismo ámbito, que mucho de lo que he escrito se ha inspirado en reflexiones, ideas o palabras encontradas en esta misma esfera.

4. No puedo dejar mis recuerdos.
Es inevitable, tengo una memoria casi fotográfica, todo lo recuerdo y no solo eso sino que insisto en atesorarlos. En un lenguaje más coloquial podría referirme a mí misma como “cachurera” y es cierto, revistas de antiguos comics, fotografías, música, mis álbumes que coleccionaba de niña, discos de vinilo, esquelas, sobres, muñecas, fotos de mis artistas, láminas de Candy, en fin, todo.
Reencontrarme con mi historia, aferrarme a ella, reunir las cosas que me gustaban cuando niña, no dejarlas partir. No significa ello que no avance, creo fielmente en que se puede avanzar y a pasos agigantados sin tener que renunciar al pasado, al menos no al pasado grato.
Y es más, creo que es un deber estar siempre en contacto y paz con lo que hemos dejado detrás.

5. No puedo dejar de leer, un libro tras otro, a veces dos o tres al mismo tiempo, no importa lo que me digan, no importa el autor ni el género, siempre, pero siempre, me van a encontrar leyendo.

Tengo más extraños hábitos, algunos sinceramente inconfesables, otros realmente jocosos, otros que sobrepasan algunos límites y los más de índole estrictamente personal, pero como solo me han pedido cinco, creo que he cumplido la misión.

Esta vez traspasaré la misión a algunos buenos amigos:

1. Mi muy querido Tontograve, siempre primero en mi lista, aunque le carguen las cadenas, me importa un huevo.
2. Al profe Carvallo porque aunque sé que está de vacaciones igual se arranca a leer, vuelve el 31 así que igual lo esperaremos y porqué tengo la impresión que debe tener unos hábitos realmente geniales.

3. Al enigmático Ponto García, que aunque para mí viene a significar un nuevo hallazgo, mi sexto sentido me indica que viene cargado de increíbles fascinaciones.

4. A mi estimado Fernando, Fgiucich, que aunque debo confesar que mucho me cuesta pronunciar su nombre, se ha ido convirtiendo en una inagotable fuente de inspiración y aprendizaje.

5. Por último y no puedo dejar de lado a Olimpo, poeta de islas candentes que cada día me sorprende más con su inspiración fuera de toda lógica.

Una de las reglas es que lo contesten en su propio blog, a manera de post, debiendo transmitir la cadena a quien estimen conveniente.
El título debe decir: "Los 5 extraños hábitos de..." y cada uno debe dejar claras las reglas.

Por esta vez, me perdonarán mis queridas y entrañables amigas el haber mencionado solo a varones,
es por dos razones:
El vínculo con ustedes ha traspasado tantas barreras, de cariño y conocimiento que sería una exageración seguir interrogándolas.
El fascinante mundo masculino despierta en mí grandes enigmas que nunca terminaré de descifrar, pero que sin embargo, y pese al enorme esfuerzo que esta tarea significa, seguiré, mientras me siga viva la curiosidad, empeñada en ello.

lunes, enero 23, 2006

Soy una Pin Ups


No hay caso, el otro día lo descubrí,
me quedé pegada a esos avisos antiguos de publicidad, cuando aún no había diseño gráfico y la computación no nos hacía fácil la vida.
Era la época en que costaba encontrar chicas osadas para que posaran livianitas de ropa para los comerciales de antaño.
Y surgieron las pin ups.
Eran modelitos a escala, bellamente pintados, de curvas envidiables y boquitas redondas y perfectas.
Podían encontrarse anunciando desde una bebida o cigarrillos hasta detergente de ropa.
Cierto día navegando por la red di con un verdadero culto a su recuerdo, artistas modernos dados a la tarea de rescatarlas del olvido, dibujando en nuestros tiempos las más hermosas chicas de afiches de los años 40 y 50, las que alegraban a los soldados en plena guerra mundial saludando sonrientes desde sus carteles al son del swin de antaño.
Y desde ahí también me dediqué a coleccionar algunas imágenes, las más bellas y emblemáticas que logré conseguir, debo decir que tengo una archivo bastante amplio de pin ups.
De vez en cuando juego con el photoshop y me entretengo largo y tendido poniéndole mi rostro a estos bellos carteles, de ese modo me convertí en Pin Ups.
He sido desde Betty Boop hasta la más bella cortesana del Moulin Rouge, he estado decorada en una cartel multicolor en medio de las divas de Hollywood hasta nuestro Chile querido promocionando sonriente
la novedad para las dueñas de casa: El Klenzo, un verdadero deleite a la imaginación.
Seguro que todos las conocemos y hemos visto a más de alguna en más de una ocasión.
No las olvidemos, son la maravilla que hizo sonreír y soñar a nuestros abuelos, un refresco de recuerdo, belleza y alegría.
Entonces, de vez en cuando, y como suelo andar metida en el cuento de la magia, me transporto dentro del cartel, me enfundo las medias de liga y los vestidos más hermosos, le sonrío a la cámara con los labios muy rojos, tomo el producto entre mis manos y ya está, inmortalizada en una bella parte de la historia, y dichosa de los cientos de ojos que me admiran absortos en el prodigioso instante de la inmortalización.
Desde entonces y en plena alegría puedo decir que yo también soy una Pin Ups.

viernes, enero 20, 2006

No estás



El mundo entero se hila en hebras
que se deshacen en el intento de encontrarte
entre la desesperación y las ganas
en el poderío absoluto de tu recuerdo presente
en la rima de tus lenguas y en la lejanía de tus llantos
Y no estás.

