viernes, septiembre 30, 2005

Eran los 80


Eran los Ochenta...

Todavía era chica en los Ochenta, todavía llegaba del colegio a ver Candy en el Pipiripao mientras me tomaba la leche que me preparaba mi abuelita.
Todavía era chica en el comienzo de esos años.
Pero fue en esa época que crecí y me forjé a fuego hasta llegar a ser la mujer que soy ahora.

Eran los 80 cuando nació el Gonzita, mi hermanito esperado, tan blanquito como un ángel de luz en medio del invierno, en los días en que el Mapocho se salía a recuperar el poderío de sus aguas portentosas cubriendo los cauces que la civilización le arrebató...

Fue en lo 80 cuando corría por los pasillos de la Bolsa de Comercio, por sus subterráneos, descubriendo cada lugar del viejo edificio a la espera de que mi mamá terminara su jornada laboral.

Fue en los 80 cuando me comía a besos los posters de Charlie Alberti y nos contorneábamos furiosos al ritmo de King o Dead or Alive y Los Prisioneros tocaban en el patio de la escuela cuando aún no eran tan famosos.

Cuando el Toni formaba Revólver con el Star y soñaban con fama al ritmo de los primeros acordes de Los Beatles.
Cuando todavía las micros no eran amarillas y la mía era verde y la identificaba por el lagarto Juancho...

Cuando daban Robotech y me cantaba entera las canciones de Lyn Minmei y hasta me creía ella y amaba a Rick Hunter y hasta llené el álbum de láminas.

Cuando me enamoré del Mella y de sus ojos con toda mi alma y llenaba diarios de vida con versos de amor eterno.

Cuando la Orietta cantaba “El extraño del pelo largo” y se arrancaba de clases y nos daba plata para las micros cuando la cosa iba de mal en peor.

Cuando vi por primera vez Romeo y Julieta de Zeffirelli en la Biblioteca del colegio y nunca más me separé de Shakespeare.

Cuando iba a Teatro y al Taller Literario y hasta la profe quedaba maravillada con lo que fluía de mi pluma.

Fue en los Sábados ochenteros cuando recorríamos las calles con el Esteban en busca del sagrado carrete.

Cuando cantábamos a Sol y Lluvia, a Víctor, a Silvio, a Arak Pacha envueltos en ponchos y al calor de un navegado clandestino en las peñas de la capilla...

Cuando mataron al Chino Quilán en una protesta y las calles de la comuna se plagaron de su rostro pintado en las murallas clamando justicia ...

Cuando nos pilló el terremoto en medio del Persa de Zapadores y conocimos el horror en cientos de rostros y el vaivén interminable del pavimento...

Fue en los 80 cuando vino el Papa y todo el mundo se volcó a las calles y hasta los milicos se volvieron buenos...
Cuando ganó la Bolocco y todo Chile se paralizó de la Impresión.

Eran los ochenta cuando salí de 4° y en la fiesta de graduación era la más hermosa de todas enfundada en mi vestido blanco, y al despedirnos con el Devo para siempre después de tantos años juntos nos fundimos en un largo y anunciado beso.

Fue cuando te conocí en una micro, vestida de jumper y vi tus ojos transparentes que me hablaron de amor y me contaron nuestra historia entera con la claridad de un espejo...

Cuando nos escapamos a Pichilemu con la chiva del paseo de la Pastoral y me viste nacer tuya por primera vez bajo las estrellas y junto al rumor del mar...

Cuando nació mi Bachi en medio del fragor del triunfo del NO, a punto de alcanzar la tan anhelada democracia...

Cuando vimos caer al dictador tras tantos años de angustia y tantos “Y va a caer” en el forestal o en las plazas polvorientas de nuestras calles...

Fue en lo 80 donde quedó mi infancia y mi adolescencia, entre el canto popular y el pop gringo, entre Silvio y Durán Durán, entre Soda y Madonna, entre el llanto y la alegría.

En fin, lo mío es el recuerdo, el recuerdo bonito, el que llena las horas, el que pavimenta el presente...

