miércoles, julio 26, 2006

¿Qué me dices?


¿Vienes?¿Te animas?
¿Te animas amor a venir a llenarme los días de soles nuevos?
Te animas a sacarme de la cobardía inexplicable que me ha entrado con los años...la cobardía absurda que me paraliza y me va cargando de sueños falsos, de emociones tardías, de fantasmas que se supone no deberían venir sino hasta muchos años después...
Te animas capullito a venir a colmarme las horas de tu fragancia de pastelito a estas alturas de mi vida cuando ya he pensado que todo está hecho, que todo está en orden, que ya más nada tengo por hacer que mirar la cosecha y los frutos jugosos que he obtenido de ella, como siempre quise que fuera, como tanto me ha costado...
Te animas a que te coma las patitas de queso hasta verte sacar una sonrisa. Mira mi amor... si hasta la piel se me eriza cuando te pienso, cuando te sueño, cuando casi me puedo sentir en el olorcito de tu respiración tibia y cortita como golpeteo que me va acelerando el corazón...por más que he intentado sentir lo contrario.
Te animas acaso a ser mi señal de cielito nuevo, el blanco al que quieren apuntar mis flechas nuevas en ese sendero que he preparado largamente, amorosamente... tal vez para ti.
Y si yo...si yo al fin te pidiera hasta tejerte real entre tanto soñarte, si decidiera al fin salir de mi rincón de temblores acobardada ante la idea de tu sola presencia, si yo me animara, mi ojitos de uvita, manitos guatonas, tesorito redondo, olorcito de miel, si yo me animara de verdad a traerte a mis brazos, a escuchar de nuevo la vocecita dulce llamándome Mamita, a sacarte de ahí, de ese capullo en flor en que esperas quizá por la leche dulce de mis pechos llenos...
Si yo tan solo tomase aire al fin y me animara...¿Tú mi amor, qué me dirías? ¿Vienes, te animas?

miércoles, julio 19, 2006

"Cotidianamente..."

Hace poco un gran amigo me hablaba sobre el valor de lo cotidiano, sobre cuánto extraña en sus días la rutina olorosa del café en las mañanas, las manos amorosas que le peinen el cabello al pasar descuidadamente, trasplantar una flor a un macetero entre dos, bañar juntos al perro, hacer el almuerzo en pareja, despertar un domingo y verle ahí, a su amor en la cama, sin peinar, sin la belleza producida, apenas con esa belleza natural de quien recién se despierta...y amarle de igual forma...
Yo, por mi parte y a este lado del océano, solo podía contemplar sus letras sin lograr entender del todo su necesidad, sin sopesar con fidelidad la carga de emoción que él ponía a cada uno de estos hechos...y no porque me fuera difícil comprenderlo, sino porque al vivirlos durante tantos años, ya casi no me detenía en admirar el valor inmenso de cada uno de esos instantes...hasta que percibí mediante la necesidad inmensa que él tenía de ellos, cuán inmenso también es el valor de lo cotidiano.
Tanto se teme a la rutina que se ha logrado desvirtuar su valor al punto de contemplarla como el peor enemigo para la vida al mirarla en clave del aburrimiento... cuando en realidad es todo lo contrario.
Si pudiésemos parar un instante para mirar nuestra vida hacia atrás veríamos con cariño y sorpresa que aquellos instantes de mayor felicidad fueron precisamente esos que estuvieron cargados con la magia de la cotidianeidad y no los otros...los de las emociones fuertes:
Los programas que veíamos de niños, los juegos con los amigos de la infancia, la comida de mamá (como nadie nunca la ha logrado hacer), las tardes en el colegio, las misas obligadas, las reuniones familiares, las navidades, el diario del Domingo, amamantar al bebé, mudarlo, el perro jugando, el gato ronroneando, en fin...
Y entonces lo entiendo, entiendo que es la rutina, el aroma cotidiano el que teje nuestros días, el que ordena nuestras formas, el que le da sentido a nuestros fondos, el que forma nuestros hábitos, el que arma nuestra historia, la cotidianeidad habla de lo que somos, de lo amorosos o difíciles que podemos llegar a ser, de cuán fácil y llena de cariño le podemos hacer la vida al otro.
Hoy aprovecho un poco esta fiebre que me tiene en cama, esta tos y esta congestión que no me deja respirar ni ir al trabajo para mirar por sobre los tejados de las otras casas, para ver como se evaporan las humedades con este sol de Julio que promete primavera, para ver a los gatos lamiéndose las patas, para ver Tom y Jerry con el mismo entusiasmo que lo veía de niña y observar, observar mi dormitorio, mi casa, las fotos de los niños, los libros, los cojines que yo misma hice, el tejido que nunca terminé, y sonreír, sonreirle a la magia de lo cotidiano, al detalle pequeño que ha hecho mi vida felíz...
Me tomaré la limonada para sentirme mejor y quedarme en este poema de Neruda que transcribo aquí para ustedes y seguir disfrutando de la gripe (a estas alturas bendita) que me ha hecho comprender a mi lejano amigo y mandarle en un beso y en este escrito mi cariño cotidiano, el de cada día.