No estás cuando te busco entre tantas veras y burlas
entre los mil sarcasmos descritos a carcajadas
entre tus Asíseas y mis Queseyoses
entre mis remotos gritos,
entre tus fecundas frases.

No estás en la ribera de ningún río donde te busco
ni en los vertiginosos instantes donde no te toco
donde no me importan más
las verdades que los asombros
de la dulce ficción que teje realidades
y los reflejos crepusculares de tus alas feroces.

No estás en ninguno de mis signos de idealismos prodigiosos
ni en cada cosmos que recorro,
ni en lo más profundo de tus mares
no estás en las comarcas extraviadas,
ni en los vapores celestes de la espesura de mis bosques
no estás en ningún sitio donde solía hallarte.

No estás ahora en mis manos vacías
en mis controversias cantadas al desconsuelo de tus pausas
en la absurda geometría de mis hemisferios
ni en el pavor mitológico de tus cantares
y el llanto de muerte se muere al buscarte
porque no estás,
en ninguna parte.

jueves, enero 19, 2006

¡Tremendo Despiste!


Últimamente he tenido el enorme placer de conocer en persona a algunos amigos bloggers.
Y como tengo una capacidad de asombro increíble que casi raya en lo patológico me sobreviene una especie de éxtasis de emoción casi como si se tratara de archifamosos de la farándula.
Me pasó con mi muy estimado amigo el señor Cuervo y con mi muy querida Indianguman que se vino arrancando del frío que le regalaba poesía para caer por un período corto en nuestros hormigones capitalinos en medio del calor de este verano donde me recibió con sus brazos abiertos y una enorme y deliciosa fuente de frutas frescas.
Y bueno, ayer tuve el gustazo enorme de conocer al fin a mi tremenda amiga Eternamente Despistada, que para mi mucho asombro le hace en gran medida digno honor a su nombre.
Llegó con Vicente en una barriga de casi 5 meses y tuve que acercarme yo a su encuentro al lugar donde estaba para preguntarle su nombre porque ni pensaba en buscarme.
Todo lo que diré de ahora en adelante será necesario multiplicarlo por dos:
Tremenda mujer. simpática, adorable, linda, genial conversadora, comprensiva y dulce.
Casi tres horas duró el encuentro donde no hubo un solo momento de respiro, hablamos mil cosas sin parar,
ella bebió agua, yo un jugo, ella un té, yo otro jugo, y así, en charla interminable como si nos hubiesemos conocido una vida entera, nos hubieran separado otra y nos reencontraramos en ésta.
Los minutos volaron y las horas se hicieron humo.
Por ahí una vez el Gato Félix reflexionaba sobre los bloggers, decía que le daba la impresión de que no existieran, que no fuesen humanos de carne y hueso, algo así como entes de algún tipo de ectoplasma distribuidos en la blogósfera y que no existieran sino ahí, sin rostros ni formas concretas hasta que se encontró con uno de ellos allí en medio de las calles de Nueva York donde ahora vive.
A mi me sucedía algo similar, solo que ya tengo la alegría de haberle visto la sonrisa al menos a tres de ellos y espero que vengan muchos más.
Y si, son humanos, de carne y hueso, y yo los he tocado y abrazado, como ayer, con la alegría enorme que me dejó esta tremenda mujer, genial, maravillosa y eternamente despistada.

martes, enero 17, 2006

Yo también fui conejillo de indias



Pasó que ayer fui a verla y ahí estaba, echándose una pomada verde en la rodilla, entonces se me vinieron a la mente miles de recuerdos y me maté de la risa.

Benditas las abuelitas que con sus conocimientos de años y sus manos cargadas de dulzura nos cuidaron con amor en esos días de fiebres y enfermedades infantiles que nos hacían pasar días en cama mirando Los Bochincheros y dejándonos “curar” por sus cientos de invenciones milenarias.

Yo a mi abuelita la adoro y algún día cercano escribiré largo sobre ella como se merece, pero esta vez me acordé de esos remedios caseros que me daba cuando estuve decenas de veces con amigdalitis, fiebres y toses (eso sin contar la vez que me atravesé una pata con el fierro de una reja y que casi me la cortaron sino fuera por sus cuidados y todo lo demás).

Uno de los primeros remedios que recuerdo era el papel de diario que me ponía doblado en el pecho, primero lo embadurnaba de mentholatum y luego le dejaba caer esperma de vela, y me lo instalaba muy guardado debajo de la camiseta y lo sentía caliente en el pecho, claro que molestaba porque tenía que dormir con ese cartón duro y al otro día amanecía con todas las letras del diario calcadas en el pecho. Igual me aliviaba.

También me hacía respirar una infusión verde de hojas de eucaliptus que hervía en un tarro, el asunto consistía en meterse debajo de una toalla respirando el aroma y al rato me rescataba con la cara colorada, mojada y con el cutis limpiecito.