Y como de recordar los 80 se trata es que hoy nos vamos todos a la Blondie a carretear con Yazoo, con Soda, con Devo, a bailar hasta que nos duelan las patas y a tomarnos hasta el agua del florero. (Aquí guateé)

(Ojalá vayan los giles de mi curso, porque ya les avisé a todos y Ojalá no quedemos tan borrados como la última vez. )

Kiantei

miércoles, septiembre 28, 2005

Adiós!


No, no se asusten, no me estoy despidiendo.

Sólo que estuve recordando esa mañana helada en que fui al Rival más débil.
Llevaba rato con ganas de ir a un programa de concursos, pero no a cualquiera, no a reventar globos ni a sacarle gomitas al Hotuiti, quería probarme, probar mis conocimientos, batirme en duelos, demostrar que sabía. Que sé.
Y lo hice, fui , tras pasar uno que otro obstáculo, una que otra prueba de conocimiento, y a cientos de aspirantes como yo.
Hacía frío esa mañana de Mayo, o yo lo tenía entremezclado con los nervios.
Nos explicaron la dinámica, nos dieron 4 galletitas y me filmaron en amena conversacion en un living inventado junto a los otros 7 personajes, todos ávidos de aventura y ambición. Había dinero en juego. Y sólo eramos 8.
Todo iba muy bien hasta el momento fatídico en que me peinaron.
A mí nadie me peina, ni yo me peino nunca. Aclaro que tengo una melena de león indomable y eterna con la cual me siento tan protejida como Sansón o como Aslan de Narnia.
Y me peinaron. Me raparon casi.
Me ataron el pelo en una cola de caballo tan estirada que apenas podía mover bien los ojos.
Ahí fue cuando comenzó mi desgracia, porque sentí el frío soplándome en la nuca, el desamparo y la soledad. Y dejé de ser yo.
La cosa partió tipo 9 de la mañana, los 8 instalados en los podios, los 8 con sus micrófonos listos, los 8 en altura, en medio de la oscuridad y del frío (siempre he oido que hace calor en los estudios de TV, falso), los 8 observados por cientos de ojos de ratas en la oscuridad.
Entonces apareció la Cata como un alma espectral, tan de negro en su extrema delgadez en medio de la penumbra y del humo con sus ojos agudos de comadreja azuzante, lista para darnos de estocadas.
Y comenzamos la primera ronda.
Con rapidez asesina nos lanzó las preguntas una a una desde su ubicación de francotiradora.
1,2,3, se equivocó, seguimos, 6, 7, contesta abuelo, por favor, 8, 1, 2,3, que nervios. Tiempo!
Estuve bien, no me voy, no me puedo ir, ser la primera, no por favor. Espero...la tensión...
Leslie! Tú eres la Rival más débil, Adiós!
Uf, me salvé.
Siguen las rondas, los nervios, uno que otro error, las matemáticas, nunca fueron mi fuerte, en fin.
Vermout, Debut, no son sinónimos? No? Pucha, respondí rápido, no se alcanzó a percibir el error, siguen las rondas, siguen los nervios.
Se fue Leslie, se fue Estefanía, quien sigue? Gerardo, seguro se va ahora.
Estoy tan sola, inmensamente sola, nadie me habla, está prohibido, nadie podrá confabular.
Siguen las rondas, las preguntas, todo pasa tan rápido, sin embargo, ya son las 5 de la tarde, no he comido, no he ido al baño, no aguanto el frío, y sigo...
La Cata lanza sus típicas pesadeces, iba preparada, me resbalan, no es tan dura al fin y al cabo, todo se lo soplan.
Tiro unas tallas, se ríen, buena jugada, caigo bien, Hugo me cierra un ojo ¿Estará de mi lado?
Y entonces la veo, la muy maldita está frente a mí mirándome con odio asesino. Soné, ésta me echa, seguro vota por mí, se lo veo en los ojos pero...por qué, si no he comentido errores.
Y lo hace, vota por mí, la Cata la odia, me defiende, se muere de verguenza, respiro tranquila, seguimos...
Son casi las 7 y esto no termina nunca, se va Gerardo, pobre viejito, quedamos menos.
Interminable ronda, me esfuerzo, ya no puedo más. Tal vez sería mejor que me fuera.
Cruzo el puente en medio de la noche gélida, siento el viento calándome en la frente, me subo al metro, y miro a la gente, nadie me conoce, no sienten mi frío ni mis nervios ni mi rabia ni mi pena ni mi llanto contenido.
Me acuerdo del moño maldito, me lo desato y siento al fin el calor de mi pelo cubriéndome las sienes, el cuello, los hombros, y me entibio, por fin me entibio.
Que paz, ya voy camino a casa, sin millones, sin alegrías, con la furia de la injusticia grabada a fuego, pero libre.
Tal vez no soy tan fuerte como pensaba, ni tan invulnerable, tal vez las cosas me permean más de lo que creo y demuestro.
Pero bueno, soy picota y sigo, y qué tanto.
Ya vendrán otros concursos y arrasaré con todos, y lograré lo que quiero y les demostraré a todos que no soy ni seré La Rival más Débil
Adiós!







