viernes, diciembre 22, 2006

Oro, Incienzo y Mirra


Regalos, regalos y más regalos...
Me gusta regalar, me gusta el rito que comienza en la cercanía de la fecha y la preocupación por quien va a recibirlo, me gusta la sensación ansiosa de ver los ojos en el momento de recibirlo, el destello en la mirada, la coloración brillante de la sonrisa, el abrazo cariñoso, el beso emocionado. Me gusta lo que lo precede en cada proceso, la intencionalidad, el cariño y el bello final del regalo ofrecido.
No es cualquier cosa, es más que enfrascarse en los calores de las fechas, en los apremios del tiempo, en la escasez del dinero.
Navidad no es tiempo de agitarse en compras vanas de último minuto ni endeudarse por el siguiente año completo.
Navidad es darse uno mismo con todo el calor generado durante el año, con el cariño guardado en 4 estaciones, con el peso de la vida que nos cansa en cada jornada y aún así sobrevivir, darse, darse de corazón en la simpleza de un regalo entregado con amor...la foto vieja de la abuela encontrada en un cajón que ahora con la maravilla del photoshop podemos restaurar, ampliar y enmarcar, el tazón con dulces, la bolsa de galletas, un poema... cualquier cosa puede ser valiosa porque lleva en sí el valor del cariño de quien la da.
Y , pues, cuando hacemos de esto un problema cualquier regalo por bello y caro perderá en sí su valor.

Deseo para ustedes una muy Felíz Navidad amigos míos.... muy probablemente no vuelva a escribir sino hasta Enero, reciban entonces mi cariño y mi abrazo de buenos deseos.
Felicidades a todos, musas, poetas, arlequines y juglares de mis días y mis tardes, no tengo más regalos para ustedes que los que ya les he ofrecido en mis páginas y en mis versos.
No hay ni habrá para mi regalo más grande que tenerlos de amigos durante ya tanto tiempo.

Besos Mentecato...que iluminas mi corazón cada vez que sé de ti.
Besos Pappardella...que vives en mis sueños.
Besos Maestro Fernando....que solo en sus versos puedo aprender a volar.
Besos Indianguman, amiga y compañera de tantas jornadas.
Besos Pancha ...que tu sonrisa es fuerza para mi.
Besos Pinkerton...poeta escondido entre sueños largos.
Besos Laurita... tan cerca aún más allá de la cordillera
Besos a ti mi boricua lejano que prometiste leerme siempre y por tanto sé que siempre estás.

Besos a todos amigos míos, regalen, regalen todo de sí sin esperar regalos a cambio que se les devolverá siempre y más en destellos inmortales de un inmenso e infinito amor.

¡ Felíz Navidad!

miércoles, diciembre 13, 2006

Malucha de Noche


"A todo sol se elevaron volantines.
Ciento veinte lavanderas, las morenas,
desplegaron al unísono sábanas blancas.Cantó seis veces el gallo
y supimos que llegabas con tu manto de estrellas.
Bienvenido Colibrí"
Anoche me desvelé, nunca me había pasado.
Hace algún tiempo estoy con un dolor agudo en la espalda que no me deja dormir en paz al menos dos noches por semana, pero lo de anoche fue insólito, pues casi no dormí y permanecí en vela desde la una hasta las cinco de la mañana. Y hoy no tengo sueño, ni una pizca y muy por el contrario, he despertado con una energía nueva que siento me ha sido regalada por quien sabe que dioses infinitesimales de miles de regiones recónditas del tiempo y la profundidad del alma humana.
Así que amanecí felíz.
En el fragor de mi vigilia me hice de un libro que había comprado algunas horas antes a la salida del metro Pajaritos, un libro que había querido leer durante mucho tiempo y que por alguna razón jamás me había decidido a adquirir: "Cartas para Tomás" de Malucha Pinto.
Para quienes desconocen el tema, la Malucha es una actriz chilena cuyo hijo, Tomás, nació fieramente afectado por un virus de los tantos miles que nos maldicen la vida y que atacó su cerebro desde las entrañas maternas y que le ha condenado a una vida que muchos consideraríamos anormal, deficiencias, postraciones y dolores innumerables en torno a la discapacidad.
Malucha le ha escrito cartas desde mucho antes de nacer, bendiciendo su llegada al mundo con palabras llenas de ternura mágica, de esperas anheladas en torno a los dones de la tierra y los misterios insondables del universo entero, versos confabulados con la magia que convoca a todos sus ancestros, desafiando los por qué, sosteniendo las miradas en los más intrincados horizontes y desbordando al mundo entero de un amor de madre que no cabe en su pecho, ni en el mío, ni en el de todas las hojas de todos los libros del mundo.
Anoche en mi desvelo recorrí en menos de dos horas todas esas páginas vertidas en un canto de amor, sollozando entrelíneas y silencios para no despertar a los bellos durmientes de mi casa que a esas horas roncaban su serenidad de mitad de semana.
Y la Malucha me inundó, me inundó hasta los bordes, hasta los espasmos, llenándome de su Tomás patuleco de lengüita colgando, me colmó de sus sabidurías remotas, de sus llantos desconsolados, de sus fuerzas sobrehumanas, de sus cansancios desfallecientes, y la madrugada de espalda dolorida se transformó en una noche de estrellas implacables devorandome en un cielo de tierra redonda y universo celeste, de astros de mil constelaciones, de vientres fecundos de aguas virtuosas, de tetas de leche abundante y dulce, de pubis chascones pariendo vida linda, vida entera a pesar de todos los males, y me llené de terrores viejos y renovados, de incertidumbres maternales, de hijos a estas alturas de la vida, me llené de virtudes distintas y de valentías desconocidas y si ha de venir un hijo así pues que venga, no habría en el mundo una mamá más amorosa para recibirlo y con más fuerza para amarlo, a pesar de los achaques.
La magia del día escribí hace algunos días... pues también hay magia en la noche, muy de madrugada, cuando menos lo esperamos, magia de insomnios celestes y cantos de gallos, de pájaros madrugadores y oscuridades brillantes antes de despuntar el alba, de vida rugiendo y cantando en la danza de todos los misterios en un día donde un dolor de espalda no ha sido más que el comienzo de un nuevo amanecer
.

domingo, diciembre 10, 2006

P A Z


Hoy murió Pinochet.
No voy a salir a celebrar por respeto no más, porque todos los muertos merecen respeto, aunque estén bien muertos.
No voy a salir a descorchar champaña y mojarme entera ni a bailar al parque forestal al ritmo de una batucada como tantos miles lo están haciendo en estos instantes por las calles del centro.
No voy a subrime al auto a tocar la bocina para festejar quizá el que haya muerto justo hoy cuando se conmemora el Día Internacional de los Derechos Humanos.
No voy a reírme en la cara de sus adherentes amontonados frente al Hospital militar mojando con sus lágrimas los posters y fotos que han traído colgados al cuello.
No voy a abrazarme de felicidad con nadie, ni le pediré al diablo que por favor no lo mande de vuelta.
No haré nada de eso porque al fin y al cabo hoy, a pesar de que no es un día cualquiera para este país, no es ni más ni menos que un día de PAZ.
De paz larga y anhelada, de paz envuelta en vientos nuevos, no de dolor, no de alegría, no de justicia, no de llanto (no hay por qué) pero tampoco de risas.
El dictador se fue al fin, sin pagar sus culpas, sin arrepentirse, sin responsabilizarse, sin mayores dolores, sin reconocer siquiera el dolor de las familias de los más de 3.200 muertos de la dictadura militar.
Hoy es el comienzo del fin.
Del fin de una era dolorosa, el comienzo de un nuevo ciclo en que uno de los último tiranos de América Latina va a quedar al fin bajo tierra.
No se puede sentir otra cosa hoy que Paz, enterrar en paz, sentir en paz, respirar en paz, evaluar en paz, escribir nuestra historia en paz.
Hoy es un día nuevo para nuestro país.
El dictador Pinochet ha dejado de existir.

miércoles, diciembre 06, 2006

La Magia del Día



Hace poco un amigo muy querido me decía que cada día tenía su magia, que nadie podía irse a la cama por la noche sin haber tenido esa dosis de magia que cada día regala.
La magia del día le llamó.
Y me impresionó esa original forma de ver la vida.
Hay días malos, claro, días en que la inercia pareciera apoderarse de todo, días en que nada de lo bueno puede superar a lo malo, días iguales a otros, a todos los demás, levantarse, partir al trabajo, mirar en la micro las mismas caras de siempre donde nadie sonríe, donde todos son iguales, donde pareciera que nada mágico pudiese ocurrir, pero ocurre. La gracia, me explicaba, está en saber esperar ese instante, reconocerlo y darle su valor.
Cualquier cosa puede venir cargada de ella... el perro que nos movió la cola, la luz del sol brillando reflejada en un inmenso cartel de propaganda en medio del centro, el rubio que nos sonrió al subir al metro, el aroma de una cabellera quedando en el sendero, el jugo del durazno chorreando hasta los codos, un mail cargado de luz, una llamada equivocada que termina animándonos la tarde, un par de palomas chapoteando en una fuente, una invitación inesperada, una mirada, una sonrisa, un beso, una canción vieja…en fin, no tiene que ser una gran cosa, no hay por qué esperar una gran noticia ni un regalo porque cada instante atesora el regalo de la magia en sí.
Claro que es maravilloso cuando esa magia consiste en un gran acontecimiento, un nacimiento, un beso largamente esperado, una declaración de amor, un poema escrito solo para uno pero, cuando no se dan las condiciones, hay que tener suficiente astucia y esperanza en que de una forma u otra cada día nos trae de regalo un misterio fabuloso.
Hace poco, caminando por el centro con mi muy querido Tontograve, oímos de pronto una de las voces más hermosas que he escuchado tejiendo en el viento un aria de ópera, la voz provenía de una de las tantas sopranos que han tenido que cantar en la calle para divulgar su arte y ganar así unos pesos, la podíamos ver desde lo alto de la escalera que bajaba al metro y como si estuviésemos ubicados desde un balcón los transeúntes la mirabamos hacia abajo y la aplaudíamos.
Mucha gente le dio dinero, Tontograve me miró y me dijo: "Hagamos un acto de magia", corrimos a uno de los tantos puestos de flores de la Plaza de Armas y escogimos la más hermosa de las rosas, regresamos a nuestra ubicación y cuando terminó de entonar los más bellos pasajes de "Madame Butterfly" le dejamos caer entre sus manos la flor desde lo alto.
Su cara se iluminó y el resto de los asistentes celebró el gesto entre aplausos y vítores.
Nos siguió mirando un rato, inclinó la cabeza hacia nosotros y nos regaló su sonrisa.
Aunque le hubiésemos dejado caer diez veces el valor de la flor no hubiésemos logrado jamás ese instante de divina luz, ese instante de magia....para ella, para nosotros, para los que ahí estaban.
Puede tratarse de lo que sea, puede incluso pasar desapercibido y confundirse con el viento, puede que nadie más pueda verlo, que no signifique absolutamente nada para nadie más que para nosotros mismos, pueden ser las palabras de una Kiantei cualquiera en un blog cualquiera, una despedida, un recuerdo, la Navidad cercana en la brisa de Diciembre, puede incluso parecer que no ha existido... pero está, aquí mismo, ahora, en este instante.
Y hoy, esta misma noche antes de dormir, si recordamos y repasamos con atención podremos estar seguros que a lo largo de estas 24 horas y por más dura que haya sido la jornada seguramente se ha presentado confabulada con el milagro, camuflada entre otros miles de instantes y envuelta en el poderío de su misterio inconfundible y prodigioso... la Magia del día.