Inolvidables las rodajas de papitas en la cabeza:
-Mamy, me duele la cabeza- y ella partía rauda a cortar la papa que me refrescaba al instante y que luego me sacaba cuando estaban todas secas y negras como si se hubieran frito con el calor de mi dolor y me quedaban las marcas redondas en la frente.

Cuando se me pegaron los piojos como en segundo básico no dudó en lavarme la cabeza con parafina y me tuvo como 3 horas al sol esperando que se murieran los bichos, después me echaba harto shampoo y me peinaba con una peineta chica que me dejaba llorando, al final me volvía a hacer los rizos como si nada.

No puedo dejar de mencionar el cucurucho de diario que me metió en la oreja cuando tuve dolor de oídos o se me taparon y le prendía fuego en la punta para que me entrara el calor.
También me hizo ver burros verdes la vez que me dio a beber al seco medio vaso de jugo de cebollas puro para aliviar los bronquios.

Cuando me picó una abeja preparó en segundos una pasta de miel, barro y hojitas machacadas de no sé que diablos y me la puso en la pierna
Y me apretaba la frente con un cuchillo de mantequilla cuando me había caído para que no me saliera un cototo.
Cierto es que logré zafarme de las ventosas y el famoso ladrillo caliente porque nunca tuve cistitis ni infección urinaria alguna, que si no...

Me dio a beber mil infusiones, palito de no sé cuanto, uñita de no sé qué, hojitas de no sé donde, hierbitas del campo, florcitas del valle y así, tantas cosas que ya no recuerdo.
Ayer la vi echándose con tanta fe esa pomada verde que recordé de inmediato que más allá del remedio lo que de verdad me mejoraba era el amor con que me lo daba y la fe que le ponía a este cuidado.

Cierto es que jamás nunca he dado nada de esto a mis hijos, en estos días uno no confía más que en el tapsin, el ibuprofeno o todo remedio que termina en "ina" mientras sea suministrado siempre por un médico.
Sin embargo no puedo dejar de recordar esto con gran cariño y una que otra vez cuando me he sentido mal suelo extrañar sus manos amorosas poniéndome papitas en la frente y diario mentolado en el pecho, que nunca sabré si sirvieron o no, pero marcaron sin duda los momentos mejores que he pasado a su lado.
Capaz que en el futuro me sorprenda el día menos pensado haciéndole lo mismo a mis nietos.

lunes, enero 16, 2006

Ganaste



Así, tranquila, piola, sonriendo, ganaste, te las mandaste.
La verdad gran fe no te tenía debo admitirlo, en un principio mucha sonrisa, el prejuicio tal vez de la fachada de señorona apitutada, pero después con el tiempo, me dediqué al ejercicio de observarte.
Tuve mis dudas, claro, no fueron los otros, claro está, los otros dos eran un par de payasos, uno medio soñador y el otro...bueno, el otro me dejó hasta con un sentimiento de piedad, pero en fin.
El que me hizo dudar fue tu guapo contendor, canchero y carismático y te reconozco que hasta el último minuto me anduvo haciendo ojitos, pero no.
Me lavé la cara y me dispuse a mirarte con la frialdad de la distancia y despojándome así, de todo sentimiento feminista, de toda bandera de lucha anterior y de todo prejuicio te ví claramente, te observé largo rato, y me asombré al estudiar con detalle cada paso que has dado, la astucia de cada manejo, la palabra exacta, la cordura, el bagaje.
Mi voto no fue afectivo en lo absoluto, porque creo que muchos lo fueron, puedo decir con todo orgullo que fue de pleno convencimiento, en Diciembre y ayer, y se me apretó el gozo en la garganta cuando escuché los resultados, el mismo que sentí el Jueves en plena Alameda ahí apretada entre una multitud de miles que coreaban tu nombre, cuando de vuelta me fui en el metro sonriente con la cabeza llena de challas y tu chapa en el pecho.
Hoy día amanecí contenta cuando te ví en todas las tapas de los diarios y percibí que Chile no ha perdonado mientras no se haya hecho justicia, que no los vamos a dejar aún manejar este país, que no los queremos porque no podemos olvidar todavía, que aún no ha pasado tanto tiempo, que el dictador todavía no se muere y que muchos muros aún huelen a sangre, que todavía estamos jóvenes los que en ese tiempo eramos niños y que aún hay muchas madres con la foto en el pecho esperando todavía un miserable consuelo.
No, todavía no, todavía es muy pronto.
Amanecí felíz porque ganaste y más que por ser mujer es porque eres una gran persona.
Te admiro Michelle.
Felicidades Presidenta.

viernes, enero 13, 2006

Y mis héroes de película son...

Y como no soy ninguna feminista (ya hice mis heroínas), también me identifico mucho con ciertos héroes fílmicos de diversos tiempos, pero no se trata de aquellos héroes que sacan suspiros sino de aquellos cuyo temple identifican una parte de lo que soy, el halo de misterio, de seducción, de fantasías sin tiempo, de sútil perversidad, villanos tiernos y geniales, de clarividencia inmortal o de brillantes suspicacias representados por auténticos camaleones del cine. Grandes personajes, cada uno persiguiendo una pasión.
Un regalo, mi selección.