miércoles, septiembre 21, 2005

Escribir...


¿Por qué te tomas tanto tiempo en escribir para mí? Preguntó la Musa
Vaya pregunta, párvula pregunta en quien pareciera tener todas las respuestas.
Porque escribir es volcar el alma, es derramarse por entero, es vaciar el sentimiento y el afecto (real o imaginado), sin límites ni contemplaciones, es jugar al límite de la realidad y la fantasía y en cada letra, cada palabra, cada texto que se hila van intrínsecas todas las respuestas.
Que lata debe ser para los autores dar entrevistas: “Bueno, esto lo escribí en un momento de mi vida en que...”
El lector tiene en sus manos todas las herramientas para comprenderlo, debe dejarse bañar por sus emociones, sumergirse en sus párrafos, elevarse en sus sortilegios, condenarse a su martirio, ahogarse en sus profundidades, ponerse en sus manos, moldearse a su gusto, dejarse atrapar.
¿Porqué te tomas tanto tiempo en escribir para mí...? Porque me gusta, porque me nace, porque me nutre, me oxigena.
Porque cuando escribo tiemblo entera, porque cuando escribo a veces lloro, me río, sueño, me elevo por sobre las cosas, y puedo volar libremente muy alto, porque cuando escribo transpiro y siento a mil por hora, porque me transporto, porque puedo inventarme amores dolorosos, bosques insondables, romances indisolubles, pasiones inconfesadas.
Recuerda que todo puede ser una falacia.
La inteligencia del autor es prodigiosa, nunca confunde, nunca mezcla. Conoce lo real.
Solo quiere que lo dejen volar, no cortar sus alas, no mermar sus sueños. Escribir es un don maravilloso, un bálsamo de sueños, solo basta con beberlo, sorbo a sorbo, sin cuestionamientos. El autor no confunde realidad y fantasía, no hay nada que temer.
¿Porqué te tomas tanto tiempo en escribir para mí...?
Por la misma razón que puedo escribir sobre arenas ardientes, bebedores, artilugios, casas abandonadas, viajes en metro, sobre musas dormidas...
Sólo que, a veces la musa se despierta y reclama, y hace preguntas, no sabe que no tiene derecho, o tal vez no quiere seguir siendo musa en este juego inventado.
El autor teje ilusiones, se permite estas licencias, derriba molinos, combate dragones, crea sueños, enamora aves rapaces...el autor no da explicaciones...no debe...
El autor toma venganza, como decía Ernesto Cardenal en sus versos a Claudia: Un día llegará a tus manos el libro de un poeta famoso, y leas estas líneas que el autor escribió para tí...y tú no lo sepas.
Présteme a su musa, le podrán decir.. Pero no. Porque las musas son intransferibles, duermen en el secreto de la quimera de la fantasía sin rostro...ni nombre.
Nada es errado. Todo sigue en su lugar.
¿Por qué te tomas tanto tiempo en escribir para mí...? Resuena como un eco la voz de la musa inconfesada.
¿Por qué? Por pura inspiración no más. Porque me elevas.
Por eso.

martes, septiembre 20, 2005

"Siempre es de noche"


Me gusta Alejandro Sanz, me gusta su poesía, me gusta su música.
Hoy quiero compartir algo de eso.
A ver si la tienen por ahí en algún archivo guardado, en algún cd perdido,
o si la pueden bajar con algún programa de música...
Y la cantamos juntos...