(A Mentecato)

viernes, diciembre 01, 2006

Cuando Él escribe...


Dentro de la imaginería y el artificio que este mundo significa puedo decir que he encontrado muchos amores …amores de todo tipo, de buena y mala índole, de bellas y horribles letras, sultanes adorables y especimenes siniestros, me he divertido grandiosamente como parte de mi espíritu aventurero, de mi naturaleza ansiosa de letras nuevas y apasionantes investigaciones acerca del poder de la retórica.
He tenido el placer de leer letras cautivantes, pletóricas de perpetua y subyugante poesía, otras de magistral e inquietante factura donde el ingenio ha logrado superar mucho de lo que antes entendí como buena literatura.
He tenido la oportunidad de ser acariciada por verdaderos cantos de juglares asomados a mi balcón, rescatada por caballeros andantes de lustrosa armadura venidos quién sabe de qué tiempos remotos y arrancados de quién sabe cuántas páginas de cuentos.
He conocido el artilugio maravilloso de verdaderas máquinas del tiempo en las que me han transportado a los más infinitos lugares del cosmos y zeppelines extraordinarios que me han elevado para dejarme caer suavemente en praderas de las más tiernas y soporíferas flores.
Y lo he disfrutado…y lo sigo disfrutando puesto que la imaginación no tiene límites, ni los marca ni los restringe.
Reconozco que me he dejado llevar por prosas envolventes hasta sucumbir en los más deleznables pántanos y he sido rescatada hasta sentirme bañada en cascadas de perlas.
No puedo dejar mi naturaleza que no persigue ni más ni menos que el delicioso placer de leer y de escribir.
He evitado mezclar en ello mi vida real.
Sin embargo, no hay tropa de guerreros que me ate más fuertemente ni ejército de sombras que mejor me envenene que cuando él escribe.
Cuando él escribe...cuando abandona los pliegues certeros de su vida real, de su mundo de números e ingeniosos proyectos, de su rol de marido de miel para adentrarse en mi mundo y escribir.
Escribe poco como poco es su tiempo pero cuando lo hace no hay poción más maravillosa que la que puedo beber de la ambrosía de sus letras, no hay jugos más dulces que los que vierte sobre mis labios en deliciosa descripción de imágenes y sombras…
Es entonces cuando el candor de los caballeros andantes y de los juglares, de los hados y las aves siniestras, de los zeppelines y las magos rapsodas se diluyen en la vorágine de todas las hojarascas inventadas y el mundo se vuelve cierto y duradero, sonoro y real siempre adornado de la magia del delirante placer de sus escritos y sus letras, cuyo vicio divino y delicioso estoy segura... jamás habré de compartir.

martes, noviembre 28, 2006

No voy a volver a sonreír...


De eso estoy segura. El día que parta se me va a borrar la sonrisa para siempre.
No voy a volver a sonreír porque de su alegría se han forjado mis años mejores.
No me interesa lo que haya hecho antes de que yo naciera porque desde que yo nací nació ella también para mi.
Y ahora, mucho antes de que parta, ya extraño el aroma de su ropa y el taconeo de sus zapatos, ya necesito su andar cortito, su tacto amoroso y sus bailoteos de mambo habanero al ritmo del ronroneo de su gato, extraño ya desde mucho antes los cuentos de mi infancia adornada de caracolas de mar, la historia de las gaviotas que me enseñó a mirar y el aplauso sonoro de sus alegrías al compás de mis primeros logros.

No voy a volver a sonreír pues solo con mi pena podré tasar la medida de su ausencia y el cantar que me hará falta, porque ya me pesa la garganta de tantas lágrimas que está juntando, porque me duele con anticipación la carencia del toque de sus manos de árbol y el perfume de tanta vida que ya lleva cargando. Sé que debo prepararme pero no sé como haré para volver a sonreír
Sé que le gusta estar sola porque siempre ha sido así su tránsito, midiendo el tiempo, templando el alma, caminando de puntillas para alegrarnos las horas malas, esas en los que solo ella estaba para sostenernos, en las que silbaba de lejos para que saliéramos a su encuentro, trayéndonos sorpresas, cariño, tiempo.

Dios, no quiero ni pensarlo, cómo devolver el tiempo, cómo conseguir que no sean 80 sino 50...40...20...y sé que pudiendo tantas cosas eso es algo que no puedo.
Sé que seguirá pasando el tiempo en su inminente embestida, que no habrá nada que pueda hacer más que intentar enriquecerme en el dolor, recordar con cariño, besar sus cosas para no dejarla jamás escaparse de mi alma y en un rincón sumergida en lo más profundo de mi pena me sentaré a pensar en ella el día en que no volveré a sonreír.

viernes, noviembre 24, 2006

Hoy puedo... (24 de Noviembre)

(Campos de Amapolas, Shirley Novack)

Hoy puedo marcharme hasta el reino de las totalidades para dejar mi poesía en la lluvia, en el tejado de todas las nostalgias, más allá de las piedras que guardan la roja memoria de la vida, en las vasijas de miel cosechada, en los caminos agrietados de la tristeza, en las harinas celestes de los molinos, en el viento que dispersa el trigo y las mareas, en el vino sombrío y dulce de secretas tabernas, en el perseverante sonido del corazón que ama, en los bordes de la oscuridad antes del relámpago y la alegría...

Hoy puedo dejar que mis versos fluyan, que sigan convertidos por siempre en canciones sedantes, en sonetos, en églogas, en elegías y desborden caminos y montes escarpados, reconociendo el río sangriento que siempre ha de ser la palabra escrita y amarte cantando y contando las historias que llevo tanto tiempo diciendote al oído.

Hoy puedo construir puentes, soles, barbas con plumas de colibríes y pensamientos. El punto aparte es la constelación de todas las maravillas. El trigo no sólo sirve para el pan, sino también para sembrarlo en el corazón, en las cerraduras y las campanas. Puedo gritar poemas en mil idiomas que nadie podrá traducir, porque son nuestros más hermosos secretos. Podemos ir al pasado vestidos de arlequines. En la punta de la luna dejamos nuestro amor como una bandera de rutilantes colores.

Hoy puedo tanto como nunca antes he podido, puedo escribir desde mi tiempo felíz y cansado, desde mi aparente distancia, desde mis mundos creados y las certezas más deliciosas que me besan cada día, puedo dar gracias a mis amigos de siempre, a los de antes, a los de ahora, a las musas, a los hados de mis caminos incesantes y cantar en coplas el canto y el cuento de esta vida de mil torbellinos de colores.

Hoy puedo dar gracias por cumplir un año más.

lunes, noviembre 20, 2006

Del Gabo y otros Demonios

Con nadie más, no me ha pasado nunca con nadie más.
Esa sensación de que lo pude haber escrito yo, que cada línea de cada uno de sus relatos la pude haber pensado antes, que me habla como mirándome a los ojos, como reconociéndome, como si no fuese más que parte suya y él de algún modo parte mía.

En tercero medio me hicieron leer por primera vez los Cien años y me desconsoló tan solo mirar la cantidad de hojas, sin embargo, el instantáneo sortilegio de las calles de Macondo trayéndome aromas conocidos e instantes de infinita magia no tardó en envolverme, en transmitirme el temblor de su temperamento oceánico.

Entonces supe que yo también podría escribir, que nada es más fácil que dejarse encantar por los hechos, por las historias imaginadas o reales y dejarse llevar por los más mágicos laberintos del tiempo y la nostalgia, que todo eso servía, que no más faltaba algo de tiempo y esa dosis de pasión que todo lo consigue, que mantiene los ímpetus en sus más altos voltajes, fue cuando García Márquez tomó el tutelaje de mis demonios y me llevó de la mano por los más intrincados pasadizos del asombro.

Me decepciona en parte haber leído su obra completa y haberle pisado los talones pues mi velocidad para leerle es infinitamente mayor que la de él para escribir, como es lógico, aún así, me llena de alegría el haberlo hecho, haberle ganado al tiempo y haberme llenado a estas alturas de mi vida de todo su ámbito alucinante.
Ojalá no muriera jamás, no al menos antes de conocerle, de darle la mano, de confundirme en los crepúsculos fragorosos de las tardes del caribe contados y descritos por sus propios labios, aunque sé que es tan difícil.

Pero me conformo Gabo con que aún existas y seguirás existiendo en tu obra para contarme la historia de tu pueblo sumido en la hojarasca humeante de la más prodigiosa de las centurias, el cuento de los pequeños ahogados en la magia de la luz , o de la bella cuyo sueño contemplaste para sentir muy dentro que la decrepitud de la vejez puede vencerse ante la preciosidad violenta y serena del erotismo antes de la muerte.
Seguirás contándome por siempre tus historias de funerales grandiosos, de abuelas desalmadas, de náufragos, secuestros y muertes anunciadas y el débil llanto del amor pervertido y desconsolado que se tiñó de lágrimas en las celdas de un claustro donde convergieron todos los demonios.

Maestro, eso siento que ha sido, y a muchos puede no gustarle y lo entiendo, sin embargo irremediablemente cada vez que termino estremecida alguno de sus libros quedo con una tremenda sed , con esa sed volcánica de mundos todavía no contados, de historias a las que pude haber pertenecido, de relatos mágicos y cifrados en versos, con una sed conmovida y sedada por tantas tribulaciones capituladas por uno de los más maravillosos genios de nuestro tiempo, con esa sed deseperante de más Gabriel García Márquez.

jueves, noviembre 16, 2006

Clap, clap, clap,

"Quedamos los que puedan sonreír en medio de la muerte en plena luz..."