Conde Drácula
(Gary Oldman, "Drácula")


¡Ah, el conde!, imagen soñada y eterna de aquel príncipe de tinieblas eternas que atraviesa siglos de acontecimientos prodigiosos para salir a nuestro encuentro, que se alimenta de sangre, que pacta con lo macabro para encontrar al fin la paz de la muerte en los brazos de su adorada Mina, descabezado y con el corazón traspasado por la estaca del amor inmortal.
Mi prodigioso conde, de los primeros en mi lista, obvio.



John Keating
(Robin Williams, "La Sociedad de los Poetas Muertos")


Atreverse a soñar, a soltar el ser interior, a no temer, a derramar poesía aún cuando todo es adverso, a dejar fluir porque mañana tan solo seremos carne de lombriz, es evidente. Carpe diem.
Keating fue uno de los primeros en enseñarme a soñar, a subirme a la mesa con los dos pies, a dejarme caer en el vacío porque abajo tal vez no todo será tan malo.
Keating, ¡Oh, capitán, mi capitán! Keating, mi mentor.


Lex Luthor
(Gene Hackman, "Superman")

El Genial Lex fue el único que logró detectar el talón de Aquiles del Súper hombre, ingenioso y sagaz, desafió solo con su enorme inventiva y el genio de un simple mortal al que venía de otro planeta con los poderes sobrehumanos más desconocidos e implacables.
Torpe y brillante, inquieto y visionario, como no elevar a Lex Luthor a la categoría de héroe. Imperdonable.


Eric Draven
(Brandon Lee, "El Cuervo")

"En la ciudad, donde los ángeles no se atreven a flotar y los demonios cantan baladas, el sexo de la noche deja caer su negro cabello narcótico bajo una luna opiácea y amarilla. Ahí va la sombra de una sombra, un fantasma terrenal que tirita, no por el frío de Octubre, sino por un erótico dolor.....cogimos el ultimo tren hasta la muerte.
El cuervo se refugia en un sueño roto,
y el único sonido que sale es como un grito cóncavo"

Vi esta película en el 97 y la he vuelto a ver como 6 veces más.
Y cada vez se me queda más dentro la imagen de Brandon Lee, la imagen otra vez de un no muerto que no descansa en paz por amor y venganza.
La imagen de este actor que perdió la vida en este filme.
Este es mi cuervo amado, visitándome de negro incógnito, poluto entre los vicios de las épocas y de las decadentes sociedades, oscuro, tenaz, brillante.
Este es el que me ronda y el que busco, esperando encontrarle en algún sitio, Eric Draven, El Cuervo.




Jules Winnfield
(Samuel L. Jackson, "Pulp Fiction")

Jules es genial, un duro, capaz de matar a sangre fría mirando fijamente a los ojos y recitando previamente un perfecto pasaje bíblico de profecías y redenciones.
Es amigo de sus amigos, leal, rápido, inteligente, y posee una notable sabiduría.
Más que Travolta en Pulp Fiction, mi ídolo genuino no es otro que Jules.



Jeffrey Goines
(Brad Pitt, "12 Monos")

Antes que nada aclaro que Bradmundo no representa para mí de manera alguna ningún atractivo sexual, pero lo he observado y el tipo es tremendo actorazo.
Este papel de Jeffrey Goines era como para un Oscar.
Jeffrey es un loco, pero de esos locos que poseen la clarividencia mesiánica de los grandes hitos, convoca, planea, gesta y dirige una de las más grandes aventuras en la historia del género humano.
Es loco chiflado, grita y se sulfura pero a la vez es brillante. Yo lo admiro.Y se ganó un lugar entre mis héroes.

Guido
(Roberto Benigni, "La vida es Bella")

Como no adorar a Guido, el valiente, el soñador, el amante eterno, el payaso triste, el mejor padre del mundo.
Como no amar su increíble fortaleza para levantar castillos en el cielo en los momentos más duros de su vida y de la historia del mundo.
Como no amar su sonrisa, su esmero por enamorar a su Principessa, su entereza humana, su humor a toda prueba.
Guido es un caballero andante de los que ya no quedan, algo de su magia tengo, sonreír aún en la adversidad.
Adoro a Guido y si me viniera a buscar en su caballo de colores, me subo y galopo hasta donde el viento nos lleve.

Jack Sparrow
(Johnny Depp, "La Maldición del Perla Negra")

Acá debo admitir mi amor incondicional por Jhonny Depp, mi muso número uno, hubiera seleccionado felíz todas sus películas, Gilbert Grape, Sleepy Hollow, Eduardo manos de tijera y hasta Pesadilla solo porque es mi actor favorito y mi amor platónico por excelencia.
Pero como he querido ser objetiva con esto de los heroés, escogí a Jack Sparrow donde Jhonny le da vida a este pirata delirante y embaucador.
Sparrow es un mentiroso hábil, capaz de engañar hasta el más astuto.
Como no sentirme tanto hechizada como identificada con él.
Mi muso. Mi adorado Jhonny, mi valiente Sparrow.

