martes, abril 10, 2007

Repartiendo Magia

"En el mismo instante, en un restaurante cerca del Moulin de la Gallette, el viento se colaba como por arte de magia bajo un mantel haciendo bailar las copas sin que nadie lo viera..."



A veces siento que hay personas que han nacido con el corazón más grande.
No digo bueno ni mejor, digo grande.
Grande casi literalmente, grande con esa capacidad de ser felices solo asistiendo al milagro de la felicidad de otros.

Grande con más amor para dar del que legalmente les está permitido entregar, eso quiere decir, trascendiendo familia, amistades, parentelas... amor rebosante y verdadero cruzando fronteras y razas, grande abarcando terrenos grandes.
Como los misioneros en tierras inhóspitas, por ejemplo, como los santos (quizá).

A veces siento que el amor que hay dentro del pecho es infinitamente mayor que el que estamos condenados a dar por opción o por papeles.
A veces siento que estoy parada al borde de un acantilado con la certeza absoluta que si doy un solo paso más seré capaz de volar.
Un momento de mi vida en el que soy capaz de todo y en el que el corazón ya no me cabe dentro del pecho, que puedo amar a mil por hora sin importar nada más, por el solo y simple ejercicio de amar, tan solo porque creo que amar es bueno para el alma.

Hace unos días vi Amelie por primera vez.
Fue como asistir al prodigio de una criatura adorable cuyo solo y simple sueño consistía en intervenir estratégicamente en la vida de los demás con el fin de hacerles la vida más amable y feliz.
Amélie, una estratega de la magia (en un Paris que si ya es bellísimo, en esta historia roza lo mítico), que se inventó juegos en las nubes, que lanzó por satisfacción piedras al Sena, que observó a la gente y dejó volar su imaginación me habló del lugar en el que me gusta estar, el mundo entero como un solo torbellino de magia insuflada a los pulmones.

Hay muchos que creen que no se puede, pero se puede.

Es cosa de detenerse y observar, de hacer el ejercicio de escucharse el propio corazón, tan atentamente y en tanto silencio que el bombeo llegue a inundarnos por completo y todo nuestro cuerpo sea un solo latir, un solo sonar de tambores, hasta sentir como el corazón crece y crece de tal modo que se logra amar a una furia y a una velocidad indescriptibles.
Entonces se engarzan prodigiosamente el gusto de reconocernos humanos contradictorios e imperfectos pero conocedores de todos los secretos de la vida y el poder absoluto de hacer crecer el corazón a voluntad para destinarlo al solo placer de repartir magia.
¡Qué sería de nosotros sin las nubes!

Parece una locura.
pero se puede.
Estoy segura que se puede.

17 comentarios:

Damasco. dijo...

así es esto de los derroches literarios, sus conecciones y raudales armoniosos.

Ciao

Damasco. dijo...

conexiones también para no asustar.

Claudia Castora dijo...

Quien podría asustarse con el pecho latiendo a mil y la magia corriéndole por las venas.
No hay más que mirar a las nubes y ver que de verdad puede haber más que un conejo.

Dani Pez dijo...

Muy lindo tu post!... y comparto contigo tus palabras, me emocioné pq justo este fin de semana vi por décima vez (o más), mi pélícula favorita "Amelie"....

Francisca Westphal dijo...

Cada vez que la veo se me escapan los lagrimones de alegría contenida y rebosante... es cierto rucia... la magia esta en ccada esquina de la vida y solo nos queda a nosotros descubrirla para hacer de cada momento un milagro, y se puede, claro que se puede... no lo sabremos nosotras!!!

Tontograve dijo...

Dios hizo el mundo con magia, todavia se pueden ver algunas por ahi, solo hay que saber mirar.

Princessa dijo...

Que hermoso tu post.
Escribes muy lindo.
Gracias por compartir tus escritos con nosotros.
No he visto Amelia, al parecer la voy a tener que arrendar el fin de semana.
Besos

fgiucich dijo...

Esos corazones tan grandes que pueden acoger magia y amor mirando al cielo. Abrazos.

mentecato dijo...

"Qué sería de nosotros sin las nubes."

Una imagen que, por sí sola, es un gran poema.

Un abrazo por tu turbulentísimo poder creador.

Siempre dijo...

Tanta magia habita en tu corazón y en tus letras.Y acá leyendote termino de convencerme que algun+s ven más allá de lo normal y gris que hay en lo cotidiano.
La magia en ti
Un beso querida, me da gusto que esté de vuelta de esta forma.

Juan dijo...

¿Amelia es así? ¿Está en París? ¿Podría encontrarme con ella? ¿Donde? ¿Cómo? ¿Cuando?.

No hago mas que mirar a las nubes y sólo veo nubarrones amenazantes.

Es una delicia leer y compartir tu sensibilidad.

Elisa de Cremona dijo...

por diosssssssss
porrrrrrrrr diossssssssssss
casi tirito...

Polaroid dijo...

oh!
creo que me acuerdo de ti.
tu ibai en el liceo ese del por un amplio sendero de luces?

Polaroid dijo...

porque yo tb conoci al Riquelme y ese timbre horroroso.
saluos!

Claudia Castora dijo...

Pero esto si es sorpresa.
Entonces me cachai cachai en serio, ja,ja,ja...
Que wena.

Unmasked (sin caretas) dijo...

Se puede...pero detras de cada sueno, existe un un sueno "cotidiano" tambien hasta que deja de ser sueno y es cotidiano.

no hay mayor pasion que la que no se consume...despues de la tormenta, viene la calma.

petra

Polaroid dijo...

yo el 89.
bue,ahi nos vemos.
La marisol a nadie, me gustaba la otra,la tierna....luisa? no recuerdo bien.