ODA AL DÍA FELIZ
(Pablo Neruda)

Esta vez dejadme ser feliz,
nada ha pasado a nadie,
no estoy en parte alguna,
sucede solamente que soy feliz
por los cuatro costados del corazón,
andando, durmiendo o escribiendo.
Qué voy a hacerle, soy feliz.
Soy más innumerable que el pasto en las praderas,
siento la piel como un árbol rugoso
y el agua abajo, los pájaros arriba,
el mar como un anillo en mi cintura,
hecha de pan y piedra
la tierra el aire canta como una guitarra.
Tú a mi lado en la arena eres arena,
tú cantas y eres canto,
el mundo es hoy mi alma, canto y arena,
el mundo es hoy tu boca,
dejadme en tu boca y en la arena ser feliz,
ser feliz porque si,
porque respiro y porque tú respiras,
ser feliz porque toco tu rodilla
y es como si tocara
la piel azul del cielo y su frescura.
Hoy dejadme a mí solo ser feliz,
con todos o sin todos,
ser feliz con el pasto y la arena,
ser feliz con el aire y la tierra,
ser feliz, contigo,
con tu boca,
ser feliz.

martes, julio 11, 2006

El Gran Pez y el Gran Castor

Fue cuando vi Big Fish que me di cuenta que lo mío al fin y al cabo no era patológico.
El Cine de Tim Burton siempre me ha producido ese gozo de quien está presenciando un milagro o de quien asiste a un espectáculo de magia (de la que para los pelos, no la del simple juego de barajas), ese no creer que fuera posible cuando el corazón siempre ha querido lo contrario.
El cine de Tim Burton me produce lo que en literatura me produce García Márquez, ver y ser testigo de cuando la magia se hace realidad, realidad tangible y cotidiana y propia y maravillosa como sólo la magia puede serlo.
Fue cuando vi Big Fish que entendí que la magia no solo es propiedad de la niñez sino de todo el que quiera soñarla, que es necesaria, dulce y abre todos los espectros de la vida porque habla de creer en lo imposible y hacerlo posible, de jugar a hacerlo cierto integrándolo al alma y conseguirlo de verdad.
Magia también es un poco mentir, por eso pensaba que lo mío era patológico y no sabía si porque era tremendamente mentirosa (en el sentido de inventar mundos y convencer a los demás de su existencia) o tremendamente mágica y soñadora.
Prefiero esto último aunque hay gentes, esas de las que se autodenominan prácticas (yo les llamaría tontos graves) que prefieren llamar las cosas por su nombre, pasarse la magia por buena parte y calificar deliberadamente de mentira lo que podría ser uno de los estilos de vida más gratificantes y felices que uno pueda llevar (no solo le llamaría deliberado sino injusto y prematuro)
Este tipo de personas suelen vivir los desengaños afectivos en forma muy dolorosa, precisamente porque como no conocen de las ilusiones y los sueños, cuando éstas aparecen no saben como manejarlas, se bloquean, suelen amar apasionadamente, entregarse ingenuamente con todo sin mediar nada y sus desengaños luego adquieren características de catástrofe de los cuales les cuesta mucho sobreponerse o definitivamente no lo hacen más y dejan de confiar y creer en todo y en todos.