Jean Valjean
(Liam Neeson, "Los Miserables")

De este francés acorralado en la podredumbre del París revolucionario me quedo en su romanticismo.
Valjean es el padre perfecto, Valjean es el príncipe solo y errante, el eterno perseguido, el sucio, el irreconocible, el perfecto héroe.
Valjean está entre mis elegidos desde que lo ví en el cinearte una tarde de escapadas furtivas. Desde ese día en que me convertí para él en Fantine y Cossette juntas, durmiendo en sus brazos, acompañandolo en su persecución. Jean Valjean se quedó en mi corazón.


Keyser Soze
(Kevin Spacey, "Los Sospechosos de Siempre")

A este lo dejé para el último porque es lejos el ídolo entre ídolos.
Ya estarán algo sorprendidos mis amigos con mi selección de héroes, habrán pensado tal vez en que Kiantei iba a ser más romántica y tradicional en sus gustos. Espero no decepcionar, pero es el villano por excelencia el que me captura por lejos, el villano inteligente, el sospechoso de siempre, el Keyser Soze que llevo dentro.
Porque como me lo susurró una vez al oído el propio Soze:
"El mejor truco del Diablo, es haberle hecho creer al mundo que no existe"
Je, je.

miércoles, enero 11, 2006

De Don Juan de Marco y ciertas Utopías



“La ficción de la realidad o la realidad de la ficción”

“¿Qué es la vida? Una ilusión, una sombra, una ficción,
y el mayor bien es pequeño:
que toda la vida es sueño, y los sueños, sueños son...”

(Calderón de la Barca)


Esta es mi realidad:
Soy una mujer felizmente casada desde hace 16 años, me casé en Enero del 90, cuando tenía 19 años.
Tengo 2 hijos, uno tiene 17 y el otro 15, tengo 35 años y trabajo desde hace 4 para la Iglesia de Santiago, tengo un cargo de relativa importancia en el área laical.
Mi esposo se llama Héctor y es Ingeniero, lo conocí en una micro cuando iba en segundo medio, yo iba en el Liceo Metropolitano, él, en el Instituto Nacional.
Llevamos 20 años juntos, sin separarnos, desde 1985 y le amo profundamente desde el primer día y hasta hoy.
Tenemos un hogar acogedor y amplio al que llamamos “La Casa del castor” en alusión al hogar cálido de los castores de “Las Crónicas de Narnia”
Nos complementamos en forma perfecta, y no hemos tenido jamás crisis alguna, ni nuestro amor se ha visto nunca amenazado y lo agradezco a Dios porque muchos matrimonios jóvenes naufragan rápidamente en los pantanos de las equivocaciones y las mentiras.
Nosotros no.
Me conoce cabalmente y disfruta de mis locuras y mis escritos tanto como yo de sus certezas racionales.
El con sus números y yo con mis letras fusionamos en una alianza a la que no le he encontrado parangón alguno.
Y lo que más espero en esta vida es que podamos envejecer juntos en nuestra
casa hasta el fin de nuestros días.
Así de simple.
O tal vez no tanto, tal vez sobrellevar una vida de este modo es la empresa más compleja de que se tenga conocimiento.
No me cabe la menor duda.
Aún así, mi intención es que este buque enorme llegue a puerto según lo planificado.
Con esta realidad no tengo problema alguno,
para mí es clara y no da espacio a confusiones, no hay por donde y también los que me conocen de tantos años saben de mi claridad a este respecto.
Sin embargo en este universo blog debo tener confundidos a más de alguno.
Esta realidad paralela que se crea sirve para soñar universos absolutamente diferentes y complejos, imágenes inventadas, realidades desvirtuadas y falacias sostenidas.
¿Entonces que es lo real si esto también forma parte de mi ser?
A veces me causa gracia imaginar los rostros confundidos, imaginando tal vez que uno no solo goza de sus creaciones sino que también las vive y las confunde, pero no.
Entonces llega un momento como éste, después de tanto escribir, un instante en que, tal como lo hizo Don Juan de Marco, hay que desatarse la capa, dejar el antifaz y la espada en la mesa, ponerse la ropa de este siglo y explicarlo.
De ahí que he comenzado este post poniendo en la mesa mi realidad.
Es como el científico turco de “El Principito” que debió vestirse a la europea y no con sus atuendos típicos para que al fin le tomaran en serio su descubrimiento del asteroide B-612.
Y así como una vez me inventé ser Mina, de Drácula, hoy me impregno en la piel de Don Juan de Marco para mostrar que la locura no solo es parte de la realidad sino que la magia sostiene los sueños y la aventura de llevar a feliz término un matrimonio maravilloso hasta el fin de sus tiempos.
Ojalá logre explicarme, ojalá me entiendan aquellos que conozcan a Don Juan, que sepan de las densidades del corazón y de las locuras inventadas, que la realidad se borda con los hilos de la magia, que entiendan que no por inventarse sueños la realidad es menos real, al contrario, que eso contribuye a complementar la felicidad.
Lo esencial es verdaderamente invisible a los ojos, decía el zorro sabio, y de verdad creo con toda mi alma que nada se logra ver bien si no se mira con el corazón.
Y cada quien es absolutamente Dios en los métodos en que encuentra su propia felicidad, nadie tiene la fórmula perfecta.
Muchos podrán estar en desacuerdo conmigo o dudar acaso de la posibilidad de complementar y sostener más de un universo a la vez. Están en su derecho.
Sin embargo, y aunque parezca absoluta y drástica, no acepto opinión adversa, ni sugerencia, ni crítica de nadie que no sea más felíz que yo.
Y no doy valor alguno a quien ose decirme que mis ideas no sirven cuando quien lo dice es una persona triste, que mira la vida desde la perspectiva del fracaso.
¿Qué les diría?
Está clarísimo, hasta yo misma les ayudaría a ceñirse la espada al cinto, le ataría la capa y le amarraría el antifaz, le daría la pluma para que echara a correr sus sueños, le mostraría que el abismo que se ofrece ante nuestros pies no siempre culmina en el infierno porque cada cual puede tejer sus propias alas, que los vientos son siempre favorables.
Que de nada sirve lo evidente cuando la evidencia no se sustenta en sueños.
que la vida misma es sueño, como decía un gran autor,
que la falacia no es tal si da alimento a la inspiración, la magia y la poesía,
que porqué no inventarse un cuento de hadas si efectivamente puede resultar,
que yo lo hice,
que la vida sí es color de rosas o de verdes o aún así de negros
porque todo depende del color de los anteojos con que la miremos,
que no existe la confusión porque todo lo que queramos que sea real efectivamente lo será y viceversa,
que la línea que separa la realidad de la imaginación es tan sencilla de cruzar para quien de veras se quiera atrever a volar.
Y que, al fin, la poesía existe
en este breve instante que es la vida
para que la muerte y el hastío,
no tengan jamás la última palabra.