Siempre es de noche
(Alejandro Sanz)


Cuéntame cómo va cayendo el sol
mientras hablas pensaré:que guapo estás,
que suerte ser
la mitad del cuento de un atardecer
que observo al escucharte
porque mis ojos son tu voz..

Acércate, que cuando estemos piel con piel
mis manos te dibujarán
tu aroma me dirá tu edad
junto a ti, unidos sin saber porqué
seguramente se me note
el resplandor de una ilusión
porque a tu lado puedo olvidar...

Que para mi siempre es de noche
pero esta noche es como un atardecer
si logras que a la vida me asome
tus ojos sean los que brillen
y la luna que la borre
y que en mi eterna oscuridad
el cielo tiene nombre: tu nombre

Que no daría yo por contemplarte
aunque fuera un solo instante...

Hace frío, es tarde y tienes que volver
hay alguien que te espera, seguro
una vez más el tiempo se nos fue
¿Volverás?, dime si mañana volverás
como lo has hecho cada tarde
para contarme como muere el día...

Y se marcho, ella se alejó de él
pero como en las cartas...dos puntos, posdata
se me olvidaba, no me presente
solo fui testigo por casualidad
hasta que de pronto él me pregunto
¿Era bella no es verdad?
más que la luna dije yo, y el sonrió

Y ya jamás se harán reproches
por intentar amanecer
no volverá a perderse en la noche
porque su alma hoy brilla con más fuerza
que un millón de soles
pero en su eterna oscuridad
a veces se le oye a voces

Que no daría yo por contemplarte
aunque fuera un solo instante

Te diré que no daría yo por contemplarte
aunque fuera un solo instante...

viernes, septiembre 16, 2005

La guachaca que llevo dentro.


Sorry, no lo puedo evitar.
Por más que durante el año trate de mantener esta melena de león en orden, y comportarme como una damita y pagar el gimnasio por el año entero para obligarme al ejercicio que me mantiene más o menos dentro de las proporciones deseables, por más que uno adopte ciertas poses, cieto life style, ciertos dogmas, se nos viene Septiembre encima y toda el armazón se nos va a la cresta.
Rico igual, me gusta el 18 y qué?, me gusta el zapateo, las patas con tierra, los cabros chicos encaramándose a las rejas para agarrar los volantines, me gustan las calles del barrio pasaditas a humo de tanto asado, me gusta el vino con duraznos y me caen bien hasta los curaos botaos que que quedan por todos lados.
Me encanta que la abuela se deje caer por la Casa del Castor trayendo de su casa el pino listo que preparó el día anterior, me gusta que llegue mi mamita también y entre las dos preparen las empanadas, y sentirme de nuevo una cabra chica, una hija más al lado de mis hermanos y que las viejas se encarguen de todo, me gusta que mi hermana (siendo tan Vip) se impregne de esta alegría dieciochera y compartamos un choripan con cerveza al lado del quincho y bajo el cerezo cargado de flores rosadas.
Me gusta mi patio en Septiembre, me gusta como el verde empieza a tomar el lugar que le dejó el invierno, me gusta ver los capullos a punto de estallar, me gusta que los pájaros canten a sus anchas y libres y que los gatos los miren de lejos, agazapados, distantes, convocados por el humo del asado y amenazados por la cercanía de los humanos.
Me gusta que la casa se me llene de alegría, que los niños corran, se ensucien y peleen.
Me gusta ser chilena, me gusta tener 34, me gusta lo que he vivido, aún en los peores años de este Chilito doloroso, me gusta haber arrancado de los pacos y haberles tirado piedras porque sentía que era una causa justa, me gusta que estén vivos los responsables para seguir detestándolos y porque aún queda esperanza de justicia.
Me gusta mi vida, me gusta como lo hice porque lo volvería a hacer cien veces.
Me gusta ser chilena, no solo porque no he conocido otras tierras (que para eso me basta mi magia), sino tan solo porque es mi tierra, mi tierra de curados de la Vega, mi tierra de terremotos de la piojera, de perniles con ají, de cuecas, de humo, de gente linda, de poetas delirantes, de amores de blog.
Me gusta mi Chile lindo, mi Minichile que tanto extraño aunque me lo pateen.
Lo único que extrañaré de estos días es mi PC que no pienso prender porque necesito un descanso.
Haré un brindis por ustedes, mis amigos virtuales, los que me acompañan con sus letras y me enamoran con su poesía, por ustedes, mis amores que se que me leen cada día y nunca me dejan un comentario por que les da lata escribir, Lucho, Marisol, Devo, Rodrigo, Marce, María José, Shibuya, Puntito, Doda, Tongo, Lucía ( y su amor), Pito, Carlitos Aguilera, Iván y tantos otros. (sorry si se me olvidó alguno)
A su Salud mis amigos.
Y Felíz 18

