Vuelven che queridos.Gracias Totales. Gracias Totales fueron las últimas palabras de Gustavo cuando Soda se despidió.
Soda, Soda de mis años, de mis carretes juveniles, de mis años locos en medio de la dictadura y los colores de Moda.
Soda del primer beso, del primer pololeo, Soda del rito, de vitaminas, de misiles en el placard.
Y ahora vuelven.
Vuelven y se me van a llenar los ojos de lágrimas, a lo mejor no, a lo mejor ni tiempo tengo de llorar porque no pienso dejar de cantar Ni un segundo en esta ocasión única, esperada e irrepetible de volver a verlos juntos como en el mejor de los tiempos.
Los rizos de Gustavo, los ojos de Alberti, el bajo de Zeta.
Y pensé que no iba a alcanzar entradas y no... corrí y alcancé.
Y este post es así no más, así de cortito, así de alegre porque además tengo la fortuna de tener vacaciones de Invierno y bueno... me marcho unos días, pocos días, claro, para no extrañar tanto las letras, la magia de los últimos amigos que he conocido, ni los laberintos de faunos en los que me he perdido alegre este último tiempo, en los que me seguiré perdiendo puesto que es la consigna de la magia, la de soñar irremediablemente y seguir soñando en patios de aves cuyos ecos ya no acierto a escuchar y sin embargo no olvido ni dejo de amar, en navíos sin tiempo ni destino sobre olas al ritmo de un saxofón, en zapatos de cuyo interior brota la música, en ventanas de colores, en mansiones, en entrelíneas y porsupuesto, en burbujas... de Soda.