Lo curioso es que como se sienten implacables, fuertes e invulnerables están seguros de saber dominarlo y aún más, están seguros en sus convicciones y presuponen que la gente soñadora y sensible sufre más. Error.
Convivir con la magia también consiste en comprender las imperfecciones humanas, en elevar las virtudes sin convertirlas en dioses y sopesar los defectos para aceptarlos en toda su magnitud. He ahí la diferencia.
Vivir la magia no es vivir autoengañado, es vivir bien, contento, de otra forma, con otros métodos y terminar siendo muy felíz.
A mis hijos les he contado tantas mentiras, tantas que quisiera seguir contándoselas por el resto de mi vida para poder continuar viéndoles por siempre la carita emocionada y los ojitos brillantes e iluminados que solo tienen aquellos que han heredado y comprendido la magia y aprenden a vivir en ella porque se arman de herramientas que comprenden otras lógicas diferentes a las del resto del mundo y que sirven para la vida mucho más que cualquier otra treta.
Quisiera que siempre me creyeran, como cuando eran chicos, cuando les decía que los truenos son los choques de las nubes que de puro aburridas se ponen a jugar, que la radio sonaba porque adentro había decenas de duendes trabajando en ello, que los temblores no son sino porque los países se estiran un poco y se ajustan entre sí para seguir así de pegaditos, que el ratón no trae monedas a los dientes con caries, que el cuco ciego que oyeron que andaba en el patio por las noches en realidad no representa ningún peligro porque no ve, que el viejo pascuero solo reparte hasta los diez años porque cada día nacen nuevas guaguas que lo solicitan y así, así con los años, así sin fin, así, porque de este modo han ido dulcificando los temores y cuando, ya más grandes, van entendiendo de ciencias, de física, de química, de astros y tecnologías y empiezan a comprender las razones de las cosas y desentrañar todos los misterios que una vez fueron adornados de encanto logran dimensionar con una amplitud de mente asombrosa los alcances de la magia en su más tierna infancia, el cariño con que sus padres les protegieron y alimentaron fantasías que ahora podrán comenzar a vivir, porque la magia junto con la ciencia y la realidad y las leyes de la física y de la materia y la meteorología y la geología y las matemáticas pueden vivir perfectamente en armoniosa convivencia.
Big Fish es la lucha y el triunfo de la magia ante la realidad,o más que el triunfo su complemento perfecto, es la prueba de que todo puede ser verdad cuando lo soñamos con el corazón, cuando creemos que de verdad todo existe.
Es también un poco hacerles sentir a ustedes al entrar aquí que de veras un Castor los recibe, les abre la puerta porque afuera, en este Julio invernal de Santiago, hace realmente mucho frío. Y los invita a pasar, les sirve un té en una mesa dispuesta al calor de un buen fuego y les cuenta historias, historias de magia (o de mentiras, como quieran llamarles), historias simples de una vida también muy simple y ninguno de ustedes me podrá decir que no pudo ver realmente después de leer todo esto cómo el Señor Castor los miró por sobre sus anteojos y les regaló una sonrisa.