Es bueno CLAP.
Club de literatos asesinos y pornográficos.
Al principio no le tenía mucha fe pero se ha vuelto un blog tremendamente interesante.
Y no es porque la administradora del blog sea una de mis más
cercanas secuaces sino porque de verdad me tiene asombrada la capacidad comunicativa que ha alcanzado el bloggeo y el desparpajo de las nuevas generaciones de bloggers.
Y digo Nuevas porque todo esto avanza tan rápido que ya muchos han quedado en el camino o las motivaciones iniciales han ido tranformándose. Y ahora los de antes ya somos los viejos.
Cuando el fenómeno surgió no era difícil dividirlos en: Diarios de Vida o con ambiciones literarias, muchos lo abrieron para espantar soledades (encontraron amores y se marcharon) otros para encontrarse a sí mismos (que de tanto buscarse también sucumbieron), otros para mantener su altísimo ego siempre elevado a costa de amigos virtuales (y de paso contrarrestar sus inseguridades), otros por moda, en fin, también varios de mis amigos queridos han quedado en el camino y sus blogs paralizados en algún punto sin retorno del tiempo y el espacio.
Hoy en día de los viejos cracks vamos quedando pocos. Y de los valiosos todavía menos.
Pero me asombra esta nueva camada, crítica e informada, bestial y literaria, culta y dolorosa.
Cuando armaron CLAP no les di más de un mes de vida (como varios de sus fundadores), su amenaza primera fue acabar con todos aquellos blogs de melosa poesía (me dio susto, lo reconozco) o pseudo literatos. En el camino descubrieron su verdadera veta y su objetivo principal mutó en una muy interesante creación colectiva.
Se trata de un grupo de aficionados a las letras, mordaces, cargados de azucaradas ironías y tremendamente informados. Ya no aspiran a despedazar a nadie sino a ser un aporte desde sus trincheras.
Cada post (así como los de cada uno en sus respectivos blogs) trae el germen de las nuevas ideas, de las recomendaciones acertadas, de las nuevas generaciones de escritores audaces y medio malditos. Han captado mi atención. Los leo y los sigo.
No aspiro a convertirme en una Clap pero, chicos, al menos saben que por estos bosques de melosas intenciones tienen una admiradora que los aplaude.

lunes, noviembre 13, 2006

Avatar...


Me despedí de ese blog y no me da ni pena. Bueno, no tanto.
Lo cerré porque no tenía más nada que decir.
O tal vez no quería decir allí nada más.
Porque la tregua con la poesía fue quizá el exorcismo de un año contenido, de placeres culpables, de juegos inventados, de encuentros y desencuentros, de egos puestos a prueba, de un autoconocimiento constante y que al fin ha dado frutos, puesto que he llegado a saber lo que soy capaz de hacer y de escribir y lo que soy capaz de hacer de hacer por escribir.
Lo cerré porque alcancé la deseada libertad en el ensueño de volar y llegué a tocar la luna casi con el solo roce de mis dedos.
Quise probar que podía hacerlo y lo hice.
Pero todo en exceso puede constituir un vicio y puesto que no estoy por el vicio es que me detuve. Y me siento conforme con lo que alcancé.
No me da pena porque si he de escribir poesía lo seguiré haciendo. Aquí, allí o más allá, quién sabe, hoy en día el mundo es tan extenso y lo seguirá siendo.
A los que lo conocieron les agradezco el cariño y las visitas.
Si he de regresar o no allí es algo que todavía no lo sé, también apremia un poco el tiempo, la cantidad de trabajo, la finalización del año que como cada ciclo culmina sobrecargado de actividades.
Estoy cansada, cansada y con poco tiempo, La Casa del Castor es mi reducto, mi hogar, mi consuelo, tal vez no pueda expresar acá todos mis intensos torbellinos, pero sin duda alguna me procura una paz que me costó alcanzar, ya no me agobia ni me desespera, ya no busco temas para postear interesante ni métodos, ni artificios para llamar la atención.
Acá he logrado sembrar flores donde me puedo recostar en intensa paz, verdaderos campos de amapolas en los que puedo sumirme en sueños profundos con la convicción absoluta que podré despertar en mejor estado.
No me da pena haber culminado un ciclo porque siempre he sabido quién soy y me encanta saber que voy a seguir siéndolo, porque adoro saberme y sentirme amada acá en la vida real, donde el amor es cierto, donde los besos son reales y se dan cada día y cada mañana, donde mi Shimoda maravilloso puede enredar en sus dedos mis cabellos y besarme una a una las pecas cada mañana y decirme así mirándome a los ojos, que cada día estoy más bella, que me ama como el primer día y que nada quisiera más en este mundo que volviésemos a tener un bebito entre los brazos.
Tener un blog sirve para conocer mucha, muchísima gente pero también sirve para confundir los afectos, lamento decir que también me sucedió, lamento decir que de los cientos de amigos que he conocido tan solo puedo rescatar a un par de buenos amigos cuyas letras admiro y a dos grandes secuaces con las que logramos sostenernos, querernos y continuar dándole duro a la vida más allá de las distancias (Si, caracolas, a ustedes me refiero)
Certezas, esa es mi reflexión final, nada importa más que las certezas, que lo verdadero al fin y al cabo no es tan invisible a los ojos puesto que por los ojos vemos las transparencias de las miradas, los cariños ciertos, las confianzas ganadas, el absoluto placer de amar de verdad en la vida real, que las vidas de papel no son más que la perfecta ilusión de lo que nunca seremos ni tendremos.
Acá estoy y estaré siempre, en el avatar de mis intensidades, en mi poesía descontrolada y en la crónica de mis días, de muchos de mis mejores días en La Casa del castor.

jueves, noviembre 09, 2006

Anoche...


Anoche soñé contigo.
Vamos, qué pasa...
¿Que estás tratando de decirme?
Ya sabes que yo no creo en eso de la interpretación de los sueños y cosas asi, ni que el agua significa esto y las novias esto otro. Para mí no son más que tonterías.
Los sueños son sueños no más.
Uno sueña lo que le late y punto, lo que lleva dentro, lo que teme, lo que aguarda, lo que vibra.
Uno sueña con lo que le importa muy dentro y yo...yo anoche soñé contigo.
Y no sé por qué.
Y si estás taratando de decirme algo, que me de cuenta de algo déjame decirte que te está resultando. Y me asusta.
Y claro, como no me voy a asustar si en general nunca planifico tanto nada, en general siempre sigo lo que me dicta el corazón, guiado, claro por ese toque de razón siempre tan necesario.
Y ahí estabas.
Perfecta y redondita, deliciosa y rosadita...preciosa, porque eras niña, debo decirte, eras niña, sana y completa, risueña y despierta.
Y no sé porque eras niña si nunca me han gustado así tanto, las que me ha tocado conocer son en general unas mañosas malcriadas pero tú... tú eras perfecta, tu aroma era el de los duraznitos del verano, tu piel la de un pastelito de crema y tus ojos...tus ojos resplandecían más lindos que todas las estrellitas juntas. Tan mía.
En fin, tú a mi puedes mandar a decirme lo que quieras, en sueños, o en poemas, en cartas o en visiones, sé donde estás y cuánto me buscas, sabes donde estoy y donde estaré por si un día de estos te sales al fin de mis sueños y vienes a decirme amor, así al oído y susurrando, lo que hace tanto tiempo quiero volver a escuchar.

martes, noviembre 07, 2006

Más Susanita que Mafalda



Cuando me di cuenta me asusté. No es posible.
Estamos en el siglo XXI, las mujeres pensamos, tomamos decisiones, hacemos las tareas a medias con el marido, ¿Que qué se creen, que nos vamos a quedar sumidas en la casa, haciendo soft y colgantes de Macramé?....y el discurso feminista, y la intelectualidad y el derecho y toda esa vaina de mujer moderna, porque claro soy una mujer moderna con las cosas claras, con la opinión arrasadora, con el debate a flor de piel y la discución encarnada en la sangre...Claro, claro...eso creo, eso digo, eso pienso.
Vaya tontera.
Cuando descubrí un día sentada en la ventana (a la hora de uno de tantos balances) que no había en el mundo una cosa que hubiera hecho mejor ni más a gusto y con más amor que la de ser madre me anduve medio asustando.
Ni la profesión que estudié ni el trabajo en el que me desempeño ni las miles de tareas que me han encomendado y sonreí, le sonreí a la farsa de la vida, al autoconvencimiento, a la lucha ilógica de muchas contra la naturaleza, contra el más primitivo de los instintos.
Una vez me preguntaron si me consideraba buena esposa.
"Soy mejor Madre" le dije y se fue sonriendo, no supe si de conformidad o por si habrá entendido mi respuesta como la negación a su pregunta.
Y qué hay de malo.
Qué hay de malo en querer que sea la mejor profesión del mundo, en posponerlo todo, en sobrellevarlo estoica y dolorosamente, en que todo lo demás pase a un segundo plano (o tercero o cuarto)
Qué hay de malo en dejar de hacernos las Mafaldas para ganar en un terreno que tenemos ganado por naturaleza.
Qué hay de malo en ser Susanitas aún en este siglo si toda la modernidad de la que ahora gozamos (y que ni nuestras madres tenían) nos ayuda a sacar adelante la tarea sin tener que dejarnos a nosotras mismas de lado.
Qué hay de malo en el discurso machista si al fin y al cabo sabemos que se doblega con un beso, que se tuerce entre mil caricias terminándose por hacer a fin de cuentas lo que nosotras deseamos.
Qué hay de malo si sabemos que es la piel la que envuelve y el alma de mujer la que rige todos los códigos.
Pues nada.
Y me da orgullo por eso reconocerme al fin mucho más Susanita que Mafalda.

jueves, octubre 26, 2006

Fer...

Tiene que ver con la nostalgia amigo, yo creo que es solo eso, tiene que ver con una época de nuestras vidas, mala, buena, quién puede decirlo, pero una época linda de plena pubertad, de esas épocas en que los sentidos comenzaron a latir con más fuerza y las emociones se dieron al fin permiso para salir fuera, yo creo que es eso.
Me acuerdo que por esos años recién empezaba a mirar a los chicos con ojos algo más felinos, y cuando me miraba al espejo la visión de mis caderas más anchas y de mis pechos floreciendo me producía incontables sensaciones, claro, tenía 13 años y el mundo entero comenzó a tomar tonalidades diferentes, brillantes a los ojos, olorosas al olfato, dulces al gusto, tibias al tacto, armoniosas al oído...en fin, tan bellas.
Fueron los años en que cantaba las primeras canciones de Miguel Bosé y moría de amor por Menudo, los años en que comencé a florecer, los años en que publiqué un aviso en una revista para tener amigos y entre tantos que me escribieron apareciste tú.
Y las cartas demoraban porque solo había correo, de esos con estampillas pegadas con la lengua, de esos que llegaban después de una semana o dos y en donde la imagen del cartero en su bicicleta era casi como la de una aparición divina, como un ángel que bajaba del cielo, que traía milagro y magia y buenas noticias, las noticias de tu tierra, de tus cosas, de tu distancia.
Y bueno, la vida siguió su curso y los intereses fueron cambiando, al fin y al cabo tú estabas lejos, en otro país y yo acá en el mío empezando una vida de cosas más importantes.
Y solo quedó el recuerdo.
Han pasado más de 20 años, 23 para ser exactos y nunca más supe de ti. Hasta ahora y gracias a este blog.
Muchas satisfacciones me ha dado la casa del castor pero sin duda alguna hallarte ha sido una de las más maravillosas por lo improbable, por lo inesperada, por lo lejana.
Y fue gracias a un hada, ya sabes, tenemos tantos años en desventaja que debes empezar a enterarte que creo mucho en las hadas, que hasta las he visto, que me rondan, me iluminan, se me aparecen y de vez en cuando me traen regalos y sorpresas, como volver a encontrarte.
Sabes de quien hablo Fer, porque esta hada nuestra canta y tiene una voz maravillosa que atraviesa islas y mares desde su República Dominicana a mi Santiago de Chile y brinca entusiasta con su gentil gracia hasta tu Ibiza lejana, hay que ver como brilla y como vuela, hay que ver cuanto tengo para agradecerle.
Eso es todo, por ahora, porque esta historia vuelve a comenzar, al menos es lo que espero. Y abrazando esa nostalgia es que te recibo con los brazos abiertos.
Esta es una carta más que un post, supongo, porque tenía ganas, muchas ganas de abrazarte en público en este escenario que logró reunirnos y felíz como estoy de contarle al mundo que mi amigo Fer, mi principito uruguayo, al fin ha vuelto