lunes, enero 09, 2006

¡Qué par de tipos!...



"El uno y el otro"

Nunca he escrito sobre ellos, pero aquí va...
Conocí a este par de bribones hace ya bastante tiempo,
a uno por allá por el año 88,
al otro un año y medio más tarde, en el 90.

Uno me conoció curioso, algo lejano, tenía unos profundos ojos oscuros, una mirada diáfana y un cabello moreno y rizado que le brillaba ante el primer haz de luz que le iluminaba.

El otro se me apareció un Abril, a comienzos del otoño, era una mañana fría cuando se asomó para saludarme contento, y no paraba de mirarme con unos ojazos inmensos como si me hubiera conocido desde siempre.

El uno resultó tener un corazón de oro, con una fortaleza humilde que le hacía robarse el alma de todos cuanto le conocían.

El otro resultó ser más corajudo, voluntarioso y terco y se imponía arrogante ante cualquier intento de ser doblegado.

En esos años el uno ya se adivinaba un tipo grandioso, de tenacidad implacable, de solidaridad desmedida, obediente y sincero.

Mientras el otro se presagiaba brillante, de un genio insolente y espíritu desafiante, capaz de urdir grandes ideas a punta de un ingenio a toda prueba.

El uno se hizo grande con el impulso y fortaleza física de los mejores ejemplares de su familia y se alzó en el tiempo, hermoso y bronceado y con un talante impresionante sobre el género femenino.

El otro algo más soñador pronto descubrió en las letras el universo fragante donde poder volcar el alma.

El uno tiene las ideas claras porque tiene la mente y el corazón clavados en un norte.

El otro es más disperso, disfruta de la simpleza y se encanta con las certezas del mundo.

El uno tiene el alma más grande que el océano.
El otro el espíritu más fuerte que el abrazo del mar.

Sé que llegado el momento de su partida
el uno me destrozará el alma
y el otro me cristalizará la vida...
porque el uno son mis ojos,
y el otro es mi corazón.

Y tanto el uno como el otro son mi vida entera,
mi alma y mi corazón juntos y fundidos,
mi cielo y mi horizonte,
mi amor y mi infinito,
mi principio y mi final,
el uno y el otro,
los Bachos,
mis hijos.

viernes, enero 06, 2006

"El Pedro"


Hoy ví al Pedro.
Hace tantos años que no lo veía.
Conocí al Pedro en el Prejuvenil de la capilla, en ese tiempo yo tenía como catorce años y el Pedro era más chico, tenía como once.
El Pedro era muy pobre, venía de una de esas familias tremendamente humildes y tenía como 8 hermanos, era chico y muy flaco, las mechas tiesas, duras como clavos, tenía un aire a Papelucho, era negrito y feo como el diablo.