miércoles, septiembre 14, 2005

Todo puede ser una Falacia

Todo puede ser una falacia.
Todo puede acabar en un abrir y cerrar de ojos.
El día de mañana cambio la dirección de este blog, dejo de llamarme Kiantei y desaparezco para siempre.
Todo puede ser una falacia, decía Shimoda.
Pero hoy, hoy quiero quedarme en esto que estoy sintiendo, hoy quiero quedarme en este ahogo mágico, en este sentir a flor de piel. Hoy quiero quedarme en la oscuridad de la noche, y quedarme para siempre cubierta por esas sombras.
Y caminar por mil calles y sentir el hielo de este invierno calándome muy dentro.
Te conozco desde siempre.
Hoy tengo la vida apretada en la garganta, los latidos pisoteándome las sienes, hoy no quiero apagar jamás esta hoguera, hoy quiero explotar en llanto mi propio Carpe Diem. Un prodigio.
Todo puede ser una falacia. Un cuento efímero, un juego insustentable. No importa.
Y no importa porque la falacia alimenta la poesía.
Porque lo que la oruga interpreta como el fin del mundo...Es lo que su dueño denomina Mariposa.

martes, septiembre 13, 2005

Shimoda


Conocí a Shimoda en el Verano de 1987, cuando apenas tenía 16 años, no recuerdo bien como llegó a mis manos, pero recuerdo con claridad que ha sido uno de los maestros que han guiado mi vida.
Y me estuve acordando cuando fue el momento en que empecé a ser felíz, porque no he sido siempre felíz, cuando era chica lo pasé muy bien, me entraba tarde a la casa, transpirando y con la cara sucia de tanto jugar, y mi mamá me salía persiguiendo para cachetearme cuando hacía alguna maldad, y a veces lograba agarrarme de alguno de los chapes si es que no alcanzaba a treparme rápidamente al árbol y quedarme ahí largo rato esperando a ver que el sol se pusiera en la montaña.
Lo pasé muy bien en esos años. Supongo que esos fueron los años en que comencé a entretejer los hilos de mi vida, a decorarla de Ilusiones, a llenarla de magia, a moldearla a mi gusto y elección.
Esos años en que arriba del árbol guardaba todos mis escritos porque ahí era donde dejaba fluir mi genio interior y desbordarlo en ideas, imágenes, hechos.
Fueron esos años en que conocí los libros que marcaron mi vida, que delinearon mi personalidad.
Porque yo era El Principito que bajó delas estrellas porque discutió con su flor y solo en la tierra descubrió que ella era única en el mundo.
Porque yo era Melquíades que atravesaba la ciénaga con los últimos inventos de los sabios de todas las regiones para despertar la curiosidad de José Arcadio.
Porque yo era la que soñaba con ser Amaranta Ursula, la MamaGrande que se quebraba el espinazo en el cultivo de sus propios frutos.
Porque yo era el Segismundo que se cuestionaba el delito de nacer y que entendió que esta vida es solo un sueño.
Porque yo era la potra de nácar, la mozuela que un gitano se llevó al río y la desbordó de pasión.
Entonces conocí a Shimoda.
Y ya no se trataba de esa magia de campanita, de renos, de elfos, de dríades, se trataba de esa magia que emerge del corazón.
Y entendí que se podía ser realmente felíz cuando uno se lo proponía.
Porque la felicidad no depende de otros.
Ya estoy cansada de leer tanta desazón, a tanto individuo sin norte, tantas almas desconsoladas.
Hoy recordé a mi mesías, y estas son las líneas que él me dejó:


1. Vino al mundo un Maestro,
nacido en la tierra santa de Indiana,
criado en las colinas místicas situadas al este de Fort Wayne.