lunes, octubre 23, 2006

El Alberto y El Chocolate

Acaballao y huaso bruto.
Insolente, desafiante...y santo.
Todos ya deben estar medio saturados con el tema.Típico que la tele le da como bombo en fiesta.
Que las transmisiones, que los souvenirs, que la bendición, que repasar su vida...igual cansa.
Cansa a tal punto de no querer saber nada más.Y eso no es bueno.
No es bueno saturarse del tema tan pronto, porque recién comienza.
Independiente de si hace milagros o no, de su sonrisa clara, de si es el único santo chileno con fotos reales (los demás solo tienen estampitas), de si es o no la primera canonización de Ratzinger, de si cuestionamos o no las platas del Hogar de Cristo... Desvistiéndolo, desnudándolo, sacándole la sotana negra, despojándolo de la parafernalia de la hora en que vivimos, deshojando su entorno histórico y todo, nos queda un tipo formidable, un tipo bueno, bueno del alma, bueno como nunca llegaremos a ser nosotros, bueno como tal vez no nos toque conocer a nadie, bueno hasta los huesos.
De vez en cuando me toca ir a la casa de acogida de la Vega, está en la calle Olivos, entrando por Recoleta, El Alero, le llaman, acoge y da almuerzo a los curaitos de la Vega, a los viejitos hediondos y solos que nadie en el mundo recuerda, viejos que son buenos pa tomar, esa es la verdad, que no tienen donde ir a tomarse un plato de sopa, donde caerse muertos.
En el Alero las tías voluntarias les preparan comida barata y caliente y tienen frazadas y tele y unas colchonetas para dormir en la noche.
No soy de las mejores almas, tampoco hago ningún tipo de voluntariado solo voy acompañando al cura a hacerles misa una vez al mes, pero cuando entro a esa casa vieja de techos altos, a esa casa helada inmersa en el olvido, cuando cruzo el corredor y llego al patio del fondo, al patio de tierra pisada y húmeda, de nísperos, de uvitas, de limoneros y me sale a recibir la Elvira moviéndome la cola y a punto de tener sus perritos, cuando instalamos el altar en medio de una treintena de viejitos, el mundo se me vuelve cierto, y azul y me olvido de mi ropa, de mis comodidades, de mi maquillaje y mi pelo, de las compras del Súper, del pisco sour de los viernes, de lo que compraré en el Sodimac porque mis problemas se vuelven tontos en medio de su mundo de penas, de sus manos añosas, de su abandono, donde su única preocupación es tener un pedazo de pan para morder este día.
En medio de ellos está el Capitán, tiene una de esas narices gigantes, rojas y deformes de curado de años, como con hoyitos y usa un gorrro de capitán de barcaza de puerto pobre,el Capitán es grande y le gusta jugar dominó.
También está el Lolito, un viejito octogenario que se guía solo con el sonido de la voz, porque ya no ve y le gusta que lo escuchen cuando cuenta sus historias de bares y de siglo pasado...
Y en medio de ellos ... El Chocolate.
El Chocolate es un viejito negrito y vigoroso, cada vez que voy lo veo más flaco, tiene unas heridas en los pies a causa de atropellos, varices y heridas del tiempo y tiene que romper las zapatillas de lona para poder acomodarlos dentro de ellas y dar unos pasos sostenidos con muletas.
“Canta Chocolate” - le dice el cura, antes de empezar la misa.
Y el Chocolate obedece porque le encanta cantar:“Juntooooos como hermaaanoss, mieeeembrooos de una Iglesia, vamos caminaaando....”
El Chocolate canta a todo pulmón con su voz trémula y canta fuerte porque eso lo hace sentir importante, canta solo y cierra los ojos como sintiéndo cada frase.
A mí la garganta se me apreta cuando lo oigo cantar, se me apreta y la voz no me sale, y miro a la Elvira langüetearse para ver si se me secan mejor los ojos, porque tiemblo entera.
Al fin todo termina y nos vamos, cuando me voy el Chocolate me abraza , como todos. Huele mal, huele a vinito, huele a humedad, a tiempo, me toma las manos entre las suyas de corteza de árbol y me dice:"Que bueno verla mi linda, ojalá venga el próximo mes" y yo solo le sonrío porque la voz no me sale.
No sé si iré, y tampoco sé si él estará porque cada día se muere un viejito nuevo en El Alero.
Y nos vamos. Nos vamos raudos por Recoleta.
Yo no hago nada por ellos, ni siquiera ese día, solo estoy, solo los acompaño, les tomo las manos y me juego un dominó con el Capitán antes de la misa, sólo hago eso...y parecen llenarse de dicha.
2 lucas me descuentan de la cuenta del teléfono para el Hogar de Cristo, y a veces rabeo por esas 2 lucas, que pobreza, y nos es que duela el bolsillo, es la estupidez, es la miseria humana.
El alero cobra 30 pesos por el plato de comida y 100 por pasar ahí la noche.
A veces los viejitos no tienen para pagar y llegan con una zanahoria, una cebolla o alguna acelga que recogieron en los pasillos de La Vega y se las pasan a las tías que cocinan como aporte para la carbonada que están preparando.
No nos quedamos a almorzar...
Y vuelvo a mi mundo cómodo y caliente y dejo atrás el Alero.
El Alero es parte de la Obra del Hogar de Cristo.
No importa si hace o no milagros, si se cree o no en él, lo que veo es lo que hizo antes de irse, lo que nos dejó.
¡Como no va a ser Santo el Alberto!

martes, octubre 17, 2006

Si no hay Justicia hay Funa


A G O T A D A
Así es como me siento a estas alturas del año.
Nunca me había pasado en Octubre, todo lo contrario, la llegada de la primavera siempre me sostuvo en un vilo mágico, suspendida en el aire, flotando entre el aroma de las rosas emergentes y los últimos vapores de las Fiestas Patrias.
Pero este año no.
Partiendo por este clima desatado que nos tiene ya tan entrada la primavera entre temporales de viento y lluvia y soles tímidos que no solo no entibian ni siquiera el ánimo sino que encima resfrían.
Pero no es eso, no es solo el clima.
Las movilizaciones estudiantiles que comenzaron en Mayo con esa fuerza arrolladora que no veíamos hace tantos años para pedir gritando por sus derechos lejos de calmarse con las propuestas insípidas del gobierno fueron el caldo de cultivo para desatar la furia nuevamente.
Y no es que sea malo, al contrario, es ahora o nunca, es en este gobierno y no en otro, es en este momento de la historia y no en el que viene porque ya ha pasado demasiada agua bajo el puente.
Los nervios en un hilo es saber que cierto alcalde fecundado en el vientre de la dictadura cierra dictatorialmente el año escolar de una decena de jóvenes de cuarto medio y le niega la matrícula a otros tantos más de tercero para el año que viene en forma arbitraria, parcial e intimidante y este gobierno por todos elegidos se cruza de brazos y repite la misma frasesita archiconocida y con sabor a despreocupación e inoperancia de: "No negociaremos bajo presión"
Han comenzado de nuevo a movilizarse, este Octubre tenso, este Octubre turbio y de malos presagios, paero aquí estaré de nuevo en el apoyo de ciudadana, de madre, de mujer comprometida en los avances de éste país, aunque me deslome, aunque el agotamiento me supere y las fuerzas cesen, aunque las letras dejen de sostenerme (como lo han hecho), aunque me parta el alma ver a los jóvenes de este país siendo mojados, perseguidos, arrastrados, desalojados con violencia, expulsados de sus colegios, despreciados, desoídos, jóvenes niños, como los míos, como los de tantos otros.
Si no es ahora cabros, no es nunca.
Vamos que se puede.

martes, octubre 10, 2006

Nada menos que todo un hombre...


Ya te he contado varias veces la historia de tu llegada, la vez que no me gustaste por lo feíto y quise devolverte hasta que tus ojitos de uva me miraron y nos reconocimos el uno al otro como los inseparables que somos hasta el día de hoy.
También te he contado la historia de tu nacimiento anunciada entre los vítores y timbales que aún no cesaban de celebrar la alegría del plebiscito ganado entre la esperanza y el fervor de un pueblo entero.
Has leído entre mis versos y líneas el momento exacto de tu concepción entre el estruendo de las olas y el canto de mil gaviotas los años en que Silvio nos acompañaba entre los atardeceres naranjas y las fogatas fragorosas de finales de los ochenta.
Sabes tanto, tantas historias, tantas cosas que parece que hubieras estado siempre aquí, desde los tiempos remotos en que yo misma nací y es tanto los que nos pertenecemos que no tengo ya recuerdo alguno en que tus ojitos bellos no hayan brillado para mi ni me hayan indicado el camino que debía recorrer.
Es así, ya de todo esto ha pasado el tiempo, y cómo ha pasado, con esa velocidad pasmosa que solemos no sentir y que pinta las lluvias y los soles en nuestras paredes hasta verlas un día cualquiera corrompidas por la fuerza de la intemperie y aún así todavía firmes, todavía poderosas.
Este 9 de Octubre, ayer, has cumplido 18 años, qué te puedo decir...Nada menos que todo un hombre, el hombrecito al que toda mamá quisiera ver algún día ponerse de pie, hecho a sí mismo, con las fuerzas conjuntas de todos los amores y el regalo de todas las virtudes...y el pecho se me infla de orgullo y la emoción se me atraganta en el alma. Y no te creas que me intimida esa mirada profunda que instalas cuando dominas los temas tanto o más que yo ni esa barba que juntas cada verano y que te hace ver tan pero tan grande, y no me intimida porque tras esos signos de los años, tras el tiempo que ha conocido tu historia, tras los besos que repartes pequeño Tenorio, tras las venas de tus manos que he visto crecer y fortalecerse y la vida que une y separa y ha tejido tu tiempo en mis brazos... tras todo eso, bandolero y bello principito, seguirás siendo para siempre mi bebé.

jueves, octubre 05, 2006

Vamos a decir que No...