Usaba una camisa muy limpia y muy añosa y unos pantalones cortitos en tonos verde, lo recalco porque la vez que lo veía andaba con la misma ropa, aunque siempre muy limpio y bien peinado a pesar de lo porfiado de su pelo, su dentadura era un desastre y siempre me pregunté como a alguien le podían caber tantos dientes dentro de una misma boca.
Como yo era algo más grande me trataba de “Señorita” y si algo me llamaba la atención era su buena forma de comunicarse, conversaba muy bien, modulaba perfecto y era extremadamente educado en el trato con las personas.
El Pedro hacía fletes en la feria y siempre que yo lo veía andaba trayendo en su carretón el diario, sus cuadernos y algún libro.
Se lo pasaba leyendo y conforme fue pasando el tiempo siempre que me lo topaba tenía algún tema interesante que plantear, preguntaba por la familia con su educado interés y siempre se alejaba dando la mano y expresando buenos deseos.
Muchas veces imaginé al Pedro en alguna facultad, con anteojos y sus dientes algo más compuestos estudiando alguna carrera y abriéndose paso en este mundo, no me cabe duda alguna que habría sido un excelente profesional.
Lo imaginaba con un delantal blanco ejerciendo la medicina en algún pueblito rural, o como abogado siempre con sus eternos libros bajo el brazo dominando al dedillo cada una de las leyes, porque con su capacidad intelectual no pongo en duda que habría podido perfectamente serlo.
A veces lo imaginé también dirigiendo alguna empresa, porque era hábil en los pequeños negocios en que alcancé a verlo. Y también lo vi leyendo el Mercurio en una gran casa con piscina un domingo en la mañana rodeado por su señora y unos tres o cuatro pequeños tan feítos como él.
De hecho, creo que hasta lo admiraba.
La perseverancia en el trabajo aún en sus cortos años, su anhelo de superación, sus ganas inmensas de aprender, de abrirse paso en la vida, aún en la adversidad de su pobreza, de su familia eterna y numerosa, de su evidente desnutrición y de su poca gracia física.
Sí, creo que admiraba al Pedro y hasta me gustaba gastar largas horas en conversar con él.
Nunca más le volví a ver, cuando dejamos de ser pre-jóvenes nuestras vidas tomaron rumbos diferentes.
Yo seguí mi camino tratando también de aprovechar al máximo las oportunidades que la vida me presentó y tratando de lograr con gran esfuerzo mis metas.
Hoy en la micro me fui observando como siempre a las personas en la calle, entre el fervor del verano y el sopor de la tarde.
Y subió el Pedro a la micro, está re-grande y tiene la misma cara,
las mechas tiesas y su ensalada de dientes
y recordé de inmediato todos los momentos que viví con él,
no sé si me reconoció, lo miré y me sonrió.
Hoy subió el Pedro a la micro.
Estaba vendiendo helados.

jueves, enero 05, 2006

¿Por qué creciste Mark?




La primera vez que te ví fue como prendarme de la imagen de un sueño, de un ángel que no podía ser más perfecto, tenía seguramente como 9 años, y tu imagen se fusionó inmediatamente con mi Principito adorado que recién leía por primera vez el día de mi cumpleaños, el porte,
el cabello rubio como el trigo ondeando al viento, tu enigmática presencia y tu belleza celestial, entonces para mí, desde ese día “El Principito” no tiene otro rostro sino el tuyo, el de Mark Lester.

Ya un poco más grande te volví a ver, la película se llamaba “Melody”, y eras un estudiante de algún rígido colegio de Londres donde conociste, te enamoraste e hiciste mil locuras por amor a Melody, una chica hermosa de cabello largo y encintado, que bailaba ballet y que te ponías a espiar por el ojo de una puerta.

Creo haber visto “Melody” unas tres o cuatro veces en mi vida, y cada vez me gustaba más, y cada vez me metía más en la cinta para poder impregnarme de cada uno de los detalles de tu amada, y poder ser como ella, y reírme como ella, y danzar como ella, para que tú me pudieras amar y poder arrancarnos juntos por las vías de un tren añoso con la música de los Bee gees de fondo. Eso quería.

Luego, algún tiempo más tarde, te vi en “Oliver”, la película basada en el libro de Dickens, donde eras el protagonista. Y de nuevo quise estar ahí y acompañarte y quedarme a tu lado cuando sufriste los mil y un infortunios de tu vida como huérfano en las sucias calles londinenses.

Ya estabas más grande cuando pude verte en “El Príncipe y el Mendigo”, aún conservabas tu cara de Principito de asteroide B-612, tus rubios cabellos y tu mirada celeste, aún en esos años no dejaba de abandonarme tu recuerdo de muchacho diáfano.

Luego pasaron los años, y los héroes de película me comenzaron a llamar la atención por otras cosas, los músculos de Bruce, la elegancia de Jeremy, el baile de Jhonn, el torso de Arnold, en fin, ya más grande uno no se fija mucho en la magia de la persona tras el actor, ni en su áura divina ni en los ojos de ensueño. Los vicios de la edad, seguro. En fin.

Nunca más volví a ver a Mark, tal como esos viejos primeros amores de niñez, que se quedan en el recuerdo, en la fantasía de la quimera sin tiempo, en el sueño olvidado que nunca pudo ser.

El otro día, sentada frente al Pc no sé porqué razón se me vino a la mente el destello de su recuerdo, y tal como dice el Tontograve me di a la tarea de “Googlear su recuerdo”.
Y ahí estaba, era un caballero de unos 50 años, muy delgado y casi sin pelo, lo observé largo rato de manera que la mente pudiera inventarme la coincidencia de sus ojos, lo busqué en su porte, en su sonrisa, en su mirada infantil... pero no logré hallarlo.
Al principio me inundó la frustración y el desconsuelo, pero luego me consolé.