(Ilusiones, Richard Bach)

viernes, septiembre 09, 2005

Hoy


Hoy quiero dormir
Hoy tengo ganas de llorar, hasta que no me queden lágrimas, llorar de nada.
Hoy quiero correr hasta caer rendida
Hoy quiero comer cazuela
Hoy quiero dormir en mi cama
Hoy quiero ver mucha tele
Hoy quiero un beso tuyo
Hoy quiero mostrar mi cara en este blog
Hoy quiero estar contigo (como ésta mañana)
Hoy quiero ver una película de Tim Burton
Hoy quiero que la lluvia me moje
Hoy quiero hacer ambiente
Hoy quiero que te enredes en mi pelo para siempre
Hoy quiero que todos se acuerden de mi
Hoy quiero sentir tu sudor
Hoy quiero escribir hasta que se me agote el cerebro
Hoy quiero que me abrazen fuerte
Hoy quiero escuchar a la Billie Holiday
Hoy quiero que el cuervo escriba solo para mi
Hoy no quiero ver a nadie
Hoy quiero ponerme mi chaleco café
Hoy quiero ir a caminar por el forestal
Hoy quiero que me hagan el aseo en la oficina (y en la casa)
Hoy quiero que me atiendan
Hoy quiero a mi abuelita haciendome cariño y que me haga sopaipillitas y me ponga el guaterito y tomarme un tapsin caliente y sentirme mejor.
Hoy quiero que todos se queden callados, y no hablen, y me dejen sentir este último resabio del invierno en paz.
Hoy quiero reinventarme y conocerte y que no pase ni un solo día más en que no pueda conocer tu rostro.
Hoy no quiero ir al retiro y volver el domingo y no estar en mi casa, donde debiera, con mis amores.
Hoy quiero quedarme en la Casa del Castor para siempre.
Eso quiero.

martes, septiembre 06, 2005

"Veinte años no es nada"


Hoy caí en cuenta: Aún no he escrito para ti.
Hay una razón:
Y es que me he dejado llevar por la corriente literaria que se mueve fuerte en tanto universo de blogs, y sucumbo con frecuencia a esa lectura atrapante que consume el tiempo.
Tengo otra razón, por ahí alguien me dijo: “Tengo la cagada en el alma”, y hay que ver como le fluye la pluma a esta alma desgarrada. Hay que ver cómo la leen, como vuelca sus sentimientos y como atrapa lectores.
Mi fin primero fue escribir para mí, pero cómo se tienta el ego al saber todo lo que se puede transmitir, si gustas o no, si te leen o no.
Aún no te explico mi razón: ¿Cómo se describe la felicidad cuando ya forma parte de la vida? ¿Cómo se habla del amor cuando se tiene a raudales?¿Cómo se expresa un alma que no está desgarrada, que vive en paz, que no le fluyen las emociones con la potencia que da el dolor? ¿Cómo se habla del amor desde la paz que te dan tantos años de felicidad? Por ahí va la cosa, por ahí va un poco mi explicación.
La pena, el abandono, los cambios, los recuerdos, las emociones, las tentaciones, son grandes aliados a la hora de trazar líneas.
Tontamente a veces quisiera estar más expuesta a estos desgarros con el solo fin de que fluya con más potencia el hechizo de la pluma. Pero ya encontraré el método.
Hoy traté de recordar (y la verdad no me cuesta tanto) esa tarde helada y ya remota en que te ví por primera vez, recordé los ojos fijos con que me miraste, el vuelco que dio mi corazón con la fascinación de tu hallazgo, y ese escalofrío extraño de cuando uno ve, como en un espejo, el reflejo intacto de una vida entera, de nuestra historia, todo coexistiendo en un solo instante, vi en tus ojos los dolores de los atardeceres en el puerto sin dejarnos perturbar por ninguna de las tentaciones del mundo, las nostalgias más tenaces, los tiempos tumultuosos de peñas y barricadas en el fragor de las batallas clandestinas, vi el anuncio de un niño fuerte y bello que se gestó en el fervor de una playa crepuscular, vi como creció y se hizo un adolescente macizo en el inequívoco amor en que ha sido envuelto, encontré en tus ojos el nacimiento de su hermano, su extraña sabiduría, vi sus progresos impacientes, sus tenacidades de muchacho grande, vi todas las trincheras tormentosas, las murallas abrumadoras, los obstáculos imperturbables y vi también cómo los sorteábamos y salíamos airosos, vi la Casa del Castor, nuestra casa, vi como la recogímos de los escombros del olvido y la tejimos entre sueños hasta convertirla en la fortaleza dorada que hoy nos cobija, vi nuestra vida juntos en cuerpo y alma, la vi ese día en tus ojos, con nitidez, tal cual como ha sido hasta ahora. Tan felíz.
Eso vi.
Y hoy, en los días actuales, en que pareciera que la paz que da la rutina pudiera jugar en contra de cualquiera menos de nosotros, sigo sumergiéndome en el abismo de tu mirada para intentar desentrañar en su lucidez la premonición perfecta de nuestra vida futura, y escudriño en ellos, desde hoy y hasta el instante mágico y preciso de nuestros últimos suspiros.