El día estaba tan lleno de sol como hoy, han pasado 18 años y todavía se me agolpa en la garganta la emoción de esa jornada, la esperanza de la gente, el brillo en las caras de una de las primeras opciones realmente concretas para terminar al fin con el reinado de la dictadura y con uno de los períodos más oscuros de nuestro pueblo.
Chile entero se volcó a las calles a dar la lucha con su lápiz mina, el país se transformó en una fiesta en donde no estaba ajena la tensión y el manto de dudas y presión a la que los militares nos tenían acostumbrados, todavía podía pasar cualquier cosa, pero la gente creyó y como creyó fue que se logró.
El 5 de Octubre de 1988 ganamos la primera batalla contra el tirano y triunfó el NO.
Andaba con mi jardinera de cotelé lila y mi panza de 9 meses, como tenía 17 años todavía no tenía derecho a voto, pero me sentía partícipe de la historia, me sentía ganadora también y salí a las calles en la convicción de que mi hijo nacería (cuatro días después) en la paz que nos daría una auténtica transición a la democracia...
Había vendedores de helados, de mote con huesillos, volantines bailando al viento, las calles llenas de gente, un sol radiante, y el día avanzaba. Era nuestro primer plebiscito en más de 17 años y recordé la lucha.
Recordé las peñas en la capilla coreando salvajemente el Y va a caer (el asesino Pinochet), El largo tour (Por Pudahuel y La Bandera), El cuervo (sembrando las ruinas y el desconsuelo) y tantos más, recordé los meetings en las plazas, los panfletos clandestinos, el Chino Quilán que murió de una bala en la nuca arrancando en una de las tantas protestas, los encuentros en el forestal, los milicos tirando balazos a diestra y siniestra en las noches del 83, los muertos del Mapocho, el Padre André que murió de una bala loca en su población, los curas perseguidos, recordé tantas cosas ese día como las he seguido recordando todo el resto de mi vida....
Y cayó la tarde, y llegaron los cómputos que recibimos con la guata apretada y el corazón hecho un nudo, y las caras de la derecha comenzaron a tornarse pálidas y sus rostros a lamentarse, y sus palabras a suavizarse después de tantos años de soberbia y nuestras banderas llenas de arcoiris multicolores comenzaron a llenar las calles y se hizo la música, la challa y el festín, y la gente abrazó a los pacos y los pacos por primera vez sonrieron y se dejaron abrazar, y lo más extraños, no había milicos en las calles, y el país dejó sus temores y se volcó a ellas y celebró, celebró con champaña y sonrisas, celebró con lágrimas y música, con teatro y cantos, con pena y esperanza.
Lo que ha venido después es otro cuento.
Pero ese día, ese día fue una fiesta que siempre me alegra recordar.

lunes, octubre 02, 2006

Coloquio de Inspiración

-Las mujeres casadas solo buscan satisfacer sus carencias -

¿Es una sentencia?


-Es una realidad -

Pues no sé, personalmente pienso lo contrario pero es cierto que también hay muchas mujeres casadas llenas de carencias, pero yo, amigo mío, no puedo hablar por el gremio.

-¿Tú que buscas? -

Escribir

-¿Cómo escribir? -

Pue eso, escribir desde la más genuina inspiración y si por ejemplo, conversar contigo me sirve pues te tomo.

-Quieres decir Me usas, usas a la gente -

Tal como la gente se usa entre sí, es el modo de actuar de toda civilización.

-Me refiero a que eres capaz de usarme como inspiración -

Solo si resulta, si fluye la magia entre tú y yo.

-¿Y porque no te inspiras en tu marido? -

Es diferente, él es mi amor, el único que tengo y tendré, está más arriba de todo, es transversal, es mi paz, mi realidad, mi reposo y mi certeza, el principio y el final. Y en su momento fue el inspirador de mis letras mejores, luego sobreviene la felicidad real.

-¿Y eso no sirve? -

Para la vida que es plena y absoluta, sirve. Pero escribir es otra cosa, es escudriñar los sentimientos más primitivos, vivir los tormentos más remotos, viajar hasta mundos recónditos, volar sin alas, desdoblarse, ser mil personas a la vez, tener mil rostros, transfigurarse, capturar la esencia, explorar sin márgenes y yo amigo mío...tormentos reales no tengo.

-¿Y tus carencias? -

A lo más carezco de musas ingenuas y seducibles...
..................................
-Y a mi...¿me quieres? -

Pues no, debo decírtelo de antemano, no puedo darte ni ofrecerte nada salvo mis versos desbordantes que han de ser a lo más el boceto de una realidad pincelada bellamente para quien sepa soñarla.

-La idea es que el autor se enamore de sus musas... -

La idea es que él las enamore, les haga sentir su amor fabulado e intenso hasta donde la magia pueda durar...puesto que tienen por definición una existencia finita.

-Eso es maldad -

Será maldad para ti, para mi es arte

-¿Pero... me querrás algún día? -

Pues claro que te querré, si podrás hasta sentirlo en cada verso que te dedique, cuidaré de ti mientras dure esta sociedad.

-Y luego... -

Luego te dejaré volar a tu libre albedrío

-Claro, cuando ya no quiera partir de tu lado y ya no te sirva de inspiración, eres perversa, sabes que lloraré -

Ya conoces el diálogo entre el zorro y el Principito, así que no seas majadero.

-Me muero de ganas de que escribas para mi -

Puedo hacerlo, no tienes más que brillar solo para mi y maravillarme cada día, danza a mis ritmos y mis acordes, adelántate a mis sueños, canta, canta mucho y sobre todo jamás me cuestiones ni me pidas explicaciones. ¿Podrás?

-Seguro que puedo hacerlo -

Y bien...ahora que sabes esto y pese a todo ¿Quieres ser mi muso?

Quiero.

martes, septiembre 26, 2006

Bocetos...

"Ya encontré lo que andaba buscando", me dijo hace poco una joven promesa literaria que se ha rendido al fin al mundo blog y encontró en menos de un mes un nicho que le agradó y comparte sus intereses (aún con sus ímpetus fumigantes).
Me alegro, le respondí, dichosa tú que sabes loque andas buscando.
Yo, en este recorrido de ya bastantes meses he encontrado grandes amigos y letras geniales pero a nadie hasta ahora que comparta como yo este amor irracional por escribir.
Los que escriben lo hacen principalmente por una necesidad de expresarse, de sacar fuera los sentimientos contenidos cualquiera sean.
Yo lo hago por la maravilla que me produce un conjunto de letras, de versos amarrados armoniosamente y por lo que me sobrecoge lo que ello puede producir.
Por eso me enojo cuando cuestionan mis motivaciones y no aprecian la obra.
No importa lo que diga (no mayormente) sino cómo lo diga, las formas y no los fondos puesto que pueden ser o no irreales, puesto que puedo o no inventármelos, puesto que no son temas que necesariamente me atraviesen.

Puedo escribir, por ejemplo, sentada en la orilla de algún mar inventado la historia de un astrolabio que guía los más imaginados de nuestros sueños hasta hacerlos caer en el vacío de la ilusión que traspasa todas las fronteras.

Quizá vale la pena ponerse nostálgicos de vez en cuando al mirar las nubes de este cielo en primavera y recordar todas las formas que le dimos cuando niños y que ya no logramos ver... y armar con eso un poema.

O tal vez logre tejer la historia de nuestra estirpe que ya ha partido y describirlos colgados de las ramas de nuestro árbol genealógico para admirar con sorpresa que aún no se desprenden de ella en el secreto asombro de toda la herencia que nos han dejado y nos sonrían al pasar como lo hacen los micos del amazonas desde cada una de esas ramas...

Puedo inventar la historia de la geisha delicada que vendía su cuerpo solo para ser admirada mientras dormía.

Quizá cuente la historia del travesti atravesado por sus dolores en la efervescencia de sus noches y muera en un mar de lágrimas por el amor que nunca encontró.

Tal vez invente un cuento de navidad con tanto detalle que hasta pueda oír los villancicos aunque recién sea Septiembre.

Puedo tal vez inventar una rapsodia, una fatamorgana, un soneto, o una ilusión en las tantas calles de la habana y dejarme llevar por el magnetismo pavoroso de ese caribe bañado de versos.

O escribir para ti, una vez más, como tantas otras veces en que has inspirado mis creaciones, unas en medio de la furia y las más en medio de la magia de amarte.

Puedo hacerlo todo, inventarme un mundo de papel, hacerlo crecer o dejarlo caer o puedo morir de hastío.

Puede que a veces no sepa de qué escribir (como ahora), y sobrevivir con tantas ideas en la cabeza y sin nada de tiempo para llevarlas a cabo, pero me consuela saber que puedo seguir maravillándome de ello, aunque aún no encuentre a esos locos que compartan mis viajes y aunque apenas esboce en estas líneas los bocetos de los cuadros que seguramente pintaré algún día.

jueves, septiembre 21, 2006

Treinta y tantos...(Carpe Diem)



Uno empieza como anónima y termina dando vuelta la vida entera. No hay caso.
Me presento al fin, ésta soy yo al día de hoy en la plenitud de mis 35, extrañando mis viejos tiempos como siempre, enamorándome todos los días, viviendo sin grandes tormentos y con todas las dudas de quien se acerca a los 40 tratando de derribar mitos y sortear obstáculos.
Treinta y tantos, bombardeada con imágenes ochenteras, con avisos de “a medio camino de jubilar”, con la Katty Kowaleszko divina y regia gritándole al mundo lo maravillosas que podemos estar las mujeres en la víspera de los 40, con las metas cumplidas o al menos gran parte de ellas.
Treinta y tantos, humildemente, sin arrugas y en la lucha de mantenerme digna ante la vejez inminente, acumulando experiencias para transmitir y ser mejor persona, escribiendo, escribiendo mucho, escribiendo siempre y no como una medida de dolor sino como el gozo constante de la única fe que profeso…la de escribir.
Treinta y tantos vividos como si hubieran sido ochenta y en los que he tratado de mantenerme como el aquero que soy siempre con el carcaj repleto de flechas que saben siempre donde apuntar.
Treinta y tantos en mi Chile con su historia, en Chile con sus dolores, en Chile con sus escritores de los 2000, los de la red, los egocéntricos, los críticos, los solitarios, los que aman las letras, los de ahora, los de antes, los de Neruda, de Parra, de Huidobro, de la Mistral, Treinta y tantos en mi Chile que amo, el de los poetas y soñadores.
Y sin embargo me duele tener treinta y tantos, me duele esta edad en que quisiera a veces regresar el tiempo, pero que demonios me termino diciendo... haría todo exactamente igual. Y sé que no todos en este mundo podrían decir lo mismo. Lo que me duele supongo es el inexorable paso del tiempo, los amigos que han quedado atrás, los recuerdos y las nostalgias que se agolpan cada día en la garganta porque no hay arrepentimiento ni rencores que me permita sentir.
Carpe Diem gritaba una película de mi generación, la generación rebelde que salió a las calles a apedrear a quien se tuviera que apedrear para conseguir la vida que tenemos.
Carpe Diem... Seize the Day...Vive el día... Sé fiel a tus sueños y cumple los que has venido a cumplir, tu voluntad y no la de otros... Sé feliz en esta tierra decía Shimoda.
Pero el Carpe Diem no significa Rájate disfrutando sin importar más nada, significa ser feliz en la convicción de estar haciendo lo correcto y si lo correcto, lo que nos lleva derecho a la felicidad implica sufrir pues ese sufrir y ese cuesta arriba forma parte también de ese Carpe Diem.
Y siento que debo estar en lo correcto puesto que en esta convicción he crecido, puesto que no he hecho más que vivir mi voluntad y disfrutar cada uno de mis días llevando adelante con la lucha que eso implica, con el temor de errar, con el cansancio en la piel y los dolores que me ha llevado sostener mi propio Carpe Diem todos y cada uno de mis días de éstos costosos y abrumadores treinta y tantos.

