viernes, mayo 05, 2006

Me dio pena

Me dio pena ese día verlo en esa casa sola y fría y de techos tan altos y tan antiguos.

Me dio pena verla despertando de su siesta de sábado por la tarde, con la semana de trabajo entera sobre la espalda y acompañada solo del gato a sus pies ahora sola en esa casa que conoció tantas risas y tantos llantos.

Me dio pena verlo enfermo, luchando apenas con la enfermedad infame que casi lo llevó al otro lado, habiendo malgastado los mejores años de su vida, de nuestras vidas.

Me dio pena escucharla contando sus aventuras nuevas, esas de segunda soltería, de amistades recientes, de historias que no pertenecen a Mi historia, que son nuevas, que no son más que sueños tejidos con la lana del comienzo de su otoño.

Me dio pena que me ofreciera frutas, uvas, peras, una taza de té, la escultura de fierro del Quijote que acorazaba su mesa pequeña, me dio pena porque a estas alturas a él ya no le queda más nada que ofrecerme.

Me dio pena verla sirviéndome una taza de café hasta la mitad porque ya no le quedaba más azúcar.

Me dio pena verlo solo, viejo, flaco y silencioso cuando en otros tiempos eran sus cantos, sus poemas y sus gritos los que llenaban toda la casa.

Me dio pena verla sola, cansada, sonriendo triste y sin plata.

Me dio pena recordarlos juntos, sus besos, los paseos en familia, las tardes de Sábado junto al televisor frente los cantos y concursos de Don Francisco, las navidades, los cumpleaños, la casa llena, los niños corriendo, el perro ladrando, los gatos tras la comida, la bulla, las risas...tantas cosas...
porque recordar los momentos malos me dan aún más pena.

Me dio pena la vida que no tendrán más juntos, el daño inmenso que se causaron, que nos causaron, la vejez que comienza y que no compartirán.

Me dio pena constatar lo fácil que se pueden tirar por la borda años de felicidad, los sueños de una familia entera, un hogar, una descendencia, trizar ideales, cambiar un futuro.

Me dio pena esa tarde porque estaba gris y hacía frío y así no era mi vida, así nunca lo fue cuando los tuve juntos.

Me dio pena ese Sábado, mucha pena.

5 comentarios:

Francisca Westphal dijo...

Es que es como tu dices: no es solo la tristeza del presente sino también el cómo arrojan los sueños y los proyectos de una vida familiar; sin embargo, ahora nos damos cuenta como cuesta permanecer... un abrazo grande y gigante para ti

LaRomané dijo...

Ambos por separado aún tienen cosas que entregar.
Quizás la pena viene de no mantener las situaciones, pero podemos aceptar la vida y las decisiones de los demás.
Se sigue siendo familia.

Saludos
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LaRomané

fgiucich dijo...

Son las pinceladas que nos va dejando la vida, que en lugar de pintura, nos dibuja con lágrimas. Abrazos.

Indianguman dijo...

Y el único consuelo es que las lágrimas nos sirvan para pintar algo bello que se pueda compartir

Faracita dijo...

Da pena... pero más da cuando uno los ve haciéndose mierda cada día...

la pena... con el tiempo aprendemos a bancarla... la rabia, no tanto...

te leí, mi castora... pero acá... es donde estamos unidas... no?