viernes, septiembre 02, 2005

El Pelao


Igual le tengo cariño al pelao.
Hemos tenido sus dramones pero al final el pelao es buena gente.
Como en la canción de Tito Fernándeaz.
Sé que le ha tocado duro en la vida, que ha tenido sus pérdidas, sus soledades, sus tragedias, pero como todo el mundo no más.
De vez en cuando, cuando amenezco más empática lo imagino levantándose tan temprano, tipo 5, para alcanzar a dejar el aseo listo, la casa ordenada, y el piso despejado , todo preparado y dispuesto para hacerle la vida fácil a su padre viejo y enfermo, que se queda solo, sin nadie que le pase un vaso de agua.
Y el pelao aquí, preocupado por si no se le habrá quedado algo en el suelo, por ahí, tirado, que vaya a enredar alguna de las ruedas de la silla y provoque alguna tragedia.
Lo imagino en sus noches, cuando reza (porque sé que reza) pidiéndo por sus humores y abandonos, por sus soledades y sus impaciencias.
Aunque el pelao es el jefe, me enternece el esfuerzo que hace por parecer uno más, por ser tratado como uno más, por ser uno más. Y lo logra.
Y no es que lo admire, ni tanto. Porque a veces creo que un hombre con sus estudios podría haber llegado muy lejos. Un hombre con sus contactos tal vez podría estar mejor ubicado en esta vida.
Un hombre con su preparación podría estar triunfando en los negocios, tal vez en otras latitudes, viajando, conociendo, aprendiendo, creciendo a otra escala.
Un hombre a su edad podría (o debería) haber formado una familia, una sólida familia, numerosa, íntegra.
No, no es eso, no es que lo admire por sus logros, incluso al revés.
A veces tengo la impresión que este pelao se ha quedado estancado.
Estancado en sus rezos, estancado en sus letanías, estancado en los males propios y ajenos, estancado en cuidar a sus padres, en esa responsabilidad sagrada que se autoadjudicó (valorable, por cierto), pero que no le permitió abandonar el nido y forjar su propio destino.
El pelao es cercano, es amable, es leal.
El pelao escucha , el pelao siempre tiene esa palabra de ánimo, esa claridad de pensamiento, ese consejo preciso a flor de labios.
El pelao es sensible, es humano, es hasta dulce.
Hoy venía pensando en la micro y creo que se lo voy a decir.
Se lo voy a decir porque creo que igual le dará alegría.
Se lo voy a decir porque ha hecho méritos.
Igual me costó decidirme, no sé como lo va a tomar.
Pero es que esto es como la conclusión a lo que vengo sintiendo de un tiempo a esta parte.
Hoy me voy a armar de valor, voy a comprale un regalito (algo sencillo) para acompañar las palabras, para endulzar el momento, para suavizar el efecto.

Y se lo voy a decir:
Aquí dentro, muy dentro, pelao querido,
siento que tú eres Mi mejor amigo.
(je, je, se me va a emocionar el pelao)

P.D:Este post no es en doble sentido.