Y me consolé porque la verdad verdad es que Mark Lester nunca fue un gran actor y como tal,
con lo que le alcanzó de tiempo para llenarnos de la belleza de su infancia,
dejó plagado también de bellos recuerdos mi corazón.
Recuerdos que van a permanecer en mi alma seguramente para siempre y así como todo fans lejano, como los de Elvis, como los de Marilyn, en que sus ídolos se quedaron petrificados en la flor de la vida, tu recuerdo permanecerá inmaculado por siempre mi Principito, así, pequeño y dorado, sentado en tus volcanes, desmalezando de baobas tu pequeño planeta o en medio de los médanos del desierto,
desde el día en que te conocí y para siempre...

martes, enero 03, 2006

Seducción de Bisturí



Soy súper buena para la tele, debo admitirlo, consumo de todo y a la hora que sea,
pero no todo lo digiero, digamos que mantengo ese espectro amplio para poder discernir todo con mayor claridad.
Tampoco suelo hablar de programas de Tv en mi blog pero como la Casa del castor
“le lleva de todo”, apliquemos.
Hace rato que no me clavaba tanto con una serie de Tv, desde los tiempos de Twin Peaks cuando el 13 decidió cortarlo sin ningún respeto por sus seguidores (como suele hacerlo) y tuve que arrendar la película para saber al fin quien diablos mató a Laura Palmer (fue el papá por si no lo sabían).

Esa auténtica opereta con estricnina me capturó hasta los huesos, desde su atmósfera helada hasta la música de Angelo Badalamenti que tengo clavada en los oídos hasta el día de hoy.
De eso han pasado ya sus buenos años (más de diez creo).

Ahora es Nip Tuck, traducida como “Corte y Puntada”, es una obra maestra, atrapante, que muestra las complejidades y la fragilidad de pacientes que tratan de enmascarar su equivocaciones psicológicas con mejoras cosméticas.
Ambos protagonistas son machos seductores, cirujanos plásticos exitosos, cada uno con su magnetismo.
Cada fragmento de los guiones se hila de manera magistral y se conecta el uno con el otro, está perfectamente musicalizada con lo mejor del pop moderno y sus excesos se cohesionan refinadamente presentando realidades fracturadas, sexo, drogas y bisturí.

A mí al menos me ha dejado absorta, ha sido una real bofetada a todo lo que he visto antes en televisión, Nip tuck golpea, no solo por la estética post Torres Gemelas, tan de los 2000, sino por la atmósfera sensual, sugerente, y la conexión de todos los elementos que hacen de esta serie un producto de excepción.
Ayer emitieron el último capítulo de la segunda temporada, notable, tardísimo y para dejar sin habla a muchos.
Charchazo y con hielo.
Ojalá empiece luego la tercera temporada,
así la den a las 2 de la mañana,
Nip Tuck, Imperdible.

lunes, enero 02, 2006

Hoja en blanco

Hay como pena en el aire,
al menos eso me pasa a mí cada primer Lunes del año,
tal vez sea el cansancio del año entero que cargamos sobre las espaldas,
tal vez sea el corto fin de semana que tuvimos para digerir este cambio de folio o tal vez sea eso, tal vez de verdad sea pena,
pena de sentir que en cada día, en cada año se nos va un poco la vida,
la incertidumbre de sostener con el cuerpo que tenemos,
con la fuerza que tenemos, con el ánimo que tenemos, la vida misma que no nos deja estancarnos, que nos obliga a avanzar y hacer las cosas bien,
y no de otra forma, siempre bien , sin dañar, sin flaquear, sin hacer infelices al resto,
parece sencillo, pero no todos lo logramos.

Alguien me decía por ahí: “Me parece curioso celebrar un giro más de la tierra, una nueva vuelta de 365 días” .
Y si, puede parecer curioso al reparar solo en las cifras, pero no hay que olvidar que las cifras son solo indicadores y que por si solas no nos sirven y prefiero pensar en que lo que celebro no es nada más ni nada menos que la renovación de las fuerzas, de las esperanzas y del cariño de la gente y no una translación anunciada.

Y aquí estamos de nuevo, comenzando un nuevo Enero, como una hoja en blanco de un libro donde está todo por escribirse, con el recuerdo fresco de lo que acaba de marchar y con ese susto en la guata de lo que está por venir, de lo que va a ser, de no cometer los mismos errores, de avanzar y no retroceder, sin embargo suele pasarnos que al llegar Diciembre hemos vuelto a repetirlo todo, pero es así, al menos nos amanecemos esperanzados este primer Lunes, y eso es lo bueno.

La noche de año nuevo mi hermana, que anda de lo más mística, hizo una ronda entre todos de manera que cada uno pudiera contar lo mejor y lo peor del año que se iba, era una noche de fiesta en que la alegría era lo que reinaba, sin embargo el repaso de los errores, de las fatalidades, de los aciertos y las alegrías nos llenó de esa pena que hasta hoy siento.

Pero como siempre, como cada año, se me pasa ligerito conforme van avanzando los días,
y me va llenando de energía el mundo que se me planta por delante, y las ganas de ir completando minuto a minuto con más de lo bueno que de lo mano este libro abierto que se me presenta cada año donde escribo más derecho que torcido los renglones prodigiosos de esta nueva, radiante y completa hoja en blanco.