martes, enero 17, 2006

Yo también fui conejillo de indias



Pasó que ayer fui a verla y ahí estaba, echándose una pomada verde en la rodilla, entonces se me vinieron a la mente miles de recuerdos y me maté de la risa.

Benditas las abuelitas que con sus conocimientos de años y sus manos cargadas de dulzura nos cuidaron con amor en esos días de fiebres y enfermedades infantiles que nos hacían pasar días en cama mirando Los Bochincheros y dejándonos “curar” por sus cientos de invenciones milenarias.

Yo a mi abuelita la adoro y algún día cercano escribiré largo sobre ella como se merece, pero esta vez me acordé de esos remedios caseros que me daba cuando estuve decenas de veces con amigdalitis, fiebres y toses (eso sin contar la vez que me atravesé una pata con el fierro de una reja y que casi me la cortaron sino fuera por sus cuidados y todo lo demás).

Uno de los primeros remedios que recuerdo era el papel de diario que me ponía doblado en el pecho, primero lo embadurnaba de mentholatum y luego le dejaba caer esperma de vela, y me lo instalaba muy guardado debajo de la camiseta y lo sentía caliente en el pecho, claro que molestaba porque tenía que dormir con ese cartón duro y al otro día amanecía con todas las letras del diario calcadas en el pecho. Igual me aliviaba.

También me hacía respirar una infusión verde de hojas de eucaliptus que hervía en un tarro, el asunto consistía en meterse debajo de una toalla respirando el aroma y al rato me rescataba con la cara colorada, mojada y con el cutis limpiecito.

Inolvidables las rodajas de papitas en la cabeza:
-Mamy, me duele la cabeza- y ella partía rauda a cortar la papa que me refrescaba al instante y que luego me sacaba cuando estaban todas secas y negras como si se hubieran frito con el calor de mi dolor y me quedaban las marcas redondas en la frente.

Cuando se me pegaron los piojos como en segundo básico no dudó en lavarme la cabeza con parafina y me tuvo como 3 horas al sol esperando que se murieran los bichos, después me echaba harto shampoo y me peinaba con una peineta chica que me dejaba llorando, al final me volvía a hacer los rizos como si nada.

No puedo dejar de mencionar el cucurucho de diario que me metió en la oreja cuando tuve dolor de oídos o se me taparon y le prendía fuego en la punta para que me entrara el calor.
También me hizo ver burros verdes la vez que me dio a beber al seco medio vaso de jugo de cebollas puro para aliviar los bronquios.

Cuando me picó una abeja preparó en segundos una pasta de miel, barro y hojitas machacadas de no sé que diablos y me la puso en la pierna
Y me apretaba la frente con un cuchillo de mantequilla cuando me había caído para que no me saliera un cototo.
Cierto es que logré zafarme de las ventosas y el famoso ladrillo caliente porque nunca tuve cistitis ni infección urinaria alguna, que si no...

Me dio a beber mil infusiones, palito de no sé cuanto, uñita de no sé qué, hojitas de no sé donde, hierbitas del campo, florcitas del valle y así, tantas cosas que ya no recuerdo.
Ayer la vi echándose con tanta fe esa pomada verde que recordé de inmediato que más allá del remedio lo que de verdad me mejoraba era el amor con que me lo daba y la fe que le ponía a este cuidado.

Cierto es que jamás nunca he dado nada de esto a mis hijos, en estos días uno no confía más que en el tapsin, el ibuprofeno o todo remedio que termina en "ina" mientras sea suministrado siempre por un médico.
Sin embargo no puedo dejar de recordar esto con gran cariño y una que otra vez cuando me he sentido mal suelo extrañar sus manos amorosas poniéndome papitas en la frente y diario mentolado en el pecho, que nunca sabré si sirvieron o no, pero marcaron sin duda los momentos mejores que he pasado a su lado.
Capaz que en el futuro me sorprenda el día menos pensado haciéndole lo mismo a mis nietos.

18 comentarios:

Catalina Pimentel dijo...

Que entrete debe ser el cariño a una una abuela, para mi no hay recuerdos cuando mis amigas me comentaban por allá por el 95' de sus paseos en Estación Central con su abuela, pero tengo los fabulosos recuerdos que aun vivo junto con mi tío, una de mis razones de vida. Ay, ya me bajó la emoción.º

Luciana dijo...

Ja! el ladrillo caliente!
(ese si lo conoci yo...)
de las ventosas me libre...eso sí...menos mal...aunque yo sé ponerlas...y de hecho...creo en ellas...

Luciana dijo...

Eso sí, aunque aplicaba algunas supersticiones, mi abuelita envidiaba la existencia moderna de las ladysan...y el fin de las supersticiones que ella vivió... en que se decia que la mujer "en esos días", no debía bañarse y/o lavarse el pelo...porque ¡PODÍA VOLVERSE LOCA!

