viernes, agosto 26, 2005

A Gala

A Gala
Hoy traía listito mi tema para escribir, de hecho, me fui en la micro en la tarde y como me suelo inspirar en las micros (me cuesta menos que llorar) ando con mi libretita y mi lápiz listos apenas me asalten las pequeñas musas que llevo dentro.Y lo hice, escribí como suelo hacerlo, con el corazón y llegué entusiasmada hoy a transcribirlo y publicarlo, pero antes, decidí salir a dar unas vueltas por otros sitios, al patio trasero, a la bodega de carga, a donde muere el pensamiento, al que colecta ilusiones, visité al tontograve y a la tonta buena, en fin, donde suelo ir.Hasta que me detuvo ese tema tan doloroso, tan lleno de prodigio y magia, de sangre y tiempo, de desgarro y consuelo: Ser Madre.Y volví a la Casa del castor donde suelo encontrar refugio y calor. Y nada, me quedé con una sensación grande de pena, pena porque los hombres suelen enfrascarse en discusiones sin sentido de lo buenos padres (o madres) que pueden llegar a ser. Y claro que así es. Tengo grandes amigos, que han criado a sus hijos en la más completa soltería, y los han sacado adelante con éxito.Es sólo que no soportan cuando entre mujeres hablamos de este peso milenario que es parir, de esta carga ancestral que es llevarse un hijo al pecho y sentir como baja tu leche mientras él se alimenta, es como si envidiasen el desgarro que se siente cuando te lo arrancan de la matriz y sale al mundo y lo primero que siente es tu respiración en su cabeza cuando lo recuestan sobre tu corazón.No soy una feminista, no tengo nada contra los hombres ( basta con que lean algunos de mis otros post) es solo que de verdad siento que nuestra figura es más sólida, de verdad creo que los hijos son nuestros, de verdad he visto que el papel de la mujer en la historia ha sido sangrante, guerrero, sublime.De verdad siento que esta carga pesa, que el dolor pesa, que el desgarro pesa, que parir pesa, que los pechos llenos pesan. Pesan en el más amplio sentido de la palabra.No tengo muchas propuestas para los hombres, no sé, menos discutir tal vez, menos tomar banderas de "lo buenos padres que somos o podemos llegar a ser", o "el amor por mis hijos puede ser mayor que el de una madre", que puede ser. Obvio que sí.Hablo de poesía amigos, de disfrutar del poema de parir, de gozar del prodigio de amamantar, de envidiar en silencio este castigo divino de llevar un hijo en el vientre. De escuchar nuestros rezongos y nuestros dolores, de no dividirnos en nuestras responsabilidades. De callar, callen, callen más. Se ven tan bellos.Total, nunca podrán ser madres. Qué belleza.

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