lunes, julio 03, 2006

Adiós Flaco

-Tú escribís súper bien-
Me dijo el flaco Cristian cuando le fui a dar mi abrazo a su oficina después de recibir su mail donde anunciaba que renunciaba después de 4 años trabajando acá.
Con el flaco entramos juntos y nunca hemos tenido mucho feeling.
-Hola flaco, que tal estás?- Buen día flaco, ¿Cómo está tú bebé?-o- ¿Eh, todo bien flaco?
Y si, todo bien, gracias por preguntar.
Cordialidad, así podría definir nuestra relación laboral, de cordialidad.
Nunca grandes dramas, nunca atados ni cahuines, un par de encontrones nada mayores ni que merezcan ser recordados, mucha cordialidad...y eso.
Lo que pasaba con el flaco es que es terriblemente espiritual, se encierra en si mismo más que por habitualidad por estilo de vida.
Papá soltero, buena facha, amante de su hija, periodista de la Católica, trabajador, tremendamente católico, autoexigente, en fin, un buen cabro.
A veces su espiritualidad me chocaba - Cómo tanto - decía yo, a veces me lo encontraba sólo en la capilla con una vela encendida y orando con los ojos cerrados.
Al principio siempre me cuestioné que no fuera más que una pose, el flaco es mino y más que mal a las niñas les atraen los tipos, digamos, distintos.
Pero no, no era pose, el flaco ES así, y siempre evitaba con él ciertos temas, muy especialmente cuando se trataban de fe.
–Esta lata no me la banco- me decía a mi misma, y me escabullía olímpicamente a todo lo que pudiera oler a eso.
Yo no cachaba que el flaco me leía y no cachaba porque no le he dado la dirección de mi blog prácticamente a nadie acá en el trabajo.
Bueno sí, al Luchito, pero al Luchito porque es lindo y me miraba con esos ojazos verdes de sultán satisfecho y me decía con voz de Clark Gable: ¿Qué escribes? Y yo la muy...me sumergía en la verdura de su ojos y le exhalaba con una sonrisa y las pestañas flameantes: “Mi blog”, y el Luchito respondiendo a la coquetería me lanzaba: ¿Y puedo leerlo?
Claro, ésta es mi dirección. Y yo que había jurado jamás transigir ante nadie de este trabajo me sorprendía ingenuamente entregándole la dirección de uno de mis más preciados tesoros al famoso Luchito.
Error, porque el Luchito es el asistente del flaco y son tremendos amigos también.
Fue por esos días que el flaco comenzó a leerme sin que yo me enterara sino hasta mucho tiempo después.
Pero esta vez fue distinto, el flaco se va para siempre en busca de desafíos nuevos y estimulantes para su carrera, se va para crecer y surgir y me subió una pena rara, como de esas penas que uno no sabe que le pueden salir del alma porque nunca has llegado a notar como crece el cariño por alguien sino hasta que lo pierdes.
Y en el abrazo que le di al flaco sentí su cariño también y el feeling que siempre pensé que no hubo se fue al diablo porque fuimos como dos hermanos chicos que viven juntos tanto tiempo y que igual nunca se dicen cuanto se quieren y hubo eso, más que feeling, un gran cariño.
Fue entonces cuando se tomó la libertad de darme un consejo, esos de los que solía arrancarme, esos de la índole espiritual, pero como no tenía escapatoria porque estábamos solos y yo fui a eso, a conversar, me largó:
“Te sugiero que siempre escribas desde la felicidad, desde Dios, aún mirando los problemas de la gente, la miseria humana y los dolores, hazlo siempre desde el lado de Dios y no del otro”
Y el clic fue inmediato, como si me sacaran los lentes oscuros y pudiera ver de nuevo el mundo en toda la amplitud de sus colores.
Algunos saben, he estado realmente mal toda la primera mitad de este año, por varias cosas, temas de vida y tonteras inventadas que se han confabulado en mi contra. He conocido demonios que ni siquiera pensé que existían en mí, sentimientos atroces y confusos, he conocido personas, brujas y diablos que han logrado sacar lo peor de mi, gente con la que no quisiera volver a vincularme nunca más en mi vida pero ahí están, en el mundo, y me los puedo volver a encontrar en cualquier minuto.
Y como mi decreto es comprometer la vida en la palabra escrita no he hecho más que escribir sobre ello. Y no me gusta. NO quiero más. Quiero zafarme y a veces siento que no puedo, que son como droga y que me absorben pero que sigo y seguiré intentándolo, reencontrarme con lo que era y lo que creo que aún soy, una tonta buena, tontabuena llena de alegría y energía positiva y sensibilidad, una tontabuena que cree en la gente, en el cariño desinteresado, en las conexiones más allá de las lógicas humanas, una tontabuena que no entiende (porque debe ser muy tonta) como diablos se puede entregar tanto cariño a alguien que solo es capaz de devolver agresividad y mala onda.
Y no, ya no quiero más.
El flaco me miró a los ojos, pero a los ojos del alma con lo que me dijo, como si hubiese percibido todo esto. El flaco es limpio de adentro y yo quisiera ser como él.
Y escribir del lado de Dios es un poco eso, a eso se refiere, a la alianza con las cosas buenas, con las buenas intenciones, la gratitud, la esperanza, el amor, la confianza, la paz, la amistad, y este mundo blog también está lleno de gente de este tipo, mis amigos más queridos. Y no solo de los otros.
Lo vamos a intentar flaco, será mi desafío y mi promesa.
Que te vaya bien loco lindo en todo lo que emprendas (sé que me sigues leyendo), te abrazo como hoy y a la distancia cuando la perspectiva del tiempo ya no nos tenga más juntos.
Me miraste a los ojos y te lo agradezco.
Suerte amigo, te quiero caleta.