A lo mejor por eso todas andamos como cabras de cerro...hmmmm....

Claudia Castora dijo...

Lo más probable, ja,ja.

Profe Lita dijo...

Increíble!!! yo tb pasé por todo eso... nunca te pudieron una vela sobre una moneda de cobre para sacarte el aire de la espalda y uno sufría con la posibilidad de que la esperma de la vela cayera sobre la piel.. jajajaja

Qué grande!!!!! mi abuela era parecida y única a la vez, ella era del sur, no leía ni escribía, sólo quería, cuando pienso en ella lo primero que se me viene a la cabez aes que me salía a ver con sus botas y su vestido floreado corriendo, asustando a sus pavos y gallinas por abrazarme tan fuerte que yo ni respiraba... jajaja increíble!!! la extraño tanto!!!

Grax por compartir esos recuerdos!!

Lita

fgiucich dijo...

Què bueno que hayas conocido a Carolina; lamento no poder viajar a Santiago en estos dìas porque hubiera sido un placer conocerlas a ambas, pero ya habrá otra oportunidad. Luego volveré para leer eso de "conejillo de indias". Abrazos.

Fab Llanos dijo...

joer! yo padecía de exactamente lo mismo!. jajajajajaja. Qué recuerdos!. Gracias. Un petó

pomelo dijo...

jajajajajajajajaja
tambien pase por todo eso: papel de diario en el pecho, el tarro de eucaliptus, el cucurucho en la oreja, juguito de cebolla para los bronquios y tb para la oreja, las papitas en la cabeza, los calzones rojos de lana, sentarse en el ladrillo caliente, las ventosas, ...jajajajaja
algunos de estos secretos los mantengo, sobretodo el del cucurucho...hace tiempo aprendi a hacermelos sola y puta que alivian!!!!
creo que esta sabiduria tb tiene su origen y los prefiero mil veces a cualquier remedio, sobretodo terminados en ina.
seguro que a mis hijos tb les hare cucuruchos y cosas por el estilo.

ah, se me olvidaba, el famoso metapio rojo que dolia un kilo, el aguita de arroz para la guatita y el remedio favorito de mi abuelo, los polvos magicos que sanaban todo y siempre habia un poco en sus bolsillos:
polvos de misiricoco que tu no los ves y yo tampoco.

beso y abrazo.

Claudia Castora dijo...

Claro!!!
Me acuerdo del metapío y también del agüita de alibur (no sé como se escribe), era un polvo verde que disolvía en agua y servía para desinfectar las heridas.
Y me acabo de acordar del Azul de Mitileno, no sé si aun existe pero era así como para los calores al estómago y te dejaban la boca entera azul,
ja,ja,ja

Fab Llanos dijo...

jaaajajajajja!. ptas las shamanas estas!!!

Tontograve dijo...

uta que linda!!!!!!

mu linda, mu.

Hey te usurpe tu nombre en el ultimo post.
bye.

fgiucich dijo...

Has abierto el baúl de mis recuerdos. Entre mi abuela y una tía, me hacían lo mismo con la hoja de diario y el sebo de vela; idem con el eucalipto y el alcanfor...Tantos recuerdos; mi abuela ya no está, obviamente, pero la disfruté hasta sus 96 años. Abrazos.

Francisca Westphal dijo...

Me acorde de mi abuelita también, entre hojitas y diarios calientes me quitaba cualquier cosa... un abrazo mi negris

Ponto García dijo...

Teneis que escribir todo eso. Se va a perder. Y va a ser una lástima.

¡Por favor!

Rodrigo Z. dijo...

De recetas y medicinas alternativas (hoy... complementarias) impuestas nunca supe mucho, pero si me pusieron cataplasmas, papa rallada con limón y aceite cuando tenía la lengua muy blanca, a modo de purgante; agüita de ruda con azucar quemada para la güatita.

Mas por "mi cuenta" he intendao ser conejillo de mis propios experimentos.... y ese puede ser (seguro será) motivo de todo un post.

Lindo como siempre, muchas gracias.

R.

Un abrazo

Dtalix dijo...

mmmm, yo tengo un remedio re weno, me esta sirviendo ahora.


solo olvido

Xiao Mei dijo...

dichosa tu que aun puedes verla hacer todas esas cosas con tanta fe.
Mi nanita murio hace ya 10 años y aun no consigo superarlo, cada vez que veo a mi hija pienso lo mucho que la habria querido, lo chocha que estaria y me da pena que mi niña se perdiera de conocer a una mujer tan maravillosa como ella.
espero algun dia volver a verla y decirle que a pesar del tiempo yo no la he olvidado ni he dejado de quererla.

saludos
lindo post

Fab Llanos dijo...

mi guachis: mi mail es: fallanbu@hotmail.com. No pude abrir el tuyo. Un besote enorme.