jueves, agosto 25, 2005

"El Panchulocu"


Recuerdo que era la estrella del "Show de Ernesto Caramelo" y que disfrutaba las performances de Rafaella Carrá cuando a duras penas entre las dos lo levantábamos por los aires tratando de contener la risa.
Lo recuerdo en su foto de primero básico, transpirando y con la corbata chueca.
Y en los piques que se pegaba a Apoquindo los Sábados por la mañana para aprender computación, tan animado en poner en práctica la escueta información teórica que recopilaba de los Icaritos.
Lo recuerdo camino al colegio con su buzo azul marino con rayas a los lados que en ese tiempo se compraban en cualquier lado y que ahora están de última moda.
O tocando en una tocata con sus eternos amigos aquellas melodías de Soda y los Beatles secundado por un séquito de nacientes fans.
Lo recuerdo en Los Bochincheros cuando concursó tocando la tuba y se ganó ese rompecabezas de Superman con miles de piezas que nunca pudimos armar.
Lo recuerdo amarrando cajas en el Súper y atendendiendo el puesto en el Persa para ganarse sus primeras monedas, para comprarse sus cancioneros o los posters con que tapizaba la pared.
Lo recuerdo con su partidura al medio recién bañadito y listito para acostarse apenas terminara el Japenning.
Lo recuerdo luchando por abrirse paso en esta vida y lo recuerdo también lográndolo. Y lo extraño.
Pero hoy, hoy solo lo imagino.
Lo imagino en su depto del Centro con todo lo conseguido, sus títulos, sus diplomas, sus tremendo equipos de sonido.
Lo imagino mirando el celular que le suena y apagándolo cuando ve que es alguien de nosotros.
Lo imagino al tanto de lo último en tecnología. Leyendo tal vez el diario financiero, sentado en su sillón de gerente .
Lo imagino con sus dolores, sus recuerdos, sus penas y su soledad.
Lo imagino en las calles de la plaza Ñuñoa, en el cinearte, o escuchando sus últimos Cds de los mejores bajistas.
Lo imagino los fines de Semana, cuando le toca salir con el Nunón llévandolo a los juegos de la Plaza Brasil.
Y de nuevo lo extraño.
Porque quisiera tenerlo más cerca, como antes, como cuando eramos chicos y eramos solo tres y jugábamos todo el día.
Un vez se nos ocurrió decirle que no existía y nos matamos de la risa, le dijimos que no existía en todo el sentido de la palabra, ni si identidad ni sus estudios ni su estado civil. A lo mejor tan buenos fueron los argumentos que se lo creyó. Y a lo mejor tanto se lo creyó que empezó a practicarlo. Y era solo una talla.
Era rico tener un hermano chico y decirlo en el colegio: "mi hermano chico..." Hoy ya no sé bien que decir, no solo porque me dejó hace ya tiempo 30 centímetros más abajo, no solo porque logró una mejor profesión que la mía (por lo que lo de "chico" le puede ofender), sino porque se ha alejado y no hablo de esa distancia de metros o kilometros sino esa distancia más dolorosa y más profunda que es la distancia del corazón. Esa distancia que se da sola, esa distancia que provoca estas nostalgias. Esa distancia que no la provocan ni los conflictos ni las peleas ni los malos entendidos ni las traiciones. Esa distancia que la provoca el tiempo.
Y duele esta lejanía natural, tan sola, tan progresiva. Es el destino de las familias. Es la ley de la vida, es el poblamiento mismo del mundo.
Cuando te aparezcas por la Casa del Castor te prenderé la estufa si tienes frío, te serviré un té en tazón grande, un té con canela como se que te gustan y hablaremos de Cine, de libros, de canciones, de muestras de Arte.
Si te apareces un día por nuestras casas ya no intentaremos levantarte como a la Rafaella, ya no podríamos.
Pero tal vez tiremos las piezas del rompecabezas sobre la mesa e intentemos armarlo una vez más.
Capaz que ésta vez sí lo logremos.

12 comentarios:

KiKa dijo...
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KiKa dijo...

Sólo puedo decir que me hiciste llorar con lo que escribiste.

Este último tiempo estoy en una extraña transición, donde el miedo, y la melancolía por el pasado lleno de sueños posibles se aleja cada vez más de mí.

Siento que no podré alcanzar las quimeras infantiles de forma colorida, siento que la emoción me abandona y ahora soy una autómata, que camina como los robots hacia una vida manejada, por eso lo del día de la marmota, siento que aunque me esfuerce, no podré cambiar mi vida, pero creo también que es una buena película.

Espero llegar al punto en que vea que la monotonía es sinónimo de paz.

Sé también, que estoy pasando por uno de los pocos momentos de tristeza que he tenido y que son bastante extremos y rápidos...

Cuídate!

Catalina Pimentel dijo...

dioc. lo casi lo convierten en truman :o

dioc. la lluvia me satura

Catalina Pimentel dijo...
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Catalina Pimentel dijo...

kjajajajajajajajajaja :)

francisco josé dijo...

La distancia del corazaon? .....que palabras mas ciertas. Como nos alejamos a veces, sin sentirlo, sin desearlo siquiera, ni provocarlo, pero si permitirlo con nuestras omisiones. No lo dejes ir del todo!
Saludos

Luciana dijo...

Me resulta incomprensible que las familias se alejen.
Pero pasa. Aunque yo no lo entienda (porque mi familia es tan chica que es imposible perderse)
Esto me recuerda un cuento de Nathaniel Hawthorne que lo resume bien, se llama "Wakefield".
Quizás sea la rara explicación de esas distancias que sólo un número, unos pasos, un taxi y pocas lucas, pueden romper.

Sofía del Mar dijo...

Muy potente tus palabras,
muy lindas,
pero dolorosamente ciertas,
hablan de afectos suspendidos,
en el tiempo,
en el espacio,
en el corazón,
Es la realidad, Como duele!
Un abrazo muy comprensivo y cariñoso para ti.

Tontograve dijo...

mierda

Lo de Verdad dijo...

yo he decidio tener conimgo solo a mi nucleo familiar.. el resto la verdad me da igual. en todo caso ha sido precioso y doloroso leerte. te dejo un beso y te cuidas si?.

Fufina dijo...

Son tantos los recuerdos que se me vienen a la cabeza, como las vacaciones de verano en la playa, los cumpleaños, los años nuevos, las trepadas al padre árbol, el cocorocoooo,el bautizo de las muñecas, los cuentos y en especial el principe que recreabamos, no solo esa caja de superochos amarrada, si no los sacapica que iba a comprar y que para ahorrar la micro se subia y los vendia a diez pesos,la dormida en una camara de neumatico para un verano,las ensaladas de lechuga bien aliñadas que la Man le preparaba cada sabado que llegaba para ir al persa, luego revólver, como olvidar a su gran amigo Carlitos Oliva, y luego en U al guatón Parraguez.
Hay tantos otros más recuerdo que me parecen tan cercanos, como de una persona a la cual conoci mucho, y que hace mucho pero mucho tiempo no veo y no se de él, lo que si se es que existe, si existe y no solo en mis recuerdos si no que en alguna parte de este mundo, y que a lo mejor se ha dormido, o a lo mejor perdió la memoria, pero calma y paciencia que apenas comience un destello de alguno de estos recuerdos. será capaz de superar el frio y llegar a la casa del castor y yo escucharé un telefonaso que me dirá puse la tetera y estoy horneando un pastel porque al fin pudimos armar aquel rompecabezas que durmio por años.
Los quiero mucho

cilley dijo...

Muchos años después, todavía me emociona leerlo.