jueves, noviembre 08, 2007

Compadres


Los sorprendí una tarde en la misma esquina de los encuentros de siempre, donde las sonrisas dibujaban el cancino andar de tantos años, donde se condensan de golpe todos los dolores del mundo. Y los encontré ahí abrazados, en la complicidad que solamente pueden sentir aquellos que han renunciado a ser dueños de sí mismos, en su ruptura fatídica con la vida ordinaria y con todos los avisos del tiempo desdibujándoles la piel.

Pareciera que ese pequeño espacio en medio de la ciudad gris viviera en un ámbito propio donde nunca es futuro, donde siempre es presente, donde el "Así sea" de la vida se conjugara felìz entre sus zapatos agujereados y zurcidos rezumando humedad, entre el frío tejido de hebras ásperas que ya no mellan, y donde un vaso de pipeño barato es el elixir de la vida, la razón y el medio, el principio y el fin.

Me miran sonrientes con su desdentada alegría, con la galantería de caballeros de tangos, de bohemias olvidadas en nostalgias húmedas, lanzando palabras bellas tejidas con el desconsuelo de los años, con la belleza de la poesía de las calles, de barrios matizados de esa miseria alegre del adoquín capitalino, me sonríen en el sueño imaginado de amores furtivos y luego se olvidan rápidamente quedando de nuevo sumidos sus ojos en un punto infinito, en la somnolencia tierna que acompaña a la borrachera.

Aún así mi pasar no interrumpe sus festivas conversaciones, sus encuentros de amigos de tantos años, compañeros de juergas, de canas peinadas con el limón regalado en la vega, de los aromas del vino, de sus frentes que cedieron al arado del tiempo.

Los dejo atrás, en su lugar de siempre, en los muros viejos que los han visto cada tarde, soñando la vida que pasó, la que los juntó un día a cada uno de ellos cargando bajo el brazo los dolores recaudados, sonriendo en la dicha de su historia presente, así, como cada día, a los compadres de aquella esquina.

19 comentarios:

Rodrigo dijo...

Castora...
querida Castora...
primero para dejarte mi abrazo largo y un beso en la frente...
segundo para anunciar la celebración...

beso.

viviana dijo...

pero niñaaa
y la letra!!!!! EXIJO LA LETRA!!!

Claudia Castora dijo...

Se viene...se viene...deme tiempo chica medieval, ya se nos viene!!

Sorry lo perdida, no he tenido un solo minuto para escribir en paz.

Mi humilde entrega por estos días corresponde a inspiraciones de tiempos pasados, a letras guardadas en el fragor de mil batallas que hoy traigo con todo cariño a La Casa del Castor.

Enrique de Santiago dijo...

Un muy buen texto, delicado en su mirada, como siempre estimada castora, tu prosa es muy poética.
Un abrazo

La_Keka dijo...

Me hiciste recordar esos bares de franklin, puente alto y san bernardo esos que están bien escondidos del tiempo.

Un abrazo!!!!
saludos

fgiucich dijo...

Esas esquinas donde el tiempo real se ha convertido en un encuentro de viejos camaradas curados en alcohol pero libres como el viento. Me uno a Elisa de Cremona para exigir que afloren los versos de una vez por todas. Abrazos.

Roberto_Carvallo dijo...

soon un misterio los vagos alcoholicos... para nuestras vidas burguesas....donde está su imán...en el peligro de perdernos nosotros...donde está el limite de la locura...
esas cosas me hacen pensar los viejos chichas...
son los lastres de la vida ..o son poesia olvidada... recuerdos del infierno en la tierra...

lo único que sé...que no uiero ser viejo chicha..aunque a veces hago meritos.



saludos castora..

de niu single treinta-añejo amigo ROB_C

Francisca Westphal dijo...

Haz Castora... uste y sus recuerdos que nos enternecen....yo voy medio apolillada por estos dias, pero siempre presente, eso ya lo sabes... besos y mas besos...

luciérnaga dijo...

¿Que suerte! Llegué por casualidad
a tu blog, y quedé encantada con él.Me hiciste recordar a Don Julio,
un cureña que con gran dignidad
recogía basuritas en mi barrio
de niña.
Un abrazo.

L.

mentecato dijo...

Un abrazo de comienzo.

Hubo un año de vagabundeo con Rolando Cárdenas. Caminábamos aplanando calles, charlando con amigos y bebiendo en tugurios de mala muerte. Rolando vivía en una vieja casona de Catedral, dividida en múltiples habitaciones. De vecinas, el poeta tenía a una viuda rusa con una hija adolescente de una cabellera rubia hermosísima. En verdad, nunca supe si eran rusas o bellísimas hadas. Fue un año plenísimo de afectos y de conocer la metrópoli desde los ojos de dos vagabundos que cantaban viejas canciones de amor.

José Luis dijo...

quiero leggar a viejo y poder tener esos compadres!!!

besos

Eugenia Cristina dijo...

Como siempre, hermoso, aunque en este caso es también tristísimo; con riqueza de imágenes y ese brotar copioso de frases que describen tan bien, por dentro y por fuera.

Un cariñoso abrazo.

Marsu dijo...

El tiempo se detiene en esas esquinas, se escapa de si mismo para compartir esa riqueza que sólo nace entre los muros sucios y tristes.
Cariños!

Anónimo dijo...

Compadrito...¿somo´ amigo o no somo´ amigosss? Esos que son tan yuntas que les falta solamente salir juntos en la foto del carnet de identidad.

Ne acordé de un viejo comercial de la entonces CTC...de dos ancianos sentados todo el día en el mismo banco y que no decían nada hasta que se despedían al atardecer.

Saludos cordiales...a ver si voy a La Piojera un día de éstos.

Rantes dijo...

con un gran amigo nos dedicamos un tiempo a vagabundear por los barrios de Franklin, conocimos gente y lugares hermosos, pero era tan adictivo como perturbador, asi que lo dejamos.......

un gran abrazo amiga

chau

Jedog dijo...

Me gusto tu manera de describir esta situacion que nos acompaña a diario por las calles de chilito.
Me he fijado en ellos, los seres invisibles, que viven su vida tras un inexistente cristal opaco. Pasan al lado tuyo, no te miran, no los ves, pasa esto con muchas personas que desarrollan trabajos menores, como barrer calles, somos como las ...!!!
Pero lo que mas me llama la atención es que detras de ese ser absolutamente marginal, NO HAY UN DELINCUENTE!!! son de fiar, y eso es bellisimo y le agrega a esta condicion un aire de tremenda humanidad.

tukota dijo...

mi comentario es el siguiente:
los borrachos y los niños dicen siempre la verdad, saludos desde mi rincon!

Beatriz Lorca Espinoza dijo...

Aún recuerdo que frente a mi casa había una botilleria, ahí circulaba todo, recuerdo cada rostro quemado por el sol, cada uno con una prominente nariz roja como denotando que eran años de vivir chichamente (jijijijiji) ahora pasado el tiempo ya algunos han marchado al más allá, otros han cambiado sus direcciones, otros ya no salen de sus casas... Pensandolo bien me gustaba ver a los chicos de la botilleria.

Muchos cariños

Laura dijo...

Quiero dejarte un saludo grande y felicitarte, una vez más, por tus bellos post.
Abrazos