jueves, septiembre 14, 2006

Hoy Podríamos


Hoy podría correr en medio de esta ciudad como si estuviese en mitad de un campo y respirar este aroma a Septiembre bañado de Chile y describirte cada rincón como si estuviese escribiendo un poema, un soneto… una rapsodia, y narrártelo como la lucha constante de todo lo que siento contra todo lo que vivo.
Hoy podríamos huir de todo y empezar de nuevo, de cero, ni siquiera con letras, tan solo con miradas, y pedirte perdón mil veces por haber nacido bajo éste signo de fuego, de éste fuego que me quema los dedos y me irrita la sangre, pedirte perdón por todo y por nada, por las malas palabras y esas tan bellas que nunca te dije.
Hoy podríamos correr hacia el cerro hasta caer rendidos antes de llegar a la virgen y en medio de la foresta a salvo de la contaminación cubrirte de besos, de todos los que no te he dado, de todos los que jamás te daré, de sucumbir a todas las tentaciones, de rodar cumbre abajo hasta más allá del nivel del mar e inventarme todos los poemas en las más oscuras profundidades.
Y dormir bajo algún árbol tan en silencio que podríamos hasta oír el murmullo del Parque Forestal llenándose de fondas, de volantines al viento, de chichas y empanadas, y ver desde lo alto a los mercaderes de la Plaza de Armas que por estos días han llegado trayendo toda suerte de inventos hechizantes de las más remotas regiones de América, y podríamos fumar del opio de la poesía una vez que caiga el sol y yo besarte la frente mientras me hueles el pelo y te recito versos.
Hoy podríamos mirar el Mapocho en los mil destellos del atardecer y despojarlo de toda fealdad hasta distinguir en el brillo de su torrente la magia de la poesía y la historia dolorosa que callan sus aguas.

Y sucumbir al embrujo de las calles viejas de nuestro Santiago soñado, comprar verduras en la Vega, frutos secos en Matucana, mirar los trenes desde Blanco Encalada, las casitas lindas del barrio alto, los cités olvidados de Franklin, la arquitectura antigua de Catedral…los barrios viejos, los nuevos…nuestros barrios de esta tierra que se viste de fiesta en medio de ciruelos cargados de flores rosadas…
Y podríamos comer naranjas, las últimas de este invierno, apretando suave los gajos para besarte el jugo que derramas por los labios, recobrarte de mis ausencias, olvidarnos los fracasos, recopilar las historias y encadenarnos para siempre.
Hoy podríamos perdernos y mandar todo a la mierda, comer en el suelo, llenar la tina para bañarnos en espumas y hacer el amor hasta caer dormidos en medio del agua y reírnos y hablar…y callar.
Y decirte que no te puedo arrancar del alma porque eres parte de mi historia y de mil letras derramadas, que no quiero más que sumir al mundo entero en un sueño muy profundo, dejarlos a todos detenidos hasta que caiga la noche o quién sabe…no despertarlos jamás.

Felices Fiestas Patrias!

viernes, septiembre 08, 2006

Sentirme Vivo

Emmanuel pasó de moda, hace rato, de vez en cuando lo tocan en una de esas radios romanticonas y da gusto escucharlo y recordar viejos tiempos, los de la infancia.
Hoy venía sonando en mi viaje al trabajo su tema "Sentirme vivo"...de inmediato, como rememorando un sueño y en una espiral de recuerdos los versos de esa canción se me vinieron de pronto a la memoria, la recordaba entera y me puse a cantarla como si se tratase de un verdadero himno a la felicidad.

Voy a hacer una ronda por tu cumpleaños,
un poema mil veces por año
Y así me entiendas cuanto te amo.
Silbaré como silba un jilguero en el día,
borraré todas tus pesadillas
En tu boca me refugiaré.

Y me alegré, me alegré como solo puede hacerlo el hallazgo de una canción hermosa, una de las más hermosas y poéticas que jamás he oído.
Al diablo Color Esperanza tan repetida como escuchada, y el Himno a la alegría y cuanta otra que habla de lo mismo...

Buscaré tierra nueva en el campo,
le rezaré a un santo al atardecer
nadaré mar adentro en tu milla
y de una costilla te haré mi mujer
Han crecido en tu piel girasoles,
de tu vientre nació mi motivo... sentirme vivo

Es tan fácil estar triste, amargarse por todo, aburrirse, querer mandar todo a la mierda y jamás agradecer, es tan etéreo y mal entendido el sentido de la felicidad que se nos escapan las simplezas.
Conocí a la Daniela García apenas cinco días después del accidente maldito que casi le arrebata la vida y la despojó de sus cuatro extremidades, pude entrar a su pieza rosada, perfumada y cargada de amor en que intentaba recobrarse de la más maldita de las desgracias, sentí miedo al entrar a su pieza del hospital y de verla...
Qué puedes decirle a alguien que casi lo ha perdido todo en la plenitud de su belleza y juventud... absolutamente nada, ¿Una sonrisa? quién sabe si tendría sentido. Pero ella, ella brillaba, brillaba sonriendo y todo lo que podía ser malo era luz.
Y me fui, y en el ascensor de vuelta miré mis manos y las olí y las besé y miré mis pies que caminaban luciendo sus zapatos y me alegré de tenerlos conmigo, que cosa más simple, yo tenía algo que jamás había valorado y que esa pequeña... esa pequeña había perdido irremediablemente.
Y todo lo demás en esta vida se tranformó en una estupidez.

Voy a ser el que siempre te amarre el zapato,
el que cuide de ti cada paso
el que ponga sabor a tus labios.
Silbaré la canción de recuerdo en el día
y en la noche te haré manzanilla
Para verte dormida en mi piel ...

Todo lo demás es accesorio, no puedo ser malagradecida, puedo aburrirme de la monotonía de mis días, de las obligaciones, de los malos ratos, de la falta de plata pero pese a eso hago el ejercicio cada noche de respirar, de repasar el día jamás pensando en que se me ha ido un día más de vida sino que lo he ganado, suelo mirar a mi esposo cuando se acuesta a mi lado cada noche y me dice cuánto me quiere mientras comienzan a cerrársele los ojos del cansancio, suelo besar a mis dos hijos a cada rato para que sepan que los amo con toda mi alma y cada minuto que pasa los amo más y más, suelo llamar a mis hermanos lo más seguido que puedo para tenerles cerca y jamás enojarme con nadie, suelo mirar mi casa donde he edificado mis sueños y alegrías y suelo siempre y cada noche volver a oler mis manos y a adorarlas en la simplicidad de tenerlas y dar gracias a Dios por tan solo sentirme viva.

Buscaré tierra nueva en el campo,
le rezaré a un santo al atardecer
nadaré mar adentro en tu milla

y de una costilla te haré mi mujer
Han crecido en tu piel girasoles,

de tu vientre nació mi motivo... Sentirme vivo

miércoles, agosto 30, 2006

Essence of a man


La cosa es así:
Como tengo buena vista los veo de lejos, los clasifico por la forma de vestir, el porte, el pelo...si vienen fumando quedan inmediatamente descartados.
Nada me gusta menos en un hombre que esa mezcla de nicotina pegada al espíritu que tienen esos que fuman descontroladamente.
Y como no sé si es de esos o de los que fuman en forma ocasional prefiero descartarlos de una.
Cuando me cumplen los requisitos los comienzo a observar así como a unos veinte pasos de distancia, a medida que se vienen acercando... entonces me preparo (esto no es fácil), tomo una gran cantidad de aire, la boto, inspiro y expiro unas tres veces, primero cortito y luego más lento, digamos para limpiar las fosas nasales, algo así como tomarse una soda antes del café.
El encuentro es inminente, se acercan a veces lento, otras más rápido (siempre estoy preparada para ambos casos) y en la medida que se acercan comienza el scanner...formas, modos, ojos, sonrisas, hombros, estilo, ropa, el cabello siempre importante, bien cuidado, brillante y si es largo tanto mejor...
Entonces, cual Grenouille de Suskind me preparo ante la vibración inminente de aquel momento sublime, único e irrepetible en que un hombre, cualquiera sea, pasa por mi lado con esa mezcla feroz de animal salvaje y seductor apacible dejando tras de sí la estela de su esencia desatada contada y descrita en los mil fragmentos de aromas mezclados entre sí que le otorgan al macho de nuestra especie el inconfundible olor de la procreación...

Y así permanezco un instante, con los ojos cerrados, sostenida, seducida y embriagada, tratando de sostener en mi respiración cada extracto de quien acaba de pasar imperceptible por mi lado... me quedo entonces en ese aroma suspendida como queriendo saborear hasta el último cada fracción de su esencia, la siento, la huelo, la husmeo intentando separar y reconocer cada molécula para percibir el origen de cada uno de los componentes de esa mezcla deliciosa de todos los aromas de un hombre... el cuerpo, los labios, el cabello, las fragancias, el pecho...todo.
Y lo logro, no sé como lo hago pero siempre lo logro.
Y jamás me equivoco, bueno, supongo que jamás me equivoco o sueño quizá haber hallado sin temor a errores el origen de cada esencia... entonces se transforma en una fiesta de los sentidos y en un regalo a la poesía.
Lo cierto es que no es algo que haga a diario de lo contrario perdería toda originalidad el experimentarlo. Suelo hacer este juego en ciertos días en que mi sensibilidad se halla perfectamente efervescente. No pocas veces por cierto.
Pues así es la cosa, no importa la edad ni el estilo ni la raza, nada importa cuando surge esa magia especial que tiene tras de si un hombre y que solo las mujeres con nuestro sentido número 6 (o 7 u 8) podemos percibir...
Es inevitable la tentación, aunque altamente dominable, sin embargo jamás renunciaré al embrujo de los aromas de los hombres, los cientos y miles que pasan por mi lado cada día, al embrujo de su secreto encanto, a las mezclas narcóticas de perfumes y aceites naturales que se mezclan y desprenden a su paso capturándome y cautivándome en esta jungla asesina de pieles y deseos anónimos que nacen y se esfuman en un instante prodigioso, en el momento exacto y fugaz de un amor que nace y muere fulminante en el relampaguear dulce de unos ojos que se cierran en el secreto e íntimo momento de sentir al pasar la esencia deliciosa, humana, terrestre y perfectamente alcanzable como lo es el aroma de un hombre.

Y sé que las mujeres me entenderán.

jueves, agosto 24, 2006

Cuando yo te amaba...

Cuando yo te amaba sentía que tenía el mundo por delante, te miraba ahí sobre el escenario contorneándote con ese pelo maravilloso y esos ojazos repintados ... cuando todas gritábamos como locas y bailabamos desquiciadas al ritmo de los 15 años.
Era lindo cuando te amaba, cuando escuchaba a los demás decir: "Pero si éste es un maricón", y bueno, no sé ni lo sabré, pero si lo hubieras sido, habrías sido en ese minuto el maricón más exquisito de la tierra.
Fue por esa época deliciosa cuando di mi primer beso con el bajo de "Cuando pase el temblor" pisoteándome las sienes, cuando arrancábamos de los pacos después de gritar consignas en las peñas, de rajarnos las voces de tanto corear la muralla, el largo tour o la era pariendo y tomar navegaos debajo de un poncho...
Fue cuando te amaba cuando me arrancaba con la Orietta de las clases de matemáticas para irnos conversando por el bandejón central de la Alameda hasta la feria artesanal del Santa Lucía donde dábamos treinta vueltas y no comprábamos nada, no solo porque no teníamos plata ni porque conversáramos mucho sino porque la verdad verdad no tenía ningún interés en llegar a casa temprano, a esa casa que una vez estuvo colmada de amor y en esos años ya se empezaba a aventurar la decadencia y el llanto.
Fue por esos años en que te amaba que se ahorcó el Wildo, que loco, siempre pensé que se había matado por mi, después supe que algo de eso hubo, pero que en el fondo el Wildo adolecía de todo lo que tantos adolescentes adolecían por esos años, violencia, carencias, falta de oportunidades, hogares desintegrados...porque ese tiempo Gustavo, ese tiempo dolió en las venas a mi generación idealista, dolió a las familias de muchos que no supieron nunca jamás donde quedaron miles de seres queridos que fueron un día detenidos y jamás volvieron a ver. Dolió en las venas, en las sienes nuevas, en los bolsillos el tener que patear piedras depués de salir del colegio porque a la perra, a la perra mi querido, la seguimos pateando muchos de los de esa época.
A lo mejor tú ni te enteraste...o capaz que sí, seguro que sí, y tu forma de acompañarnos fue así con tu música y tu sonrisa de la que tantas nos enamoramos.

Yo de verdad te amaba, te lo digo, cuando soreías sensualote con ese peinado nuevo que después todos comenzaron a imitar...
Por estos días te he visto de nuevo cantando un temita lento de esos parecidos a los que cantabas en esos años, "Crimen" sé que se llama, estás más viejo, estás igual de lindo, algo pelado, claro, pero bueno...con los años se entiende y se perdona, aunque así entre nos... no sabes cuánto extraño tu chasca sicodélica y los pelados a mi, a mi la verdad, no me gustan nada, pero bueno, éste eres tú, así, tal cual...nunca te lo dije y ya ves, los años pasan y uno se va ocupando de otras cosas... y el mundo da vueltas y quién sabe, en una de esas, Gustavo querido, nos encontremos tú y yo algún día en algún café, nos fumaremos unos de esos que dan risa... y echaremos la tarde conversando de esos años lindos, de los tuyos, de los míos, de esos años ochenta de recuerdos y de dolores, de esos años... en los que yo te amaba.

sábado, agosto 19, 2006

Le petit prince

La noticia del cambio de guaguas en Talca me dejó medio con el corazón alborotado, la sangre en un hilo y el ánimo mal dispuesto.
Hay noticias terribles todos los días, mucho por qué sufrir y caldear el genio, sin embargo, cuando una de ellas involucra tanto el afecto me queda como un nudo raro en la garganta que me dura mucho tiempo y me cuesta desatar, es como un nudo del alma y del corazón juntos.
Nuestras peores pesadillas siempre están relacionadas con la muerte, pero sin duda alguna, las peores de todas siempre se relacionan con los hijos, como perderlos. Perderlos con la muerte debe ser devastador, pero perderlos en vida supone también un dolor difícil de imaginar.
Cuando mi pequeño príncipe nació yo tenía 17 años, guagua con guagua me decían, y cuando lo vi la primera vez mi primer sentimiento fue de devolverlo, cambiárselo a alguien, salir corriendo...era feíto como el diablo, en nada parecido a los rasgos de mi familia (todos blancos y rubios), sin embargo, pasados solamente dos minutos comencé a observarlo con paciencia y resignación, con la certeza de que era ése mi bebé y no otro, de que tendría que apechugar no más con la guaguita quie había traído al mundo, comencé a observar milímetro a milímetro su pequeña piel, a contarle sus dedos, a darle un besito, el primer besito, que difícil..., a tocarlo, las patitas, el pelo, las orejitas, y supe apenas dos minutos después de nuestro primer encuentro que ese botón morenito era completa y absolutamente mío, que tenía al fin mis labios y en su maraña de pelos descubrí también mis eternos rizos, el mismo pelo crespo.
Supe en ese minuto que nada en el mundo nos separaría jamás, que entre él y yo había un vínculo eterno e indestructible y que jamás nadie en el mundo entero podría jamás separarme de su pequeña piel morenita y brillante...igual que su papá.

Por eso me dolió saber que en Talca, un día cualquiera le dijeron a una mamá, después de 11 meses de nacido, que hubo un "lamentable error", que su hijo no era suyo sino de otra, que habría que hacer pruebas, que se castigaría a los culpables, que lo lamentaban, que los hijos debían ser cambiados nuevamente y regresar a sus familias de origen...
¿Lamentable? ¿Doloroso ¿Insólito? Nadie sino ellos mismo saben cuan lamentable, cuan doloroso y cuan insólito este espanto terrible puede llegar a ser.
Mi principito está a punto de cumplir 18 años y cada vez que lo miro lo veo como en ese primer momento cuando lo llevé a mi pecho por primera vez y se agarró como un imán a beber de su leche, cuando supe que era mío desde ese día y para siempre, aunque se vaya un día y me cristalice el alma, cuando parta con sus propias alas, seguramente muy pronto a cumplir sus sueños con el mismo amor con el que ha sido siempre criado...porque en eso anda por estos días, sentado en esa ventana de su sala planificando su futuro brillante, mirando su mañana, edificando sueños, a punto de terminar el colegio, de entrar a la universidad y de seguro lo logrará.
Siempre agradezco a Dios que las enfermeras me hayan mirado ese día con ternura y no me hubieran hecho caso cuando les dije en un puchero sollozante que mi guaguita no me gustaba, que era feíto, que mi mamá se iba a enojar cuando lo viera, que mi papá quería una guaguita rubia...y ellas solo sonrieron, me miraron como la niña pequeña que todavía era, me acariciaron la cabeza, me acomodaron a mi bebito al pecho para enseñarme a amamantarlo y sonriendo me dijeron: "Míralo bien mamita, es tu hijo... y es un hermoso Principito".


miércoles, agosto 09, 2006

Band of Brothers


Como una cofradía, algo así como más que una hermandad es lo que somos junto a estos cuatro, ya ni me acuerdo cuando nos tomamos esta foto, seguramente la tomó el Gonzalo porque es el único que no aparece allí, además fue tomada con un celular que seguramente era el de él.
Y no me acuerdo cuando la tomaron porque fotos como éstas nos hemos tomado en miles de ocasiones, de hecho cada vez que nos juntamos tratamos de posar juntos.

Soy la mayor de los cuatro y la única que no usa anteojos, siempre les digo que fui hecha con los mejores materiales...pero hay algo que nos une más allá del amor de hermanos, de la historia compartida o de la infancia felíz, es lo que llaman la fuerza de la sangre. Y hay que ver comotira la nuestra.

Cuando nos juntamos todos somos como de esas bombas atómicas que cuando caen mandan así como una onda expansiva en donde todo lo que nos rodea deja de existir...las parejas, las vidas de cada uno y hasta los hijos, hablamos entre todos el mismo idioma, nos reímos de las mismas cosas, nos miramos y nos entendemos, siempre e inmediatamente.

Claro que cada uno tiene su preferido, el Gonza se lleva mejor con la Valen (obvio, son los más chicos) yo con la Gloria, (obvio, somos las más grandes) el Fernando con la Gloria, el Gonzalo conmigo, la Valen con el Fernando y así...

Nunca he entendido mucho a esos hermanos que hablan mal unos de otros, que se pelean por una estupidez y no se hablan en meses e incluso en años...yo no podría, si me llego a enojar con uno de ellos la siguiente vez que lo veo ya he olvidado el enojo, y estoy segura que a ellos les pasa igual.

Se dice que se escribe mejor desde lo tormentoso...supongo que algo de eso me está pasando, ando hace semanas como con una alegría atragantada en el cogote que me tiene en un estado de felicidad sostenida, algo así como si me hubiera sacado de encima uno de los pesos más grandes que me había tocado cargar sobre los hombros. Lo podría asimilar a cuando a uno se le ha muerto un perro que ha estado enfermo por largo tiempo y su muerte es al fin, aunque algo triste, la más enorme tranquilidad que se puede sentir.

Algo así siento, una alegría apretada en la garganta, un alivio y gozo que me sobrepasa y el que quisiera sostener durante largo tiempo. Por eso tal vez que tampoco estoy muy inspirada para escribir desde las entrañas, tal vez si estoy siguiendo bien los consejos del flaco..

Y bueno, nada, he andado así como en un período de mucho trabajo también en el que no he podido parar a sentarme a escribir en relativa paz, y como nunca les había dedicado un post a estos cuatro, heme aquí escribiendo para ellos, para los que los conocen y para los que no, para los que me conocen a mí y sepan un poquito cuanto los quiero y me hacen falta, que sin ellos, sin sus anteojos y sus pecas me cuesta estar, me cuesta estar sin sus risas, sin sus tallas pesadas e ironías, me cuesta estar sin sus caras alegres, sin su cariño de hermanos.

Que no podría ser felíz sin el cariño de mi Gonza, el más dulce Tontograve que he conocido en mi vida, el que comparte mi magia y se maravilla con mis tonteras simples, ingenioso, bueno del alma, creativo, y el más osado genio de la familia, capaz de abandonarlo todo por una carrera llena de luz, aún contra las burlas, los prejuicios y las adversidades creo que va a ser el más devoto educador de párvulos que haya conocido, entregado a la magia de sus duendes eternos y de su amor infinito por sus parvulitos...

Que no podría vivir sin mi Glo, mi chica Cosmopolitan, tan regia y llena de alegría, la única persona en el mundo capaz de reír el día entero con mis payasadas y contagiarme de esa alegría suya y de esa sabiduría espontánea que estoy segura ni ella misma sabe que tiene, la Glo, te enterarás por este medio y no por otro que si me pidieran toda mi sangre para ti te la daría felíz.

Que mis días no serían los mismos si no hubiera nacido el Valoncito, la Valen, la última luz de la cofradía, mi Señorita cara dePizza, hermosa como ninguna, fuerte como nadie, inteligente, estoy segura que de todos es y será la única capaz de hacer llegar sus sueños hasta donde nadie lo ha conseguido, que no podría estar sin sus letras, sus visiones interesantes, sus comentarios acertados, que me sostiene como si fuera yo la menor y no ella.

Y tampoco podría estar sin mi Cerro, el Toninito, el Fernando, que fue durante tantos años el hermanito menor (hasta que llegaron los otros dos), que se forjó solo y bueno...él es especial y lo sabe. También me duele cuando tiende a desaparecer, cuando se recoge a sus rincones y nunca pide ayuda, y hace como que no nos necesita pero en el fondo sabe y nosotros sabemos, y él sabe que nosotros sabemos, que no podemos estar ni estaremos nunca jamás lo suficientemente lejos.

My Brothers, mis compipas, mi banda , mi hermandad, los Soto de Chile, cuánto hemos pasado y seguiremos pasando juntos, y espero en Dios, durante mucho, mucho tiempo más.

martes, agosto 01, 2006

¡Cómo pasa el tiempo!

Si parece que fue ayer cuando el Villouta salió en la portada de Las Últimas Noticias ventilando sus intimidades, cuando Chile entero se enteró que el tipo escribía en un blog ...
Un BLOG?... y ahí empezó todo.
El 29 de Julio del 2005 el castor preparó su mesa y abrió sus puertas al mundo, con algo de susto, sin un fin muy claro, solo sintiendo en el pecho y la piel la necesidad enorme de escribir.
La Casa del Castor es la extensión (como muchos ya lo saben) de las puertas de mi propio hogar...esa casa que encontré un día abandonada y que levanté a pulso con la ayuda de mis grandes amigos de toda la vida y que se regocija en recibirlos cada vez que alguien llega allí y que heredó ese nombre por el calor del dique invernal de los castores de Narnia, ese que recibe al que trae frío y abraza a los amigos.
La Casa del Castor es algo así como una extensión de mi propia capacidad de amar, no hallé mejor título para este blog que éste porque se ajusta exactamente a lo que aquí he querido lograr. Supongo que cuando hablo del castor hablo de mí misma, de Kiantei, la eterna Candy, mezcla de niña cargada de infancia, de mujer y de madre otro poco cargada de nostalgias y envuelta de letras.
De todo se aprende en este mundo, de lo bueno, de lo malo, de lo que sirve y de lo que no y el comprometer la vida en la palabra me ha enseñado que gran parte de ésta consiste en que una de las mejores estrategias para ganar es aprender a perder, en hacernos expertos en el arte dejar partir...dejar partir lo que nos cuesta, lo que hemos amado...momentos, sueños, personas, tiempos, dineros, experiencias, amores, batallas...dejarlos partir llegado el momento es la única forma de salir fortalecidos en la dura lucha que es la vida. Esto no significa rendirse y no luchar por ellos, sino saber reconocer cuando deben quedar atrás.
En fin, un año amigos, un año largo contabilizado en días blogs, un año de cuestionamientos y de dejar partir, un año de reencontrarme conmigo...que no me veía hace ya tanto (cono todo lo que eso implica) un año de 120 posts, de miles de visitas y cientos de comments, de varias desilusiones, de bajadas y subidas de telón, de arrebatos e intimidades, de amigos y otros no tanto, de buenas personas, de lectores amorosos, de manos lindas, de hallazgos bajo las piedras, de poetas, de vigilias, de entretelones, de entrelíneas hermosas, de furias contenidas, de verbos y sustantivos, de decisiones, de capullitos que en algún lugar comienzan a dibujarse certeros...muy certeros.
Un año de Blog, y muy contenta por eso.
Especial mención a Villouta y a la Shibuya por el empujón inicial (te sigo queriendo Shibuya), al Tontograve que abrió el blog mismo día que yo (Felíz Cumpleaños también a tí) a Hetsah, debo decirlo, presente en mi tiempo desde el post número uno, y a mis amigos entrañables, los que he tenido oportunidad de abrazar y a los que abraza mi corazón más allá de los mares, a mi ángel boricua que estará en su isla de versos, a mi Súperhéroe eterno ya estas alturas imprescindible, a los que me visitan aquí y allá (en mi alter ego) y a los que aman la poesía tanto como yo...
A todos los que me leen y han leído en este año reciban mi cariño de siempre y mi agradecimiento eterno.
Y seguiremos adelante, felíz cumpleaños y larga vida a La casa del castor.

miércoles, julio 26, 2006

¿Qué me dices?


¿Vienes?¿Te animas?
¿Te animas amor a venir a llenarme los días de soles nuevos?
Te animas a sacarme de la cobardía inexplicable que me ha entrado con los años...la cobardía absurda que me paraliza y me va cargando de sueños falsos, de emociones tardías, de fantasmas que se supone no deberían venir sino hasta muchos años después...
Te animas capullito a venir a colmarme las horas de tu fragancia de pastelito a estas alturas de mi vida cuando ya he pensado que todo está hecho, que todo está en orden, que ya más nada tengo por hacer que mirar la cosecha y los frutos jugosos que he obtenido de ella, como siempre quise que fuera, como tanto me ha costado...
Te animas a que te coma las patitas de queso hasta verte sacar una sonrisa. Mira mi amor... si hasta la piel se me eriza cuando te pienso, cuando te sueño, cuando casi me puedo sentir en el olorcito de tu respiración tibia y cortita como golpeteo que me va acelerando el corazón...por más que he intentado sentir lo contrario.
Te animas acaso a ser mi señal de cielito nuevo, el blanco al que quieren apuntar mis flechas nuevas en ese sendero que he preparado largamente, amorosamente... tal vez para ti.
Y si yo...si yo al fin te pidiera hasta tejerte real entre tanto soñarte, si decidiera al fin salir de mi rincón de temblores acobardada ante la idea de tu sola presencia, si yo me animara, mi ojitos de uvita, manitos guatonas, tesorito redondo, olorcito de miel, si yo me animara de verdad a traerte a mis brazos, a escuchar de nuevo la vocecita dulce llamándome Mamita, a sacarte de ahí, de ese capullo en flor en que esperas quizá por la leche dulce de mis pechos llenos...
Si yo tan solo tomase aire al fin y me animara...¿Tú mi amor, qué me dirías? ¿Vienes, te animas?

miércoles, julio 19, 2006

"Cotidianamente..."

Hace poco un gran amigo me hablaba sobre el valor de lo cotidiano, sobre cuánto extraña en sus días la rutina olorosa del café en las mañanas, las manos amorosas que le peinen el cabello al pasar descuidadamente, trasplantar una flor a un macetero entre dos, bañar juntos al perro, hacer el almuerzo en pareja, despertar un domingo y verle ahí, a su amor en la cama, sin peinar, sin la belleza producida, apenas con esa belleza natural de quien recién se despierta...y amarle de igual forma...
Yo, por mi parte y a este lado del océano, solo podía contemplar sus letras sin lograr entender del todo su necesidad, sin sopesar con fidelidad la carga de emoción que él ponía a cada uno de estos hechos...y no porque me fuera difícil comprenderlo, sino porque al vivirlos durante tantos años, ya casi no me detenía en admirar el valor inmenso de cada uno de esos instantes...hasta que percibí mediante la necesidad inmensa que él tenía de ellos, cuán inmenso también es el valor de lo cotidiano.
Tanto se teme a la rutina que se ha logrado desvirtuar su valor al punto de contemplarla como el peor enemigo para la vida al mirarla en clave del aburrimiento... cuando en realidad es todo lo contrario.
Si pudiésemos parar un instante para mirar nuestra vida hacia atrás veríamos con cariño y sorpresa que aquellos instantes de mayor felicidad fueron precisamente esos que estuvieron cargados con la magia de la cotidianeidad y no los otros...los de las emociones fuertes:
Los programas que veíamos de niños, los juegos con los amigos de la infancia, la comida de mamá (como nadie nunca la ha logrado hacer), las tardes en el colegio, las misas obligadas, las reuniones familiares, las navidades, el diario del Domingo, amamantar al bebé, mudarlo, el perro jugando, el gato ronroneando, en fin...
Y entonces lo entiendo, entiendo que es la rutina, el aroma cotidiano el que teje nuestros días, el que ordena nuestras formas, el que le da sentido a nuestros fondos, el que forma nuestros hábitos, el que arma nuestra historia, la cotidianeidad habla de lo que somos, de lo amorosos o difíciles que podemos llegar a ser, de cuán fácil y llena de cariño le podemos hacer la vida al otro.
Hoy aprovecho un poco esta fiebre que me tiene en cama, esta tos y esta congestión que no me deja respirar ni ir al trabajo para mirar por sobre los tejados de las otras casas, para ver como se evaporan las humedades con este sol de Julio que promete primavera, para ver a los gatos lamiéndose las patas, para ver Tom y Jerry con el mismo entusiasmo que lo veía de niña y observar, observar mi dormitorio, mi casa, las fotos de los niños, los libros, los cojines que yo misma hice, el tejido que nunca terminé, y sonreír, sonreirle a la magia de lo cotidiano, al detalle pequeño que ha hecho mi vida felíz...
Me tomaré la limonada para sentirme mejor y quedarme en este poema de Neruda que transcribo aquí para ustedes y seguir disfrutando de la gripe (a estas alturas bendita) que me ha hecho comprender a mi lejano amigo y mandarle en un beso y en este escrito mi cariño cotidiano, el de cada día.


ODA AL DÍA FELIZ
(Pablo Neruda)

Esta vez dejadme ser feliz,
nada ha pasado a nadie,
no estoy en parte alguna,
sucede solamente que soy feliz
por los cuatro costados del corazón,
andando, durmiendo o escribiendo.
Qué voy a hacerle, soy feliz.
Soy más innumerable que el pasto en las praderas,
siento la piel como un árbol rugoso
y el agua abajo, los pájaros arriba,
el mar como un anillo en mi cintura,
hecha de pan y piedra
la tierra el aire canta como una guitarra.
Tú a mi lado en la arena eres arena,
tú cantas y eres canto,
el mundo es hoy mi alma, canto y arena,
el mundo es hoy tu boca,
dejadme en tu boca y en la arena ser feliz,
ser feliz porque si,
porque respiro y porque tú respiras,
ser feliz porque toco tu rodilla
y es como si tocara
la piel azul del cielo y su frescura.
Hoy dejadme a mí solo ser feliz,
con todos o sin todos,
ser feliz con el pasto y la arena,
ser feliz con el aire y la tierra,
ser feliz, contigo,
con tu boca,
ser feliz.